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Luis Granell en los años de Andalán: ‘Fueron muy intensos, de lucha’
Luis Granell perteneció desde 1973 a la Junta de Fundadores de Andalán, siendo secretario de redacción y de 1979 a 1981 director. La solía considerar como “su auténtica escuela de periodismo”.
Era minucioso: tomaba nota de todo lo que podía interesar, y luego se aislaba a redactar, todo a mano. Tan persistente como tranquilo y casi flemático… Quienes compartieron con él redacción y proyectos le recuerdan por su «compromiso», su «independencia» y su rigurosidad en el trabajo periodístico. No hubo tema que no abordase en sus cientos de artículos, reportajes, entrevistas. Y llovían de todas clases, en aquella tensa y dura transición hacia la democracia.
Entre otras noticias que iban llegando las hubo de tipo nacional (del asesinato de Carrero a la muerte de Franco y la coronación de Juan Carlos I, elecciones generales, Constitución) o internacional (fin de la guerra del Vietnam, golpe en Chile, caída de Nixon, guerra Irán-Iraq), y muchas aragonesas (Publicación del anteproyecto de trasvase del Ebro; la Junta Democrática. La reunión en Jaca de las tres Diputaciones para establecer la Comunidad General de Aragón; el PSA; la manifestación en Caspe; las primeras elecciones; la UAGA, la Asamblea de Cultura; la gran manifestación autonomista del san Jorge del 78; el PAR).
Puede imaginarse cómo ardían los consejos de redacción de los lunes. En especial, cuando se produjeron hechos tan graves como el incendio del Corona de Aragón el 12 de julio de 1979, del que Luis informó muy pronto, a pie de obra, fue el primer periodista en acceder al edificio e indagar y opinar que no era atentado; el proceso 1001, el 23 F (solía recordar que vivió con especial dramatismo la intentona golpista de Antonio Tejero de febrero de 1981), el debate sobre el Estatuto, la compleja unión PSA-PSOE, la preautonomía, los atentados a la librería Pórtico sobre los que recordó en una buena entrevista que le hizo Víctor J. Rodríguez para “Periodistas”: “Comparé lo poco que la Policía había hecho para descubrir a los autores con la eficaz detención de varios dirigentes sindicales en una reunión”.
El juez le procesó junto a Pablo Larrañeta y al sindicalista David Ubico por otros artículos. “Al terminar la declaración salí contento del despacho del juez, pero Sáinz de Varanda, que era nuestro abogado, estaba nervioso y poco después nos comunicaron el auto de ingreso en prisión. Teníamos que pagar una fianza de 15.000 pesetas cada uno, que no teníamos, y por la ventana vimos cómo venía un furgón policial a buscarnos. Menos mal que un colaborador suyo salió corriendo y consiguió el dinero”.
Y no sólo atentados, catástrofes, acontecimientos. También el análisis estructural, los malos hábitos. Criticó la justicia, cómo se formaban en la AGM los jefes militares, el trasvase, los pantanos, las riadas, las centrales nucleares. Analizó la emigración aragonesa, la objeción de conciencia, los problemas de la homosexualidad, las huelgas, las manifestaciones, los convenios, los despidos, los cierres. O, consecuencia de su estancia allí en el servicio militar, era muy sensible al tema, del que escribe justo en 1975: El Sahara para los saharauis.
Abordó duros conflictos sobre personas: Lasuén, Arbeloa, el caso Fabara, el caso Añoveros, la medalla de Barbastro a Escrivá de Balaguer… Luis, que cuando cesó Aragón Exprés no tenía otro recurso que las corresponsalías, desarrolló una práctica perfecta de “coedición”, enviando un resumen de los asuntos a sus varios diarios en Madrid y Barcelona, que le pagaban… y desplegándolos en más espacio en Andalán.
Algunos de sus artículos en nuestro periódico provocaron el secuestro del mismo y, en 1976, su procesamiento por el Tribunal de Orden Público. Usó muchas veces el pseudónimo LGP… pero no servía de nada acrónimo tan fácil.
No reblar. Postura ente la crisis
En el nº 168 de 1978 publicó Granell un importante artículo en que hacía historia de la publicación y proponía “No reblar” ante las dificultades:
“ANDALAN no se acaba en la lista, más o menos larga, de su Junta de Fundadores, sino que es también cosa de quienes lo leen, de sus suscriptores, de sus accionistas. En ningún otro periódico de los que he conocido, se da una relación tan intensa lectores—periódico; en ninguno existe la familiaridad, el sentido de la obra común que se da en ANDALAN…
“Y porque hemos sabido ser fieles a las exigencias de esta relación supimos evolucionar en su día, salir del importante pero limitadísimo círculo inicial (3.000, 4.000 ejemplares) y cuadruplicar la tirada…”
“…ANDALAN tiene en este momento tres tipos de problemas… Ahora perdemos dinero; no es un secreto. Para no perderlo no cabe reducir gastos; los sueldos son bajos y la sobriedad es norma común a todos los que trabajan profesionalmente en ANDALAN. Habría pues que aumentar los ingresos y, para ello, sólo caben dos posibilidades: vender más ejemplares o aumentar la publicidad…”
“Pero a la espera de tiempos mejores, existe la posibilidad de financiar el déficit producido por la edición del periódico. Los que entienden de cuentas aseguran que no es demasiado importante y pienso que hay fórmulas para cubrirlo. Por ejemplo, a través de los accionistas de ANDALAN S. A., que son en este momento nada menos que 1.250”…
“…ANDALAN sigue teniendo sentido político: el de un periódico independiente que sepa dar cancha a todas las opciones de la izquierda. Y que sepa también elaborar una opinión conjunta sobre los temas más importantes para plasmarla en los editoriales. Y ser plataforma de cultura popular. Y ayudar a encontrar el Aragón autónomo de verdad. Más o menos como hemos venido haciendo hasta ahora. Pero, eso sí, sin perder nuestro sentido crítico de siempre, que ahora ya no tendremos por qué dirigir sólo hacia la derecha -como hacíamos durante el franquismo- sino también, fraternalmente, hacia la izquierda. Que también se equivoca…”
“…creo que tenemos que desmitificar la Junta de Fundadores (o el Equipo, como le llamábamos antes). Porque en ella, ni están todos los que son, ni son todos los que están…”
“…¿Es la mía una posición voluntarista? Es posible, pero, vamos a ver, ¿qué ha sido la historia de ANDALAN hasta hoy, sino una sucesión de voluntarismos?
Aragón Laboral
Lo que le generó más problemas y más simpatía en el mundo del trabajo (obreros) y más odios en el mismo (empresarios) fue una sección que creó, nueva en el panorama periodístico habitual: Aragón Laboral. Allí cupieron críticas de todo tipo. Libertad sindical, mítines como el comunista en Monzón en el 76, noticias de los clandestinos sindicatos UGT, CCOO, la UAGA y otros. Extractamos el artículo que Granell publicó en el número 400-401, p. 22, 15-3-84:
“Tres años de información laboral. Aragón Laboral, un testigo apasionado de la lucha por los derechos sindicales…
“…Hoy, supongo, sonará extraño que le pregunten a un periodista qué hace en un lugar donde hay una huelga. Pero entonces, en Aragón, era lo normal. Entonces, en Aragón, no se informaba de los problemas laborales. O, si se hacía, era publicando las notas oficiales del Servicio de Información Sindical, portavoz del sindicato único franquista…
“En ANDALAN no estábamos de acuerdo con aquel estado de cosas y, después de darle muchas vueltas, nos decidimos a abrir una sección fija: «Aragón Laboral». La información pura, en aquellas condiciones, ya resultaba llamativa; casi escandalosa. Más aún si, como hicimos en estas páginas, pretendíamos que tuviera un cierto carácter pedagógico para un movimiento obrero entonces incipiente. Uno de los aspectos que tuvo mayor éxito en esta labor fue la puntual reseña de los principales o más significativos convenios colectivos que se iban negociando y su valoración, de «óptimo
a «pésimo»…
“Hacer información laboral en aquellas condiciones suponía pasar largas horas en las salas de espera de los primeros despachos colectivos de los abogados laboralistas. Suponía irse ganando, poco a poco, la confianza de los líderes de fábrica o de sector que, se sabía pero no se confesaba, representaban a las diferentes organizaciones obreras que se movían en la clandestinidad. Suponía, también, luchar sin demasiado éxito por obtener información de las otras partes —las empresas y el vertical—, por contrastar las informaciones recibidas en primera instancia”…
…”Aragón Laboral fue testigo del desmoronamiento de la Organización Sindical y, al mismo tiempo, de la salida de las catacumbas de los sindicatos obreros. El repaso de sus páginas resulta trabajo obligado para quien quiera hacer la historia social de aquellos años”.
Luis era incansable; se ocupó de las empresas con problemas: Hidro-Nitro, Taca, Químicas, Van Hool, Balay, Peipasa, Banca, Colmenero, Laguna de Rins, el textil, el metal, el minero, la construcción, Tusa, Ebroacero, Giesa, Nurel, Walton, etc. Y bien porque radicaban allí, o por otro tipo de problemas, no dudaba en recorrer el mapa del territorio para estudiar las diversas comarcas: Moncayo, Barbastro, Ribera del Ebro, Ribagorza, Medio y Bajo Cinca, Utrillas, Calatayud, pueblos de colonización, Jacetania, Caspe, Fayón… También toco los intocables temas de la enseñanza, los profesores y maestros, problemas como los del colegio de la Sagrada Familia.
Todo ello fue dibujando su retrato de gran profesional, valeroso, estricto. Hubo de soportar con flema algunas ocasiones, como, contaría, “cuando vinieron a nuestra sede dos o tres jovencitos fascistas que debían ser de Fuerza Nueva. Otra vez nos visitó un chico que se identificó como el PCER, Partido Comunista de España Reconstituído, que era la organización política de los GRAPO. A todos les mandamos a paseo”.
Como dijo su sobrina la periodista Eva Pérez Sorribes: “Luis amaba las montañas como defendía el ferrocarril y ejercía el periodismo, con pasión y compromiso. Porque ninguna de estas aficiones que también fueron profesión y trabajo puede hacerse bien de otra manera. Y él, las cosas, las hacía bien. Puntilloso y detallista, riguroso hasta el extremo y valiente como pocos, para decir, escribir y vivir…”
Y en la última etapa (2010-2022), de nuestra edición digital, estuvo siempre pendiente, colaboró en momentos especiales (por ejemplo, despidió con mucho afecto y puntuales necrológicas a José Antonio Biescas, Enrique Ortego, José Juan Chicón). Y estaba en el grupo que preparaba ilusionadamente los 50 años de Andalán. Hasta su muerte, en febrero de 2022. Que no olvidaremos fácilmente.
Eloy Fernández Clemente