Honor, fuerza y conocimiento
Sin duda, se trata de tres adjetivos indispensables en cualquier civilización antigua. En la cultura occidental, la recreación idealizada de la cultura espartana, con sus valores arquetípicos, ha dado lugar a la creación de una fascinación compartida, que ha llegado hasta nuestros días en forma de representaciones- desde cómic, pasando por películas, o novelas históricas- más o menos fidedignas, de la vida espartana. El escritor aragonés Sebastián Roa, consolidado autor de novelas históricas, acaba de publicar en la editorial Ediciones B, la novela Enemigos de Esparta.
La novela nos transporta a la Grecia Clásica, de la primera mitad al siglo IV a. C. Un periodo difícil y poco conocido de la historia, donde una Esparta, invencible y cruel, domina a los pueblos, a través de un férreo control sobre las demás ciudades, apoyados por guarniciones militares. En esta novela, los héroes de la función dejan de serlo, y se convierten en el enemigo. Mientas, en Atenas, un grupo de ciudadanos tebanos que viven exiliados, conspiran para lograr rebelarse contra la tiranía espartana. El héroe, el personaje principal de la novela, todavía no se ha dado a conocer. Promaco, que así se llama, es un mercenario de clase baja, pero que destaca por su valentía en el combate, y con un prometedor futuro militar, aún así, no parecen ser motivos suficientes para conseguir en matrimonio a Veleka, sacerdotisa de la diosa Bendis. Ambos amantes deciden huir juntos en busca de los espartanos, ya que Promaco los admira. Pero los dioses tienen preparado un plan alternativo para nuestro protagonista, y una serie de circunstancias harán que precisamente sea un espartano, el que rapte a Veleka, y humille a Promaco. El amor del joven por Veleka le lleva a jurar que no dejará de buscarla, aunque tenga que entrar en la mismísima Esparta.
La historia de Prómaco y su búsqueda del amor verdadero, recoge mucho de obras literarias universales, como La Ilíada de Homero, por ese legado heleno, y su cultura, pero también bebe bastante de La Divina Comedia, de Dante, pues un descenso a los infiernos más mental que físico, y el temor de la duda por su amada, serán compañeros inexcusables, durante toda la novela, de nuestro protagonista. A lo largo de treinta y tres capítulos, seremos testigos del nacimiento del Batallón Sagrado de Tebas -formado por parejas de amantes homosexuales- , tratado en la novela con respeto. Nos adentraremos en la genialidad de dos personajes de peso como son Epaminondas y Pelópidas, y en la mentalidad de los hombres y las mujeres de entonces. También seremos testigos del declive de Atenas, el dominio y caída de Esparta, y el breve surgimiento como potencia de Tebas.
Durante la lectura, se observan pocos saltos temporales salvo en el epílogo, que nos llevará 20 años hacia delante, tiempo ya, del futuro Alejandro Magno. Nos encontramos ante un cuadro de gran riqueza narrativa, donde el autor, divulga a la par que entretiene, algo difícil hoy en día en el género de la novela histórica. No obstante, el autor construye una ficción comprensible, mezclando en sus tramas personajes históricos reales con personajes ficticios. Estamos pues ante una novela de amor, pero también de fe, el verdadero amor, es la búsqueda del bien del otro, y a la búsqueda del propio bien. Como le desvela el oráculo, al protagonista de esta historia: “ignorar lo que estaba al alcance de tu mano porque para ti era inalcanzable”.
Sebastián Roa. Enemigos de Esparta. Ediciones B. Barcelona, 2018. 583pgs