Elecciones catalanas: el auge de la extrema derecha

Especialmente preocupados durante los últimos días por la posible presencia electoral de Batasuna, ni el PSOE ni el PP han reparado en otros peligros más inmediatos. Durante cuarenta minutos, los resultados provisionales de las elecciones al Parlament de Catalunya daban como novedad la entrada en el mismo de la ultraderechista Plataforma per Catalunya (PxC). Al final se quedó cerca, pero en la provincia de Barcelona obtuvo el 2,47 % de los votos.

Su fundador, Josep Anglada, ingresó en Fuerza N ueva en 1978. En 1989 fue candidato al Parlamento Europeo en la lista del Frente Nacional, encabezada por Blas Piñar. Anglada pasó también por las listas de Alianza Popular, pero para poder tener éxito en Cataluña tenía que vestir su ideología de catalanismo. Y lo consiguió. En 2003 logró ser elegido concejal de la PxC en el Ayuntamiento de Vic, con un mensaje racista y xenófobo, pero pronunciado en catalán.

La red está llena de artículos sobre él, sobre los viajes que organizaba al Valle de los Caídos, y sobre su partido: un día critican la construcción de mezquitas, otro invitan a su congreso al Vlaams Belang de Flandes y a la Liga Norte. Pero si quieren tener una idea cabal de lo que es el racismo, les recomiendo que den una mirada al blog de Anglada, donde se encuentran ideas como que muchos de los negocios regentados por musulmanes no son sino «empresas pantalla», destinadas a financiar la guerra santa. Vamos, que un inmigrante mal pagado y en puestos que no quieran los españoles, todavía; pero de montar una pequeña empresa, nada de nada.

O, mucho mejor, vean el video que el Canal 9 le grabó con una cámara oculta en 2002, donde se le puede ver transportando un retrato de Franco, gritando ¡Arriba España! en un mitin, y afirmando que «en este momento, he entendido que ni en Vic ni en Cataluña, nos interesa relacionarnos con todo aquello que sea el franquismo, la bandera española, el águila… Que yo lo llevo en el corazón, pero políticamente no nos interesa», «cuando yo me enfrento a los medios de comunicación, yo tengo que ser el primer demócrata que hay en este país para ganarme a la gente», «lo que no puedo es salir y gritar: ¡Vamos a matar a todos los moros! ¡No! Esto no. ¿Me entiendes?».

Cabría exigir al Gobierno que fuese coherente con sus afirmaciones sobre la emigración y enviase a las Cortes un proyecto de modificación de la Ley de Partidos, de manera que los que realizasen apología de la xenofobia fuesen ilegalizados. Pero claro, eso no es posible, porque, ¿qué ocurriría entonces con el PP, en cuya campaña a estas elecciones su candidata, Alicia Sánchez Camacho, utilizó un video en el que se ganaba puntos disparando a emigrantes desde una gaviota? Porque si preocupante es el ascenso electoral de PxC, aún más lo es que la candidata del PP achacase la responsabilidad a la empresa que había realizado el video (al parecer, nadie lo había visto hasta que saltó la polémica) y la dirección de su partido no se molestase ni en condenar el hecho.