andalán 50 años » II. Des-velando Andalán » 2.8. Andalán y la Cultura

Las Galeradas : importante sección

Las Galeradas, hoy poco recordadas salvo por sus protagonistas, fueron posiblemente el conjunto literario más importante de su tiempo, con otro concepto de revista, pero siendo vía de evocación de valores del pasado (Marcial, Miguel Agustín Príncipe, Goya, Costa, Cajal), y escritores de los años treinta del s.XX: Tomás Seral –de quien, además, se recuperó el número 14 de Noreste-, Ángel Samblancat, Felipe Aláiz, o agrupados en Altoaragoneses rebeldes y exiliados.

Como era lógico estando José Antonio Labordeta casi al frente del empeño (idea, creo que del feliz Luis Ballabriga), de su mano se presentaron y seleccionaron textos de toda la generación del Niké: aparecen hasta cuatro veces su hermano Miguel (no era nepotismo, Miguel fue un grandísimo poeta, quizá el mejor del siglo aragonés), dos García Abrines y Julio Antonio Gómez, y una todos los demás: Pinillos, Ildefonso M. Gil, José Antonio Labordeta, Luciano Gracia, G. Gúdel, F. Ferreró, A. Castellón, A. F. Molina, A. Artero, I. Ciordia, J.A. Rey… y no sé por qué no encuentro a Emilio Gastón ni siquiera escondido entre el grupo de escritores de Andalán (los citados José Luis Rodríguez, Javier Delgado, Ballabriga, M. Anós, H. Lafoz, Teresa Agustín, F. Ortega, Carmen Magallón, F. Nagore, A. Conte, F. Meléndez, y si se me apura, dos alevines y andalaneros “avant la lettre” como Ignacio Martínez de Pisón, presentado por José Luis Melero, en el adelanto juvenil llevan la gloria. Y afines a ellos, por venir también de la mano de Labordeta, Pepe Sanchis, Eduardo Valdivia, Federico Jiménez Losantos.

 

 

Y un grupo de artistas y escritores consagrados, de Sender a J. D. García Bacca, José Bergamín, Luis y Alfonso Buñuel, a Pablo Serrano, Salvador Victoria, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos, José Luis Sampedro, y los fotógrafos Jalón Ángel y Gil Marraco.

Hay otro grupo de gente próxima que por diversas razones no terminó de ingresar en el grupo (a veces cuestión de edad), o lo hizo tangencialmente, colaborando alguna o ninguna otra vez: García Badell, Ana M. Navales, Soledad Puértolas, Alejo Lorén, Joaquín Sánchez Vallés, Rafael J. Ordóñez, E. Vicente de Vera, Javier Barreiro, Manolo Estevan, Pilar Navarrete, Gabriel Sopeña, A. Saldaña, o el jovencísimo mozo al que conocí en Épila, F. Miguel López Serrano. Y otros igualmente próximos pero también lejanos territorialmente, la mayoría en Barcelona aunque aragoneses de origen (Desideri Lombarte, Ignacio Prat, J.M. Latorre, Héctor Moret), en Bilbao Ortíz Osés, en Pamplona Ramón Irigoyen, en Valencia Jaime Siles, en Madrid Javier Krahe.

 

 

Hubo algunas galeradas de autores colectivos, como las dedicadas a Poesía nicaragüense, Nuestros amigos de Cuba, Poetas latinoamericanos, Poetas por la Paz, Poesía gallega de los 80, Poetas de La Rioja, El costumbrismo, o textos recuperados irónicamente como Sexo y confesonario, o La Bruja (1875).

En fin, hay una serie de firmas que a veces son pseudónimos (sin duda H.J. Renner, que era Carreras e hizo un dossier muy divertido), otras alumnos de los que eran profesores de Literatura (Ramón Acín, Clemente Alonso), entre los que encuentro a Ana Cuevas, y otras nombres que no logro reconocer.

En cuanto a los introductores a los textos, junto a Labordeta  Ballabriga, José Luis Rodríguez, Javier Delgado, Clemente Alonso, Mainer, Ramón Acín y Rey del Corral, Sánchez Vidal, Antonio Peiró y yo mismo fuimos los autores de un tercio del total), correspondiendo el resto a una por cabeza a gentes del equipo (Lorenzo Martín-Retortillo, J.A. Biescas, M. Anós, C. Forcadell,  Juanjo Vázquez, Enrique Grilló, V. Pinilla), o amigos próximos (F. Carrasquer, M. Rotellar, F. Nagore, A. Guinda, Alfonso Meléndez, Jesús Rubio, F.J. Aguirre, Pedro C. García Buñuel, F. Ferreró, I. Izuzquiza, F. Gil Encabo, Artur Quintana), o mas lejanos, a los que pedíamos el favor (Rafael Ordóñez, Alfredo Romero, J.M. Cacho Blecua, a veces por los lazos: Alberto Montaner Frutos presentó textos de su abuelo don Eugenio; Nieves Samblancat de su tío Ángel; a veces por sí mismos, se autopresentaron Alfonso Sastre; otros carecían de introducción, otros la llevaron en la revista, porque no cabía en el cuadernillo. Además, nos coamos al numerar, y no existe el 46, por lo que la serie de 106 se queda en uno menos.