20/04/2015

Andalán y los barrios

La revista Andalán (1972-1987), es recordada por cuantos vivían en Aragón y aun en muchos lugares de España en aquellos años, como paladín de las libertades, la democracia, la justicia, en los años finales del franquismo (por el que fue muy perseguida) y los primeros de la Transición.

Al ofrecer a sus lectores una nueva visión, imposible o muy arriesgada hasta entonces, sobre la vida económica, social, cultural y aun política, aparecieron escenarios nuevos, como los sindicatos (en la clandestinidad aún varios años), la crónica laboral (que inició valerosamente Luis Granell), la defensa ecológica, etc. uno de los sectores absolutamente nuevo por la temática y el enfoque dado, fue el de los barrios urbanos. Sobre todo, los de Zaragoza, aunque también se atendió de vez en cuando a los de Huesca y Teruel, e incluso de alguna otra localidad. Curiosamente, el tema aflora desde el principio (la democracia debe llegar hasta el último rincón, y también el desarrollo) y decae a partir de 1981: ya hay ayuntamientos democráticos y otra manera de enfocar las cosas.

Aparecieron a fines de 1972 varios artículos firmados Ángel García Diestre (nombre que no recuerdo en absoluto y nunca más volvió a firmar, lo que me hace pensar, con gran probabilidad, en que era un pseudónimo: usábamos muchos, por razones obvias) y titulados “Los barrios de Zaragoza”, “Los otros problemas de la gran ciudad”, “Queremos encontrar la voz de un pueblo que enmudeció”.

En realidad, los grandes autores sobre estos temas fueron los sociólogos Mario Gaviria (“Zaragoza contra los zaragozanos”, sobre las Ordenanzas municipales), y Artemio Baigorri (“Paletos contra ingenieros”); históricos de las luchas vecinales como Ricardo Berdié, que ya en 1977 urgía a una Carta municipal;  y periodistas como José Juan Chicón, Rafael Fernández Ordóñez, J.L. Fandos (“Zaragoza contra Casetas”, “El casco viejo se derrumba”, “Que acabe el juego de la Industrial Química”, “La batalla de Zaragoza: Ayuntamiento y gobierno ciudadano”, “Cierra el matadero”), Javier Losilla, Fernando Baeta, María Jesús Hernando (“El gobierno especula con las Delicias”), Plácido Díez Bella (sobre Utebo), Lola Campos (“Bancarrota municipal”), Julia López Madrazo (“El Ayuntamiento recoge velas”), Enrique Ortego y otros sobre plenos municipales, etc.

Se habló de barrios al hacerlo de elecciones (“Lola Castán” que era Guillermo Fatás); de la operación cuarteles, “Máximo Decumano” (también, y tocó el tema Joaquín Ballester (“Cuarteles para la ciudad”), y del Mercado Central en peligro, por F. Gil Romeu, también Fatças (y sobre ese tema recurrente, J.A. Labordeta);  del negocio de los Tranvías, “J. Aínsa de la Peña”; J.L. Villanueva; “Javier Mijares”, que era Pablo Larrañeta, autor de otros artículos como “Ocupación de 18 viviendas en Valdefierro. A la desesperada”, y de la reivindicación de “Calles para la democracia”, lo que también hicimos Luis Germán y yo mismo; de Mercazaragoza, José Ramón Marcuello)

Todavía en vida de Franco, en septiembre de 1975, Pascual Gimeno escribía sobre “Las peligrosas asociaciones de los barrios”. Paco Polo de genéricos “Problemas municipales”. Sobre la gestión municipal hubo artículos de Antonio Embid, J.L. de la Torre, y muchos de los periodistas sobre los sucesivos alcaldes. Al cumplirse un año de ayuntamientos democráticos, hubo estupendos reportajes analíticos de J.R. Marcuello para Zaragoza y Huesca (con doblete de Julia López Madrazo), y de Plácido Díez para Teruel. Marcuello escribió sobre “Zaragoza, meca de la especulación”, un par de informes magníficos, subtitulado el segundo “Por el dinero hacia Dios”. Le secundarían Plácido Díez y Enrique Guillén sobre ese tema, el primero también con “Los barrios de la discordia” y éste sobre el enfrentamiento de las peñas con el Ayuntamiento. Marcuello y Lola Campos hicieron una crónica brillante: “Estalló la polémica Ayuntamiento-asociaciones”.

Se criticaron las viejas y caducas fiestas del Pilar, para los del centro. Publicamos bastantes veces cartas de vecinos de los barrios, con sus quejas. Una sección muy viva, que no existía prácticamente en la prensa y hoy es general. Como los reportajes, editoriales, entrevistas, sobre los problemas de los barrios, urbanos y rurales, zaragozanos y aun de pueblos medianos. Lo que no quiere decir que esté todo resuelto, ni mucho menos. El salón de la ciudad y las habitaciones principales, siempre se cuidan más que las demás, y esa es una lucha que no debe terminar. Para que se pueda decir que las leyes, los presupuestos, las atenciones, son iguales para todos.