andalán 50 años » II. Des-velando Andalán » 2.7. Los principales temas
Mujeres en Andalán: una minoría, pero más de las que pensábamos
Para celebrar el 50 aniversario de Andalán, los amigos de Andalán me encargan que escriba sobre las mujeres en la revista. Y como ayuda se me manda un listado con nombres de las que escribieron en ella. Mi primera impresión es de sorpresa, al ver el considerable número de nombres en el listado. Con aportaciones muy diferentes, en temática, extensión y duración en el tiempo, a lo largo de los quince años de vida de la revista en papel (1972-1987), alrededor de un centenar de mujeres diferentes firman algún artículo: periodistas, profesoras, escritoras, poetas, políticas… Confieso que en su día no tuve la sensación de que hubiera tantas.
Al señalar que son más de las que creíamos me refiero a las que firman algún artículo. Indagando con más detalle, me doy cuenta de que la mayoría escribieron uno o dos, es decir su presencia fue limitada. No obstante, la impresión positiva permanece. Sin abandonar la idea de que fue una revista donde los hombres fueron los protagonistas principales, quiero destacar las aportaciones de las mujeres, empezando por su contribución en algunos niveles en los que ellas están realizando esas tareas de cuidado siempre invisibilizadas y a las que desde el feminismo hemos tratado de dar valor y empujar hacia su universalización.

Edith Dufour y Marisa Santiago. Fotografía tomada de EFC, 2013, p. 372.
Las primeras a destacar porque realizaron tareas que son clave para sostener cualquier empeño, fueron las compañeras de vida del grupo fundador. Entre ellas, destacaré a las que conozco, dos por mí muy queridas, Marisa Santiago y Juana de Grandes. Ellas no sólo estuvieron al lado de Eloy y Labordeta y realizaron tareas de cuidado tan afectivas y prácticas como alojar invitados y alimentar literalmente algunas de las reuniones, sino que también participaron en el movimiento feminista, dentro y fuera de la casa. Y para muestra, rescato esta foto en la que Edith Dufour y Marisa Santiago participan en una manifestación a favor del divorcio. El n.º 78 de Andalán recogió esta manifestación, la primera de este carácter que se realizaba en Aragón desde 1939. El lema fue «Divorcio y derechos de la mujer en la Constitución»—, pedían una ley de divorcio que no fuera discriminatoria para las mujeres y una nueva regulación relativa a la patria potestad. Posteriormente, la revista convocó una mesa con las organizaciones feministas para debatir este asunto.
Preguntado Eloy, siempre referente de lo vivido, me habla de otras muchas que pertenecen a esta y otras categorías, me envía sus nombres sin apellidos -y me apena, porque una de nuestras reivindicaciones es tener apellido- pero aquí están porque confío en que quienes lean estos nombres sabrán quienes son y seguramente podrán completarlos. Se trata de Marisol, María Ángeles, Mari Carmen, Concha, María Luisa, Papi, Mariví, Pilón, Angelines, Teresa, Nacha, Nati, Ester, Magdalena, Benilde, varias Pilar, María José, Lola, Nieves, Encarna, Anabel… Y añade, en reconocimiento debido: “A todas debemos la
injusta parte secreta, de trabajos, soledades, apoyos”.
En cuanto a las que se implicaron en la Junta y las reuniones del grupo editor, de nuevo tomo la referencia de Eloy que dice fueron pocas, unas 35. De ellas destaco a María Dolores Albiac, que formó parte del grupo de fundadores; hubo otras, que participaron en debates y cenas, como la artista Julia Dorado, que no escribió, y por eso la menciono aquí. El resto escribieron y de ellas hablo algo en lo que sigue.
Previamente, quiero hacer dos puntualizaciones: una, que no es pretensión de este trabajo hacer un análisis en profundidad de la presencia de mujeres en Andalán; esa tarea merecería más tiempo y más espacio; dos, que incluso cuando menciono a algunas de ellas, tampoco puedo hacerlo como merecerían: son demasiadas. Así es que pido disculpas de antemano por la ligereza y los olvidos, pues solo entresacaré algunos nombres y realizaré pequeños comentarios de quienes me resultan más familiares.
Los años 70
Para situarlas en contexto, regreso al segundo tomo de las memorias de Eloy, Los años de Andalán. Memorias (1972-1987) publicado en 2013, un documento indispensable para seguir los pasos y vicisitudes por los que transitó esta publicación, una verdadera biblia que contiene circunstancias, nombres y contenidos que permiten conocer la historia de la revista de un modo cuasi exhaustivo. Allí leo que fue en L’ Aínsa, el 16 de septiembre de 1972, donde quince hombres y una mujer, María Dolores Albiac, lo fundaron. Eran “profesores, periodistas, estudiantes, con una media de treinta años … (un grupo que logró pasar) de 3000 a 16.500 ejemplares y de 280 a 5.100 suscriptores… (conformando) una de las más apasionantes aventuras culturales y políticas en la época contemporánea aragonesa y aun española” (E.F.C., 2013, p. 22).

Lola Albiac. Fotografía tomada de EFC, 2013, p.45
Es destacable que en su evolución en el tiempo, Andalán pasó de ser una revista fundada por un grupo en el que sólo hay una mujer y con escasísimas firmas femeninas en su primer año (tres artículos de María Dolores Albiac Blanco y uno de María Luisa Ledesma Rubio, “Las Cortes medievales y Ejea de los Caballeros”), a un penúltimo número, en diciembre de 1986, que fue coordinado por dos de nosotras (Teresa Agustín y Carmen Magallón) en el que, como luego apuntaré, el protagonismo y contenido de sus páginas estuvo casi totalmente en manos de mujeres.
En la primera etapa, de 1972 a 1977, ya he dicho, hay muy poquitas. Encontramos a la mencionada Albiac, profesora del Departamento de Filología española de la Universidad de Zaragoza y después destacada Académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis. Sus primeros artículos versaron sobre estudios etnológicos y sociológicos de Ansó; en total fueron doce los que firmó, ocho de ellos en este periodo, y que fueron incluidos en las secciones de Literatura y Comarcas, Filosofía, Pensamiento, Cultura e Historia Internacional. En los años 80 escribe menos, pero lo hace hasta el final, publicando en la sección El libro quincenal y en Historia Aragonesa. En 1986, un mes antes del cierre, publica “Las morales ilustradas en la obra de una figura aragonesa: Josefa Amar y Borbón (1753-ca. 1805)”. Además de estos, treinta más los firmó junto a José Carlos Mainer y a su marido Gabriel de Jaizquíbez, además de aquellos que realizó con seudónimos.
Otra profesora de la Universidad de Zaragoza, Aurora Egido, pronto catedrática de Literatura Española y más tarde de la Real Academia Española (en 2013), escribe dos artículos en la sección de Literatura (1973) y años después, otros dos, entre ellos, “La poesía aragonesa en el siglo XVII” (1979).
En los comienzos, 1973, Sigrid Schmidt von der Twer escribe “Sobre la lengua catalana en Aragón” tema que retomará diez años más tarde. Intrigada porque no sé quién es, la busco en Google y encuentro una noticia de 2020 que me lo dice y que me afecta como alcañizana que soy: leo que ella y su marido Artur Quintana, ambos filólogos y con lazos en la Franja, ceden a la biblioteca de Alcañiz 8.200 volúmenes, incluido un archivo fotográfico del Bajo Aragón.
Y pocas más: Rosa Lorenzo, a la que conocí en los 80 en el Colectivo por la Paz y el Desarme, escribe en 1974 sobre las ATS y sus circunstancias. Y Mercedes Gallizo, ya despuntando en lo que será su compromiso vital escribe en la sección de Política aragonesa (1976).
Las periodistas
Los años que van de 1977 a 1982 son mencionados por Eloy como “La hora brillante de los periodistas”. En 1977 Andalán pasa de ser “un quincenal voluntarista, cultural, de izquierdas y aragonesista” a ser “un semanario volcado sobre todo en la información social y política” (EFC, 2013, p. 472) constituyéndose en Sociedad Anónima y con personal contratado. Las firmas de mujer son más abundantes y van a corresponder, sobre todo, a las periodistas contratadas, que tendrán un relevante papel en el trabajo de la revista. Una de ellas, Lola Campos, dirigirá Andalán desde el n.º 345 al n.º 366 (octubre, 1982), un periodo de transición y regreso de semanal a quincenal, de nuevo bajo la dirección de Eloy. Hasta 165 artículos firmó Lola Campos, concentrados entre 1979 y 1982, con apenas cuatro en los dos años posteriores. La temática que abarca es amplísima, es decir, escribe en todas las secciones: Andalán y las artes liberales, Apuntes biográficos, Arte, Barrios, Comarcas, Cultura, Sociedad, Deporte, Ecología, Economía, Educación, Filosofía, Historia Aragonesa, Laboral, Literatura, Marginación, Sanidad, Música, Nacionalismo, Autonomía Aragonesa, Ordenación del territorio, Partidos políticos y Sindicatos.

Lola Campos. Fotografía tomada de EFC,2013, p. 59
Otras periodistas que escribieron esos años y hasta mediados de los 80 fueron Julia López Madrazo y Adelina Mullor. También abordan todos los temas, con inclusión de asuntos feministas. Julia López Madrazo firmará 55 artículos con su nombre y 40 más como Manuela Calamita. Su sensibilidad por la igualdad se plasma en que escribe sobre otras mujeres y sobre reivindicaciones del feminismo: así, en 1978, publica “Pilar Bravo. Feminismo y Constitución” (n.º 173) y dos años más tarde, en Laboral (n.º 274) “Las mujeres se incorporan a la lucha” y “Divorcio: una ley que no sirve” (n.º 275); en 1981 aborda las violaciones, el Día de la Mujer Trabajadora y “Pilar Laveaga: una mujer de cristal”; en 1982, escribe sobre los diez años de feminismo en Aragón. Por su parte, Mullor firma 22 artículos, la mayoría en 1984 y quiero destacar que, en 1985, uno de sus artículos se titula “Malos tratos a mujeres: un grito silencioso entre cuatro paredes” (n.º 422), reseñable porque se publica en un momento en que este asunto todavía no se veía como problema.

Julia López Madrazo, en la redacción de Andalán
Otras periodistas colaboraron: Margarita Barbachano con tres artículos sobre enseñanza (1977), el Frente Sandinista (1978) y “Zarpazo entre colegas” (1983). También Gema Villa publicó en dos ocasiones: “Maria Carmen García Nieto: la historiadora de las mujeres” (1983) y “Paz: para nosotras también, claro” (1984).
Políticas y feministas
Mercedes Gallizo, a mi entender, una de las políticas aragonesas más brillantes también escribió en Andalán. Su trayectoria y eficaz proyección nunca me extrañaron pues pude conocerla en los años de universidad, cuando en los años 70 cursaba Filosofía y Letras en Zaragoza. Era entonces de los Comités de Estudiantes Revolucionarios de Zaragoza (CERZ) y del Movimiento Comunista (MC); más tarde, ya en el PSOE, seguiría la estela de Victoria Kent llegando a ser directora de prisiones. Su primera contribución en la revista aparece en 1976, cuando escribe en la sección de Política aragonesa. En total firmó 8 artículos, entre ellos: “La izquierda revolucionaria se une” (1979), “La Asamblea Autonomista a debate” (1980), “El panorama de la prensa feminista en España” y “Las mujeres, el feminismo y la política” (1982). El último: “Abortos en las Jornadas Feministas. Lidia Falcón se enfada” (1985).

Gloria Labarta, Fotografía tomada de EFC, 2013, p. 372.
Tan pronto como 1977, es significativa la aportación de Violeta Ibáñez: “La juventud comunista se reúne”. Antes de irse a vivir a Barcelona, Violeta fue detenida por su pertenencia a las juventudes comunistas. Muchos muros aparecieron entonces con pintadas de “Violeta Ibáñez Libertad”, y algunos creyeron que Libertad era su segundo apellido. En 1984, María Teresa Gallego publica “La mujer en el franquismo”.
En el campo del feminismo, Gloria Labarta, abogada que encabezó peleas legales a favor de derechos de las mujeres no reconocidos, como la despenalización del adulterio, fundadora de la primera organización feminista de Aragón, la Asociación Democrática de Mujeres Aragonesas (ADM) y más tarde presidenta del Club de mujeres La Sabina, entre 1979 y 1980 publicó tres artículos en Andalán, entre ellos, “Divorcio: la otra cara de una polémica”.
En 1983, Juana López, también escribía de asuntos sindicales y feministas: “General Motors: las lecciones de Cádiz”, también sobre la Convención de Movimientos por la paz en Europa (1985) y sobre los diez años del movimiento feminista. Hacia el final, en 1986 y 1987, la socióloga y profesora de la universidad de Zaragoza Ángela López, que tan tempranamente nos dejó, escribe un par de artículos, uno de ellos sobre “La cultura de la amistad”.
La Librería de Mujeres, tan importante en Zaragoza como lugar de encuentro y de compra de bibliografía feminista, tuvo su espacio en Andalán. De ella escribieron Pili Laínez y Toñi Olaverri, las dos en 1984. También tuvieron espacio en la revista libros importantes para el feminismo. En el n.º132, 1977, se habla de Las mensajeras de Evelyne Le Garrec (Tribuna Feminista. Editorial Debate), que contiene conversaciones con obreras francesas, agricultoras, amas de casa, una especie de libro-testimonio; de Marxismo y liberación de la mujer (Dédalo ediciones), una antología de seis textos (cuatro franceses, de la revista «Marx et Crève» y dos anglosajones) con introducción de Fini Rubio, y una útil guía del Asociacionismo femenino en España. Y se menciona un libro que fue una referencia ineludible para muchas de nosotras: Geraldine Scanlon, La polémica feminista en la España contemporánea (1868-1974), (Ed. Siglo XXI).
Escritoras, poetas, profesoras de Arte
La escritora Ana María Navales firmó cuatro artículos en Andalán, publicados en el apartado de Bibliografía aragonesa (1976, 1979 y 1980) y dos Galeradas en los 80. Magnífica escritora, recibía en su casa a jóvenes que nos adentrábamos en la escritura, como éramos Teresa Agustín y yo que amábamos la poesía. Por eso sé, que ella siempre abominó de situar su escritura bajo el paraguas de escritura femenina, así es que tal vez se revolvería en su tumba si viera que formaba parte de un artículo de este tipo. Por eso te explico, Ana María, que esto no va de escritura femenina sino de ‘mujeres que escriben’, por lo que no era cosa de dejarte al margen.
Soledad Puértolas, a la que conocí en 2008, cuando el Ayuntamiento de Zaragoza decidió nombrar a cinco de nosotras: Pilar de Yarza, Cristina Nerín, Teresa Perales, Soledad Puértolas y Carmen Magallón “Defensoras de Zaragoza”, publicó un sólo artículo y hacia el final tuvo presencia en unas Galeradas.
En el ultimísimo número, que fue el 466-467, de enero de 1987, también escribía Ángela Labordeta: “Un joven escritor maduro: Ignacio Martínez de Pisón”.
El arte tuvo un espacio importante en la revista, en coherencia con la riqueza del rico legado aragonés. Fue sobre todos Carmen Rábanos Faci la que se ocupó del tema escribiendo hasta 73 artículos en las secciones de Andalán y las artes liberales, Arte, Arqueología y varios, todos desde 1979 hasta 1986. En este año, tuvo su incursión en una temática algo diferente publicando “Mujer, pareja y libertad”. En secciones de artes populares y cultura, María Isabel Álvaro Zamora publicaría 17 artículos entre 1977 y 1982.
Teresa Agustín, amiga del alma y poeta turolense, colaboró con Andalán ya desde principios de los 80, firmando en la revista en distintas secciones hasta trece artículos, con títulos tan sugestivos como “La magdalena, el deseo y, quizás, Marguerite Duras” (1982); “Simone de Beauvoir, una mujer que habita su escritura” (1984) y “Los ojos claros de una mujer imprescindible” (sobre Mercedes Gallizo, 1986), entre otros. Fue una de las que publicó tempranamente unas galeradas. Ella formó parte del grupo andalanero implicándose cada vez más y está en la foto del cierre en 1987. Al final, ella y yo compartiríamos la coordinación del penúltimo número.
El futuro es mujer
Personalmente, siempre me sentí parte de esta revista que había nacido del grupo de mis queridos profesores que fueron referente intelectual y aliento afectivo en el instituto de Teruel en los años 60 del pasado siglo. Fui suscriptora de Andalán desde el principio y aunque no publiqué mucho, siempre la sentí como algo muy mío. Fueron cinco los artículos que publiqué, escritos desde el enfoque de visibilizar el protagonismo de mujeres como grupo o individualmente: sobre el Partido Verde Alemán y su diputada suplente Heidi Dann, que nos visitó en 1983, sobre el campamento de mujeres por la paz en Zaragoza (1984), sobre “Marisol Navarro. Una mujer en la vicepresidencia de Las Cortes de Aragón” o sobre mis abuelas del Bajo Aragón.
Junto a Teresa Agustín, asistía a veces a las reuniones del grupo editor en la calle San Jorge y a las cenas posteriores en casa Emilio. Ellos nos acogían con cariño -éramos sus alumnas-, hacíamos risas y nos empujaban a escribir. Y fue al final del periodo de la revista en papel cuando Teresa y yo nos animamos a aceptar el encargo de coordinar un número, el penúltimo. Fue el n.º 464-465, correspondiente a diciembre de 1986. En él, el título del editorial que escribimos, “El futuro es mujer”, se hacía eco de una película del momento y , por primera y única vez, utilizaba como voz común el femenino plural. No olvido cuando en el debate grupal del editorial alguien lo detectó y se extrañó al respecto. Y fue Javier Delgado quien enseguida dijo: ‘en femenino, ¿por qué no?’. El grupo asintió y aquel número, efectivamente, salió en femenino plural y fue mujer en presente, ya que el contenido también lo era. Incluía galeradas de Ana María Navales y Soledad Puértolas, Merche Gallizo en Paisanaje, entrevistas a Pilar Maldonado, Marisol Navarro, y Amparo Bella escribía sobre la Librería de Mujeres. Así mismo se presentaba un proyecto organizado por mujeres (Maruxa Paz, Montse Reclusa, Teresa Agustín y Carmen Magallón) dirigido a publicar poesía escrita por mujeres, la Editorial Labati, tan artesanal y tan querida. En la misma página, José A. Rubio Abella reseñaba su primer número, “Sobre la Dhuoda, de Teresa Agustín. La levedad sugestiva”.
Mi conclusión final sería la siguiente: atendiendo a los distintos niveles y papeles que jugaron las mujeres, es cierto que siempre fuimos minoría en Andalán, pero no estuvimos ausentes: en sus páginas y en sus tareas hubo más de las que pensábamos.