La España que queremos (I)
La España que queremos no acaba de asomar, a pesar de tres años con reivindicaciones masivas. No se trata, pues, de seguir discutiendo, sino de dar en el clavo con soluciones claras. Ya el sabio Leibniz, muerto en un noviembre de 1716, aconsejaba: “No discutamos, calculemos”. Usemos, pues, la “calculadora” (=la cabeza). Los “mercados” ya han demostrado que no arreglarán nada. En julio-2010 (publicado por Andalán el 29-sept-2010), escribía yo:
“El famoso lema laissez-faire, laissez-passer (siglo XVIII: liberalismo económico) ha llegado casi indemne hasta el siglo XXI. Pero ya es hora de enterrarlo. Quienes propaguen a partir de ahora que ‘el mercado se regula solo’, deben entrar en la lista negra de peligros públicos. En los últimos 60 años, nunca he visto que ‘los mercados’ dejen comer a los millones de humanos muertos de hambre.. Moraleja: Todas las crisis las pagamos los mismos. Si no hay democracia económica, no hay democracia. O acabamos con la delincuencia o la delincuencia acabará con nosotros”.
Reconversión ciudadana
Hay varios núcleos a revisión, que iremos describiendo en síntesis ulteriores. El más importante de todos es la propia reconversión individual, ciudadana. Reformar las estructuras, o hacer una “revolución”, no sirve de nada si no cambian las conciencias individuales. Los valores de JUSTICIA, VERDAD y BIEN COMÚN deben ser interiorizados por la inmensa mayoría de la población. Todo tipo de robo, mentira o manipulación debe estar mal visto como “presunta delincuencia” (“listillos”, al arcén).
Reforma Electoral
Indignarse es un paso, pero no suficiente, hay que avanzar. No queremos salvadores ni terroristas, las democracias funcionan votando (algunos se enteran ahora). Un buen ciudadano debe hacer además otras cosas, pero no seamos ilusos: mientras viene el cambio (si viene), sólo gobiernan quienes votan. Mejor dicho, sus “representantes”. Y aquí viene el problema: PP, PSOE, CIU, PNV, ¿representan realmente a “la mayoría”?… Sigamos con la calculadora.
El 96% de los españoles no somos miembros de ningún partido político. Lo que pasa es que les votamos: “alguien tiene que gobernar”. En las generales de 20-nov-2011, entre los 35,7 millones de posibles votantes, el 69,62% (7 de cada 10 censados) NO votó al PP, que obtuvo “mayoría absoluta”. El 30% del censo no suele votar, pero los 350 escaños del Congreso se los reparten igual, no se van 105 diputados (=30% de 350), ni sus sueldos ni sus dietas ni sus despachos… “Son las reglas”.
Además de los 11,1 millones de abstencionistas, hubo otros 97.706 españoles que votaron al partido “Escaños en blanco”. Y otros 333.461 votos en blanco. Y otros 317.555 votos nulos. En un sistema proporcional —método Hare—, el PP tendría 28 diputados menos, y otros 8 menos el PSOE. A la vez, IU tendría 25 diputados y no sus 11 actuales. UPyD, en vez de sus 5 actuales, tendría 17. Esto, con los números. Pero en diputados elegidos, son “listas cerradas”, nos hacen “comprar el lote entero”.
En resumen
Es urgente una Reforma Electoral, de la que dependen otras y un Período Constituyente con otra “Transición”. Los actuales partidos privilegiados (PP, PSOE, CIU y PNV) han bloqueado hasta ahora esta Reforma Electoral. Tras 35 años de democracia desde 1977, mi opinión es no votar en adelante a ninguno de ellos mientras no se realice esta Reforma. Y después, “ya veremos”. ¿Que son “todos iguales”? No lo creo, eso está por ver. Yo sólo tengo pruebas sobre quienes ya nos han gobernado, no sobre los demás. Y aunque todos fueran “iguales”, un fracaso temporal de los cuatro grandes les haría revisar sus “criterios democráticos” y eso sería fecundo para todos.