Fiebre. Un entrevista a Matías Candeira
Fiebre
Matías Candeira
Editorial Candaya. Madrid, 2015
359 páginas
La editorial Candaya apuesta por Fiebre, primera novela de Matías Candeira (Madrid, 1984). Reconocido hasta la fecha por diversos premios de relato breve; editado con anterioridad sellos por Tropo, Páginas de Espuma o Salto de Página; becado por la Fundación Han Nefkens. El autor madrileño ha seguido durante los últimos años una trayectoria ascendente, que culmina ahora en el género extenso de la narrativa. La suya es una novelística única, centrada en un estilo donde lo lírico acompaña a lo argumental para crear una atmósfera que, partiendo de la cotidianeidad, se torna sórdida y alucinante.
Matías estuvo en la librería Antígona de Zaragoza el pasado noviembre, presentando Fiebre junto a sus editores, Olga y Paco y al escritor Sergio del Molina. Días más tarde, tras la lectura de Fiebre, le planteé las siguientes preguntas que él amablemente me contesta.
Hasta ahora lo tuyo había sido el relato breve. ¿Por qué decides pasarte a la novela?
Soy un amante de las buenas estructuras narrativas. Desde luego, hay un momento en la vida de un escritor en que uno, como Ulises, está pidiendo una Odisea a la que dirigirse. Una novela sirve para irse muy lejos una temporada y, con suerte, regresar cambiado y con menos certezas.
Más allá de la anécdota que relatas al comienzo de Fiebre, ¿Por qué apodaste a tu protagonista, “El Canibal”?
Otorgarle ese nombre fue una decisión fruto del propio proceso de escritura y de la construcción del personaje. En los primeros estadios de Fiebre, el protagonista no tenía esa estatura imponente, ni esa fuerza física. Tampoco había introducido el detalle de la mancha de nacimiento que pinta de forma ritual, para protegerse de la presencia de sus muertos y gestionar su duelo.
Una vez que tuve claro que él sólo podía ser una suerte de “buen salvaje” que ha conseguido funcionar en sociedad, pero que guarda una conexión interior con una psique oscura y venenosa, se me ocurrió esa escena en la que habla de una película que vio de niño. Recuerda cómo le impresionó ver al jefe de una tribu de caníbales pintándose la cara, lo que allí nació. Me di cuenta de que un protagonista con un nombre, digamos, ceremonial, primitivo y hasta violento, podía dar mucho juego en la historia.
Fiebre trata sobre la paternidad; sin embargo, Tobias Wesser, progenitor del Canibal, es un padre moribundo y ausente. ¿No resulta paradójico?
La paradoja es la salsa de tomate de la narrativa. Hay cientos de historias de padres que han vivido de facto con sus hijos y los han educado a su modo. Eso proporciona al escritor una clase de conflicto muy amplio y rico desde el que trabajar. A mí me hacía falta partir de su opuesto para escribir el libro, sobre todo tratándose de una investigación en la que Caníbal dispone de muy pocas pistas, y sus recuerdos sobre su padre son cuestionables o admiten posibles errores de interpretación.
¿Quisiste primar el estilo sobre la trama, la lírica sobre la narración?
Fíjate que yo creo que se complementan bastante bien en este caso particular. Me esforcé en que la novela fluyera y gozara de remansos poéticos, y que, al mismo tiempo, un estilo alto no estorbara a la trama. No quería olvidar esa parte detectivesca del libro.
El narrador de Fiebre recurre con frecuencia a las metáforas. Parece que te sirvas de ellas para distorsionar la realidad, para crear una atmósfera fantasmagórica.
Para mí, el lenguaje es un elemento de enorme importancia en esta novela. Hace estar al protagonista en el mundo, y es su manera particular de reconstruirlo, violentarlo y cuestionarlo. Por tanto, las metáforas, la poesía y la atmósfera que deriva de esa alquimia eran cosas que me parecía que se podían combinar para crear “espacios” ajenos al realismo. Espacios de tensión para lo fantasmático, lo siniestro, lo no dicho, lo humorísticamente negro y también, por qué no, lo emocional. Es una novela muy dolorosa y catártica, creo.
En la novela homenajeas el cuento Los muertos, de James Joyce. ¿Qué escritores, clásicos o actuales, son tus referentes literarios?
Llevo años siendo incapaz de responder a esta pregunta. Soy capaz de admirar a muchos escritores, más de los que caben en las 354 páginas que tiene la novela.
Eres escritor e impartes talleres de escritura creativa, ¿No te enfebrece tanta literatura?
La literatura y yo nos llevamos bien sólo a ratos. Hay que poder pagarse la luz, el gas y un buen pijama.
¿Por qué motivos y a qué lectores recomendarías la lectura de Fiebre?
Casi todo el mundo querría saber quién fue (de verdad) su padre. Si pasan de la página treinta, no la van a soltar.