Como salir del pozo (La Resiliencia)
Recibo una carta desde Bruselas, remitida por Stefan Vanistendael, Secretario General del BICE (Bureau International Catholique de l’Enfance). Este amigo es sociólogo y Demógrafo formado en la universidad de Lovaina. Ha participado en campañas sanitarias en el “cuarto mundo”, educación sanitaria a niños que cuidan de sus hermanos, a “los niños de la calle”. Dedica su vida a trazar caminos de bien para la infancia. Lleva 15 años investigando sobre la Resiliencia o capacidad de superar dificultades en situaciones límite de la vida. Dice que dar una dimensión espiritual a la vida es una buena terapia y ayuda a superar las dificultades. Es partidario de la acción directa en temas de salud y evaluar los resultados de la acción. Conferenciante en 5 continentes y políglota consumado.
Me obsequia con un libro trata sobre cómo ayudar al niño o al joven a superar dificultades, y a esta “fuerza” se le llama en el mundo de la Pediatría Social, Resiliencia.
Aunque esta lucha está concebida para niños en situación difícil, puede aplicarse, con la debida plasticidad, en situaciones corrientes. Apunta el amigo Stefan que el cuarto mundo está en el primer mundo y que a la vuelta de la esquina hay niños en dificultad. Considera este autor, junto a Michel Manciaux y Jacques Lecomte ,que esta lucha debe desarrollarse mediante la interacción entre el niño y su entorno, y se aplica especialmente cuando el niño sufre un proceso que le lleva a ser cuidado por familiares o instituciones ya sea a tiempo parcial o en régimen de internado.
1. Necesita, en primer lugar, una red de ayuda social que lo acepte como persona.
Esta aceptación no implica la aceptación de su comportamiento que puede no ser el correcto.
“Si he podido salir de la calle es sencillamente porque un día me encontré con alguien que creía en mí: un educador”, es el relato de un joven. Asegura que las redes informales funcionan mejor que las laborales, y conviene canalizar la ayuda por estas antes que intervenir directamente.
2. Necesitan descubrir un sentido a la vida, una coherencia.
“Si le ofrecemos un porqué, encontrará un cómo”( Kant)
Todos necesitamos un sentido y una lógica en nuestra vida y esta necesidad no la tenemos únicamente los adultos y los estudiosos.
Es una convicción profunda de que hay alguna cosa positiva, a la que podemos recurrir y que puede dar coherencia y orientación a nuestra vida como descubrir modelos a seguir, orden, actividades que satisfagan, voluntariado, cultivar el arte, buscar la belleza.
3. Aptitudes sociales y sentimientos de dominar la propia vida, los acontecimientos y sus soluciones.
Necesitan aprendizaje de aptitudes sociales y capacidades de resolver problemas y aptitudes técnicas. ¿Cómo conectar? ¿Cómo controlar impulsos?¿Cómo pedir ayuda? ¿Cómo examinar su problema? ¿Qué oficio me conviene y puedo desarrollar bien?.
4. Autoestima, o imagen positiva de sí mismo.
La adquisición de aptitudes estimula la autoestima a condición de que el listón no sea ni muy alto ni muy bajo.
Circunstancias negativas pueden ser una disciplina férrea, crítica destructiva, patrones inaccesibles.
Circunstancias que pueden beneficiar son las correcciones razonadas, crítica constructiva y patrones sin ánimo de perfección.
Mattew Lipman, de New Jersey, fundador de la filosofía para niños, explicaba que “enseñar a pensar a los niños pobres les potenciaba la autoestima. Un niño muy pobre, normalmente no tiene nada suyo y hasta su cama y su juguete le pueden ser arrebatados de golpe. Pero cuando un niño de ese tipo es capaz de crear sus propios pensamientos, tiene cosa de la que puede sentirse orgulloso y que ninguno le puede arrebatar”.
5. Algo de humor, que está reconocido como una herramienta de trabajo importante.
El humor es algo más que diversión. Muchas veces significa que reconocemos la imperfección y el sufrimiento pero lo integramos dentro de nuestra vida con una sonrisa. Algunos elementos de humor pueden ser: la ternura frente a la imperfección, la aceptación del error, el cambio de perspectiva, la confianza a pesar de las contrariedades.
Hay que reírse “con”, no reírse “de”.
LA CASITA DE LA RESILIENCIA
Es una aportación personal de Vanistendael conocida en varios continentes.
Estructurada la Resiliencia como una “casita”, cada nivel representa un campo de intervención posible para la construcción o mantenimiento de la resiliencia o capacidad de lucha que puede desarrollar con la ayuda institucional o familiar.
Stephan me incluye en su carta “El decálogo de Loerel” profesor de Nuremberg.
Son diez recursos personales y sociales que contribuyen a “salir del pozo” a estimular nuestra psico-inmunidad, o, con palabras de ciencia actual, a activar la Resiliencia.
- Es necesaria una relación emocional estable, como mínimo con uno de los padres o una persona próxima. Debe ser aceptado como persona, aunque no se acepte su manera de ser.
- Soporte social, dentro y fuera de la familia.
- Clima educacional emocionalmente positivo, abierto, que oriente y fije las normas.
- Modelos sociales que animen a una actitud constructiva para superar dificultades.
- Equilibrio entre responsabilidades sociales y las exigencias de éxito.
- Competencias cognitivas.
- Unas competencias de carácter, unas características que permitan superar los problemas.
- Las experiencias de eficacia personal, las cuales generan confianza en sí mismo. Hay que saber encontrar las cualidades positivas de muchos niños y jóvenes que pueden estar escondidas bajo una forma de ser inaceptable.
- Tratar de afrontar activamente las dificultades y tensiones.
- La experiencia de una lógica de una estructura, de un orden en el desarrollo propio.
Termina su amable carta con una reflexión sobre “un icono desgastado y roto”
“Cada uno de nosotros somos como un icono roto y desgastado por el tiempo, con el soporte de madera en mal estado. La causa ha podido ser el tiempo, el descuido o el odio humano. Cuando lo tengamos en la mano debemos pensar en las causas que lo han deteriorado y después, inmediatamente, pensar en la belleza que queda, no en la que se ha perdido”.
Joaquín Callabed es Pediatra y Magister en Bioética