andalán 50 años » II. Des-velando Andalán » 2.7. Los principales temas
El lugar de la historia en Andalán
Es bien sabido que no hay un único Andalán, sino que la revista evolucionó a lo largo del tiempo. Aquí nos vamos a centrar especialmente en los primeros años de su existencia, aunque también haremos un pequeño epílogo sobre el último periodo, el de su etapa como revista cultural desde principios de la década de los ochenta.
Hace ya veinticinco años, que el historiador Ignacio Peiró, en el mejor estudio que existe sobre el lugar ocupado por la historia en Andalán, afirmó: “Andalán no fue un periódico de historia y sin embargo, al leerlo hoy, parece que cada uno de sus artículos, de sus titulares y palabras estén iluminados por el recuerdo y el espíritu de la memoria”[1].
Podemos entonces preguntarnos no solo por la razón de este gran peso de la historia en la revista, sino también identificar y destacar las características especiales del tipo de historia que va a verse reflejada en sus páginas. Así, podemos señalar tres rasgos fundamentales: se abordan temas claramente incómodos, olvidados o marginados durante la dictadura; los autores son personas que o están fuera o en los márgenes de la academia; y, por último, se adoptan enfoques que, en aquellos años en la academia, apenas tienen presencia o esta es muy minoritaria, al menos en la Universidad de Zaragoza. La paradoja es que en una revista político-cultural de oposición al franquismo surge lo que, de nuevo en palabras de Peiró, es “la más interesante empresa realizada en Aragón por promover una visión polémica del pasado”[2].
Si comenzamos por los temas olvidados, incómodos o marginados hasta entonces, sin duda habrá que destacar los relacionados con la II República, la Guerra Civil, el aragonesismo, el análisis crítico del pensamiento de Costa, o más genéricamente los relacionados con el pasado de Aragón en aspectos muy variados.
En cuanto a los enfoques, sin duda los trabajos publicados quieren presentar una visión renovada de las formas de hacer historia. La línea general es de alejamiento de un positivismo rancio para pasar a una historia mucho más interpretativa, en la que diversos aportes teóricos buscan cimentar bien esas interpretaciones. Por un lado, hay que destacar entre esas influencias teóricas, un materialismo histórico renovado bien liderado por Juan José Carreras, acompañado por ejemplo por Carlos Forcadell. Pero en general la renovación de la historia social o de la historia económica también están presentes como fundamentos de una nueva forma de hacer historia.
El punto clave para entender esta eclosión e importancia de la historia, es el grupo humano que está detrás en Andalán y específicamente el de los autores de los artículos con contenido histórico. Es fundamental, por lo tanto, tener en cuenta quiénes son esas personas que constituyeron, lo que citando una vez más a Ignacio Peiró, fue “un grupo restringido de historiadores, unidos por el interés de esbozar un auténtico programa de investigación para el estudio del pasado regional, la interpretación general de la historia y el desarrollo del conocimiento histórico”[3].
Al frente de él, sin duda tuvo un papel decisivo el director-fundador de Andalán, Eloy Fernández Clemente. Historiador y periodista, Eloy une en su persona el interés por realizar un tipo de investigación diferente a la predominante en la academia zaragozana y española en general, y el de difundirla, hacerla llegar a un público movilizado hacia la democracia, que necesita tener una visión de la historia diferente. Eloy no es una excepción, sino que se enmarca en una generación de jóvenes historiadores que en lugares muy diversos de España están alineados con este proceso de renovación del conocimiento y la investigación.
Son los años en los que historiadores y economistas están accediendo a posiciones en las universidades, en las que la historia social, la historia política y la historia económica se están renovando, abriéndose a las corrientes predominantes en los países desarrollados y rompiendo el duro aislamiento que se había producido durante la dictadura. Pero la clave no es solo el papel del director, sino el hecho de que este está rodeado por un grupo humano de historiadores jóvenes que han leído hace poco tiempo sus tesis doctorales o están inmersos en su elaboración. Hemos citado ya a Carreras y Forcadell, pero no podemos olvidar a historiadores económicos como José Antonio Biescas y Luis Germán, historiadores de la literatura y la cultura como José- Carlos Mainer o historiadores del derecho como Jesús Delgado, por citar solo a algunos de los más frecuentes colaboradores. Tras ellos desde Pau, la sombra inspiradora y protectora del maestro Manuel Tuñón de Lara.
Para este grupo que o está todavía fuera de la academia o tiene posiciones marginales, historia y compromiso político no son facetas separadas de sus vidas. Por ello, Andalán se convierte en el lugar privilegiado en donde pueden abrirse a la sociedad, desempolvar temas o airear nuevos enfoques. Esa interpretación renovada del pasado, sin duda es una pieza más de un esfuerzo político para caminar hacia la democracia y derrumbar la visión del pasado construido durante la dictadura. Allí, cobra un lugar fundamental el esfuerzo por buscar también en la historia la legitimación del reivindicativo aragonesismo de izquierdas de Andalán. Este grupo de historiadores, por ejemplo Luis Germán o Eloy Fernández, rastrearán en el pasado los antecedentes en el combate por la autonomía en los años republicanos y los precedentes.
En los años posteriores, el establecimiento de la democracia, pero también el acceso a posiciones académicas consolidadas, y el giro de Andalán hacia el periodismo político, hicieron que la historia perdiera peso en sus páginas, aunque mantuvo su presencia con algunos de los antiguos colaboradores. La revista, liderada ahora por periodistas, estaba mucho más interesada en el día a día. El grupo de historiadores se orientaba hacia su carrera universitaria. Necesitaba publicar en revistas académicas de sus disciplinas, impartir clases y superar oposiciones y concursos. La transición democrática, la celebración de elecciones libres y el proceso autonómico, restó urgencia al uso público de la historia tan relevante en los primeros años.
Pero en los últimos años de la revista, cuando Eloy Fernández asume su dirección e intento de salvación con un grupo de personas en el que se mezclan algunos de los fundadores y jóvenes que habían sido lectores de la revista en su adolescencia, la historia volvió a ocupar un lugar relevante. En una revista de orientación cultural, la historia de nuevo ocupa un espacio importante en sus páginas. En ello es fundamental no solo la presencia de los más destacados historiadores de la primera etapa como Eloy Fernández, Juan José Carreras, Carlos Forcadell o Luis Germán, sino que entre los jóvenes que se suman a la empresa hay un número apreciable de investigadores en sus primeras etapas, para los que la historia social, cultural o económica es su tema principal, como es el caso de Eliseo Serrano, Antonio Peiró o el autor de estas líneas.
Vicente Pinilla
[1] Peiró, Ignacio (1997): “La historia en un periódico o los combates por el estudio del pasado en Aragón”, en C. Forcadell (dr.) Andalán 1972-1987. Los espejos de la memoria, Ibercaja, Zaragoza, pp. 177-198.
[2] Ibidem., p. 179.
[3] Ibidem., p. 181.