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La educación en Andalán

Sembrando entre los pupitres

 La educación fue siempre un asunto de interés prioritario en las páginas de ANDALÁN. “Aragón y la obsesión pedagógica” se decía en el comienzo de su andadura. Ya desde sus inicios se abogaba por una democratización de la enseñanza y, siempre, entendiendo la educación “como instrumento de liberación crítica” y “el maestro como factor de cambio”, como titulaban algunos de sus editoriales.

 

 

En los primeros números la atención se centró especialmente en los temas universitarios, con varios informes sobre el Colegio Universitario de Teruel, la Facultad de Letras o los cambios que se iban oteando en nuestra Universidad pública (la UZ, la Universidad Aragonesa). Paralelamente, fueron apareciendo noticias, y sobre todo opinión crítica, sobre la Ley General de Educación (LGE, ley Villar) que entonces comenzaba su puesta en marcha.

En varios números, especialmente a comienzo de curso, se incluyeron informes sobre la educación en Aragón. Algunos, muy amplios. Los temas fueron cambiando, pero se mantuvo una línea de análisis que no podía entonces verse ni oírse en otros medios. “Hablar en estos momentos de la educación en España es hablar de problemas”, se decía en un editorial (nº 24, 1/09/1973). El escándalo de los textos escolares, la rebelión de los profesores, el fracaso de la EGB, los hijos de la plastilina, la supresión de escuelas al crearse las concentraciones en el medio rural y las polémicas en algunos institutos de Enseñanzas Medias fueron algunas de las noticias, siempre comentadas con rigor, que podían leerse en los años de la transición.

 

 

Posteriormente el foco se puso fundamentalmente en algunos asuntos que iban configurando, aun sin haber recibido todavía los traspasos de competencias, un modelo educativo aragonés que, de alguna manera, nos diferenciaba de otros  territorios. Por una parte, las lenguas como seña de identidad, elemento propio de ese Aragón trilingüe; en las páginas de Andalán se publicaban, de vez en cuando, artículos en aragonés y en catalán. Por otra, la escuela rural, servicio público imprescindible en un extenso territorio que en gran parte llevaba camino de convertirse en un desierto demográfico; en numerosos artículos se criticaba la planificación educativa centralista al tiempo que se ofrecía información sobre experiencias e iniciativas desarrolladas en aulas de todos los niveles educativos en el medio rural aragonés.

Justamente la innovación pedagógica se convertía en un tercer elemento para avanzar hacia un modelo educativo propio. Se revisaba la rica historia de nuestro territorio; en el cincuentenario del colegio nacional Joaquín Costa, los aragoneses en la Institución Libre de Enseñanza o las Jornadas Pedagógicas del 32, por ejemplo. Al mismo tiempo se abrían puertas a los movimientos de renovación pedagógica. De manera especial, con la Escuela de Verano de Aragón (EVA), movimiento que cada septiembre llegaba a congregar a cerca mil enseñantes (así se llamaban entonces) en seminarios, charlas y, sobre todo, debates sobre los problemas que preocupaban no solo en el mundo educativo sino a la sociedad aragonesa. El lema “Por una escuela pública, popular y aragonesa”, que se mantuvo durante casi todas sus ediciones, definía muy bien el objetivo central del más importante y trascendente movimiento pedagógico del Aragón del último cuarto del siglo pasado.

 

 

En Andalán también tuvieron espacio algunos grupos (Colectivo del Martes, Colegio de Doctores y Licenciados, Aula Libre) que impulsaron la EVA y los equipos y colectivos que nacieron a su calor, algunos con la colaboración del Instituto de Ciencias de la Educación, como Clarión, Tremedal, Maestros de escuelas rurales, etc.

En las páginas de Andalán se recogieron también entrevistas a personalidades del mundo de la educación, algunos de fuera (Marta Mata, Jaume Carbonell, etc.) aprovechando su paso e intervención en nuestra tierra y otros aragoneses (Santiago Hernández Ruiz, Félix Carrasquer, etc.) que mucho tenían y podían aportar a la educación aragonesa.

Andalán siempre tuvo claro que se definía “por una nueva escuela para el niño aragonés”, como titulaba en una entrevista al Colectivo Clarión (nº 214, 20/04/1979). Esa línea la mantuvo desde sus inicios hasta su desaparición y esa siembra entre pupitres ha crecido en muchos y muchas docentes de esta tierra y en la propia educación aragonesa.