¡Y llegó la tormenta!

Siempre había pensado que nuestros hijos vivirían en mejores condiciones que nosotros.

Que el mundo y la sociedad progresaban y que las generaciones venideras vivirían en mejores condiciones que las anteriores.

Ahora esa creencia, posiblemente ingenua, se me desvanece.

También estaba en la creencia de que la crisis actual, había sido originada en buena medida por los excesos de las entidades financieras, del mercadeo de la banca, de la especulación desmesurada de los mercados y el suelo; como consecuencia de la total liberalización de la economía y de la falta de regulación y control de los sistemas financieros y empresariales.

Pero parece ser que no, que también estaba confundido.

La culpa, al parecer, la tienen nuestros jubilados y pensionistas, nuestras futuras mamás, nuestras personas dependientes, nuestros operarios de servicios múltiples, nuestras médicos, nuestros auxiliares de comedor, nuestras policías, nuestros bomberos, nuestras maestras, nuestros auxiliares de residencias de la tercera edad, nuestras auxiliares de ayuda a domicilio…

Creí que el problema del déficit provenía en buena parte por la desestructuración y des-cimentación que el sistema fiscal español ha sufrido como consecuencia de las continuas reformas y anulaciones impositivas realizadas durante los diferentes gobiernos de Felipe González, José M.ª Aznar y José Luís Rodríguez Zapatero fruto del ánimo de “liberalización total” de la economía, lo que nos ha llevado a un desequilibrio de las cuentas entre el gasto y los ingresos del estado.

Pero parece ser que también estaba confundido.

El problema de déficit no lo tiene la falta de imposición por el patrimonio, de sociedades, de sucesión, de tramos del IRPF, de módulos, no debe de ser necesaria una reestructuración del sistema impositivo español, ni el económico, ni el financiero, ni potenciar la inspección de Hacienda, ni la inspección de Trabajo, etc., la culpa la tienen nuestros jubilados, nuestras futuras mamás, nuestras personas dependientes y nuestros empleados públicos.

Por ello, como ellos son los culpables de todos los desequilibrios, pues hay que reducirles un 5% los salarios a unos; anular las prestaciones sociales a otros y al resto congelarles la pensión.

Estas medidas tomadas por el gobierno, no sólo no han parado el ataque especulativo que sufríamos, si no que han envalentonado a los “señoritos de esta sociedad” (entidades financieras, banca y gran patronal) quienes son los verdaderos causantes de este desastre humano y económico (crisis). Ya están pidiendo que el gobierno profundice mucho más en las medidas tomadas, que sean de más alcance y profundidad, que son insuficientes y que mediante el “decreto” (como se va a hacer ahora) se realice una reforma laboral en el mismo sentido que los recortes.

Las medidas tomadas, no sólo afectan a los colectivos señalados, nos afectaran a toda la ciudadanía, a toda la clase trabajadora, pues se tomaran como referencia para cualquier otra negociación (si es que las hay), pues les interesa, presionaran y forzaran para que el gobierno siga tomando medidas de ajuste a todos los niveles, vía decreto, como consecuencia de ser preso de la fuerza y el poder que ejercen esos “señoritos de esta sociedad”; haciéndole preso de la dictadura de los mercados, de la dictadura monetaria, de la dictadura financiera… de la dictadura del capital.

¿Qué ha sido de ese Socialismo Obrero Español? ¿Dónde han quedado aquellas promesas de salir de la crisis sin menoscabar los derechos de los trabajadores, sin recortes sociales? ¿Que ha sido de la defensa del estado de bienestar?

Es urgente y necesario crear un “movimiento alternativo”, una “alternativa social”, una “alternativa ciudadana”, en la que den igual los partidos, organizaciones, las siglas o movimientos que la formen, que salve nuestras diferencias y nos una entorno a la defensa de los intereses del individuo, de los trabajadores, de los ciudadanos, aplicando otras salidas a la crisis.

Es necesario y urgente que esta “alternativa social” nazca participativa, fuerte, unida y cohesionada, para ilusionar y conseguir el respaldo suficiente de la ciudadanía y llevar la voz y las propuestas de los trabajadores al parlamento, pudiendo incidir en el poder, en la política, en la economía y aplique medidas desde la equidad, la corresponsabilidad, la progresividad, la solidaridad y la justicia social.

Yo creía que con el paso del tiempo mi hijo tendría unas espaldas más anchas que las mías, pero también puede ser que estuviera confundido, quizás las vaya a tener más estrechas.

Por eso mismo es importantísimo y debemos poner todo nuestro empeño y energías en la creación o refundación de esa iniciativa social; no nos dejemos vencer por el poder económico y financiero de los mercados del capital.