28/11/2016

El número 200 de la Revista de Administración Pública

Se ha presentado en Madrid el número 200 de la Revista de Administración Pública.  En dicho acto, celebrado en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, participaron varios profesores de Derecho Administrativo para glosar los 66 años de vida de la Revista.

El pasado día 13 de octubre, mientras en la Inmortal Ciudad continuaban los festejos en honor a nuestra Virgen del Pilar, en la capital del Reino, en concreto en el Palacio de Godoy, sede del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, se presentaba el número 200 de la Revista de Administración Pública (RAP).

rap200

Presentación y celebración de los 200 números que me retrotrajeron 22 años atrás, a mis años de estudiante universitario (que lo fui gracias al empeño y a la generosidad de mis padres, Juan Pedro y Josefina, mi primera y más importante alma mater) en Zaragoza.  Entonces tuve conocimiento de la existencia de dicha revista, merced a un breve Seminario organizado para sus alumnos por el Profesor don José Bermejo Vera, Catedrático.  El objeto del mismo era el análisis de un artículo de don Eduardo García de Enterría (“El concepto de personalidad jurídica en el Derecho Público”) publicado en el número  129.    Recuerdo cómo al profesor le llamó la atención que los varones sentados a la mesa del Seminario no hubiéramos cedido el asiento a las alumnas que lo seguían de pie, y la vergüenza que sentí por el hecho de que nos tuviera que indicar algo tan elemental.  Allí, con él, no sólo aprendíamos Derecho Administrativo.

Por cierto, los demás profesores de aquella Cátedra, de los que tuve la suerte de ser alumno, fueron los siguientes:  Elisa Moreu Carbonell, Vitelio José Tena Piazuelo, José María Gimeno Feliú, Gerardo García-Álvarez García, Ángel Garcés Sanagustín y Javier Oliván del Cacho.  Es este último jurista (y columnista del ya desaparecido semanario Siete de Aragón) el de más grato recuerdo para mí, por haber tenido la oportunidad de tratarle más y por lo tantísimo que me intentó enseñar mientras me tuteló cuando fui becario (gracias a la Comunidad de Regantes del Alto Aragón) del Instituto de Derecho Agrario (dirigido en aquel momento por el profesor don Luis Martín-Ballestero Hernández) y a quien se debe lo poco de aprovechable que hubiera en el trabajo fruto de esa beca.

A pesar de tener olvidado casi todo lo que aprendí durante aquellos años y de estar desvinculado del estudio del Derecho, me atrevo a escribir estas líneas como una muy somera aproximación a lo que varios ilustres administrativistas allí hablaron sobre su querida Revista.

En primer lugar, el Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (en adelante CEPC), don Benigno Pendás, tras felicitar por los 200 números de la Revista a doña Amparo, viuda del más prestigioso Director de la misma, don Eduardo García de Enterría, y presentar al resto de ponentes, calificó a la citada publicación de “creación doctrinal, muy especialmente utilizada en el mundo judicial”, de cuyo primer número (reeditado en 1972), señaló, no se conserva ningún original.  Sí queda constancia, sin embargo, de la composición de su Consejo de Redacción en aquellas fechas:  estaba presidido por el entonces Director del Instituto de Estudios Políticos (quien encabezaba los consejos de todas las revistas publicadas por dicho Instituto, antecedente del CEPC), señor Pérez Conde, y entre los restantes miembros se hallaban los profesores Jordana de Pozas, García de Enterría y Villar Palasí.    Actuaba como Secretario de dicho Consejo uno de los participantes en esta presentación:  don Jesús González Pérez, Registrador de la Propiedad y en aquel entonces Profesor Ayudante de Derecho Administrativo.  Aprovechó esta referencia don Benigno para agradecer su dedicación a la actual Secretaria de la RAP, doña Carmen Chinchilla, presente en el acto).  Por otro lado, destacó la excepcionalidad de dicho Consejo, al disfrutar éste de un “permiso histórico” para reunirse fuera de los solemnes muros del Palacio de Godoy, sede del entonces Instituto de Estudios Políticos, IEP, y del actual CEPC, editor de la Revista.

Así mismo, se recordó que el sumario de aquel primer número recogía estudios sobre el Consejo de Estado, la Administración inglesa, las concesiones mineras y el negocio jurídico del particular en el Derecho Administrativo.

Concluyó el Director del Centro señalando que la RAP ha sido “determinante en España para la formación de un Estado de Derecho y para realizar la transición jurídica”.

De las intervenciones del resto de profesores participantes (Tomás Ramón Fernández, Jesús González Pérez, Alejandro Nieto, Fernando Sáinz Moreno y Joaquín Tornos) haré una breve referencia a continuación.

Don Benigno Pendás cedió la palabra al actual Director de la Revista, don Tomás Ramón Fernández, quien, después de destacar la longevidad de la misma, 66 años, esto es, “cuatro generaciones distintas de juristas”, recordó al profesor García de Enterría, bajo cuya dirección la RAP llegó a su número 100.  Este hito se materializó en tres volúmenes que cubrían los tres números correspondientes a aquel año (1983).  Al llegar al 200, sin embargo, se ha optado por una edición más modesta, reducida a un solo volumen.

Al haber transcurrido, desde el número 100 al 200, 33 años, que es aproximadamente el tiempo durante el que España ha sido miembro de las Comunidades Europeas (luego Unión Europea), el Consejo de Redacción decidió que el último ejemplar fuese un monográfico que tuviera como objeto lo que ha supuesto dicho ingreso de España en esa organización supranacional en lo que se refiere al Derecho Administrativo.  Mas no se llevó a cabo pretendiendo un estudio sistemático de los distintos sectores de esta rama del Derecho Público y de la incidencia del acervo comunitario sobre los mismos, sino recogiendo una impresión general de lo que supuso la integración europea de España en esta disciplina jurídica.  Así, los miembros del Consejo de Redacción se reservaron algunos temas de estudio y propusieron a varios profesores (entre ellos un Catedrático de la Universidad de Zaragoza, don Fernando López Ramón y otro que lo fue y hoy es titular de una cátedra en la Complutense, don Lorenzo Martín-Retortillo) otros en los que estuvieran especializados.

Por último, don Tomás Ramón Fernández destacó que en dicho volumen conmemorativo se incluye una entrevista a uno de los fundadores de la RAP, autor de un comentario jurisprudencial recogido en aquel primer número ya citado:  el profesor don Jesús González Pérez, que fue el siguiente administrativista en tomar la palabra.

Comenzó don Jesús ironizando sobre un inconveniente de su provecta edad:  los que llegan a ella no tienen a quién preguntar.  En lo que se refiere a la historia de la RAP, no se necesita preguntar a nadie pues el maestro García de Enterría, en el número 150 de la misma, ya la explicó.  Según este profesor la idea surgió en septiembre de 1948 con motivo de una entrevista entre él y don Javier Conde, Director del IEP (reunión concertada ese verano en Llanes).  Éste le había hablado de la Sección de Administración Pública del citado Instituto quejándose de su inactividad y le pidió a don Eduardo que le diera un impulso.  Su interlocutor le sugirió crear una revista, propuesta aceptada por el Director, e inició una serie de gestiones siguiendo dos vías: varios letrados del Consejo de Estado y el grupo de la Cátedra de Derecho Administrativo y Ciencia de la Administración encabezado por don Segismundo Royo-Villanova.

Don Jesús habló de otra versión:  la Revista habría sido ideada por el señor Royo-Villanova, quien en una reunión con, entre otros, don Fernando Garrido y el propio don Jesús, comentó que don Luis Jordana de Pozas le había revelado que el Director del IEP era reacio a publicarla.

Fuera cual fuera el responsable de la iniciativa, el caso es que el número 48 de la Revista de Estudios Políticos (también publicada por el IEP) está dedicada al Derecho Administrativo.  Éste es, pues, el antecedente de la RAP.  A los más jóvenes de los colaboradores en dicho número el Catedrático Royo-Villanova les había dicho al encargarles los objetos de sus contribuciones:  “Deben ustedes empezar a pensar solos”.

Hizo referencia el profesor González Pérez al sumario de dicho número, en concreto a las secciones “Mundo Hispánico”, en la que apareció publicado un artículo suyo sobre el proceso contencioso-administrativo argentino;  “Hechos e ideas”, donde se ubicó una colaboración de don Juan Gascón dedicada a la crónica administrativa; y las recensiones , de la ocho que se incluyeron, siete son obra de estos estudiosos del Derecho Administrativo.

Por último, recordó don Jesús a la que fuera secretaria administrativa de la RAP, doña Beatriz Santos y cómo al acto de concesión de la medalla al mérito en el trabajo a la misma asistieron casi todos los Catedráticos de Derecho Administrativo.

Acto seguido, don Alejandro Nieto se atrevió a tratar “un punto oscuro en la radiante biografía de la RAP”.  “Oscuro, pero no desconocido, al contrario”, que, sin embargo, no había encontrado “eco a pesar de su importancia para la RAP, el Derecho Administrativo y la Universidad en general”.

Declaró en primer lugar que la RAP es la revista de Derecho Administrativo por antonomasia, y señaló que la Revista no es “de Derecho Administrativo”, sino “ de Administración Pública”, que son cosas muy distintas.

Recordó el profesor los propósitos de los redactores, proclamados en la propia RAP:  ocuparse de “la política de la Administración, la Ciencia de la Administración y el Derecho de la Administración”.  El Derecho se nombraba, pues, en tercer lugar;  era considerado tan importante como la política y la Ciencia de la Administración, pero no más.

Así, se preguntó Nieto por qué no había llamado la atención “ese, digamos, escamoteo”.  Buscando la respuesta, señaló que las leyes administrativas tienen dos frentes u objetivos:  la limitación del poder público y, por otro lado, la organización y el funcionamiento del mismo.  Este último fin, la eficacia del Estado, fue el predominante durante 150 años.  Después, Ihering y Duguit “se olvidaron” del mismo, pues para ellos el Derecho constituía ante todo una limitación del Estado, de la Administración pública (la primera finalidad del Derecho).  Y, destacó, estos autores no se referían sólo a una revista, sino a toda una disciplina:  el Derecho Administrativo.

A esto se añadió la especialización, que hace preguntarse a este Catedrático Emérito cómo se podía abordar esta meta del Derecho, la organización y el funcionamiento de la Administración, y si esta finalidad no era tan importante como la de poner coto al poder público.

Según el autor de “España en astillas”, todo esto se magnificó por razones personales, por la tensión existente entre los eminentes juristas García de Enterría y López Rodó. Mientras el primero se centró en el Derecho Administrativo, el segundo hizo lo propio con la Ciencia de la Administración, resultando ambas banderas irreconciliables, hasta el punto de que la revista ideada por García de Enterría se ocupa del Derecho Administrativo y la ideada por López, “Documentación Administrativa” tiene como objeto la citada Ciencia.  Utilizó Nieto la metáfora del guardagujas:  un autor endereza la RAP con ese mismo título paradójico hacia la vertiente jurídica y otro encamina su publicación hacia la segunda vía, de tal manera que ambos caminos no vuelven a juntarse (incluso en lo que se refiere a las Cátedras, las hay de Derecho Administrativo y otras de Ciencia de la Administración).

Terminó el profesor Nieto destacando que esta paradoja marca la RAP y que así andan en estas disciplinas “cuatro gatos y no mal avenidos, sino desconocidos”.  Nos emplazó para el número 300 de la RAP asegurando que se volvería a referir a este aspecto tan poco tratado de la Revista, “de lo que nadie sabrá nada, de algo que a mí me parece tan importante”.

A continuación, tomó la palabra don Fernando Sáinz Moreno reconociendo que era la primera vez que lo hacía desde un atril y que se le había pedido que hablara poco, no más de diez minutos.  Añadió que aquello de lo que iba a disertar (cómo se había llegado al número 200 de la Revista y cómo iba a seguir) era un tema muy trabajado ya por el profesor Nieto.

Admitió que la RAP era obra de muchos, pero destacó que uno de sus Secretarios, don Eduardo García de Enterría, tuvo una influencia decisiva.  A don Eduardo le sucedió el propio ponente durante 19 años, y cuando él dejó la secretaría, tomó las riendas doña Carmen Chinchilla (propuesta por él mismo en una carta dirigida a don Luis Aguiar de Luque, director del CEPC) y las ha seguido manteniendo durante 21 años.  Advirtió que varios filósofos (José Ortega y Gasset, Julián Marías, Manuel García Morente…) han avisado de que no se puede hablar de algo que no se ha vivido, y para don Fernando, que ha vivido la RAP, don Eduardo fue el alma de la Revista, el mismo don Eduardo que, al ser nombrado Juan Alfonso Santamaría Secretario General Técnico del Ministerio de la Gobernación y, por ello, cesar como Secretario de la Revista, le propuso a don Fernando ser Secretario Adjunto de la misma.  Fue después Secretario, y ello hasta el 15 de marzo de 1995, cuando don Luis Aguiar de Luque aceptó su renuncia, después de vivir la RAP durante 57 números.

Destacó don Fernando la carga de trabajo que conllevaba el cargo ya que, entre otras muchas cosas, suponía explicar a los posibles colaboradores por qué no se aceptaban sus originales. Recordó también la dificultad que suponía la corrección de los artículos (equivalente a la de  las correcciones que se hacían en las Cortes, de las que este profesor era Letrado), mientras que hoy se puede cambiar todo fácilmente. Se refirió también a la relación casi paternal de los responsables de imprimir la Revista con los autores, a los que llegaban a pedir que, si necesitaban cambiar alguna palabra en sus pruebas, lo hicieran por otra que tuviera el mismo número de sílabas.

Reiteró su referencia al profesor Nieto, a la cantidad de páginas que este Catedrático de la Complutense ha dedicado a la RAP en términos como éstos:  “la continuidad como revista rigurosamente técnica, neutral e independiente”;  continuidad, recordó don Fernando, asegurada por su Secretario, García de Enterría.  Al hablar del Consejo de Redacción, ya Nieto se había referido a su comportamiento impecable en este sentido.  En cuanto al IEP, no olvidó su respeto de la independencia de criterio que mantenía la Revista.  El autor de “La organización del desgobierno” también había publicado los índices de la Revista desde 1950 a 1993, así como un libro en el que se compilan 34 artículos de la RAP seleccionados por él de entre sus primeros cien números (libro muy querido por don Fernando Sáinz ya que uno de estos artículos es suyo).

En otro orden de cosas, ligó el Seminario García de Enterría (celebrado los miércoles de diez y media a doce de la mañana en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense y dirigido por don Lorenzo Martín-Retortillo) a la RAP, a cuyas páginas pasan muchos de los temas debatidos previamente en dicho Seminario.

En cuanto al éxito de la RAP, lo atribuyó el profesor Sáinz al espíritu del Estado de Derecho que en la Revista manaba solo, ya que sus colaboradores “se lo creían”.

Y conectado a la idea del Estado de Derecho, volvió a rememorar la figura de don Eduardo, que ejerció una gran influencia en la publicación para que en su seno se tuviera una actitud libre ante las cuestiones planteadas.  El maestro sólo rechazaba el no pensar, que alguien les tuviera que decir lo que tenían que discurrir;  en cambio, le gustaba la rebeldía.

Ante la abrumadora cantidad de revistas que se publican (en el catálogo, incompleto, del Congreso dedicado a ellas constan 2.427 títulos), don Fernando negó que ésta fuera un problema para la RAP, no así para otras publicaciones periódicas.

Así mismo, en relación con el contenido de la Revista (el Derecho Público), recordó que el profesor Sosa Wagner, en su Lección de despedida pronunciada con motivo de su jubilación el pasado 7 de octubre de 2016, había hablado de la prevalencia de las grandes multinacionales, de la Economía, sobre los Estados nacionales, y de cómo el Derecho Público tiene como fin tranquilizar al ciudadano ajeno al poder, que disfruta así de la seguridad del que encuentra de este modo un medio de defensa frente a los poderes económicos.  Según Sáinz Moreno, la RAP contribuye a esto y a la dignidad de la persona (tema objeto del discurso de ingreso en la Academia de Jurisprudencia y Legislación de don Jesús González, luego editado como libro) por medio de la objetividad y del estudio técnico que Nieto predica de esta publicación.

También citó a don Francisco Sosa para hablar de la penetración en las publicaciones españolas de la lengua inglesa.  Este Catedrático de la Universidad de León es pesimista, afirma que estamos “agotados” y que se terminará por aceptar publicar en lengua inglesa.  Algo ante lo que se rebela el profesor Sáinz Moreno.

El Director del CEPC, tras mostrar su nostalgia por las separatas y la corrección artesanal de las pruebas y anunciar la concesión por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) de un certificado de excelencia a la RAP hasta 2019, dio la palabra al último interviniente, el Catedrático don Joaquín Tornos.

Este profesor se incluyó dentro de la generación de los nacidos en los primeros años cincuenta que alcanzaron la Cátedra en los ochenta, esto es, “la generación de la RAP”, deudora de quienes la crearon y cuya gran ilusión era publicar en ella.

Tras recordar al maestro García de Enterría y su artículo del número 150 de la Revista dedicado a la historia interna de la misma, refirió él su historia personal con dicha publicación.  Narró cómo su primer recuerdo de la misma tuvo lugar al iniciar su carrera universitaria de la mano de los profesores Salas y Sebastián Martín-Retortillo.  Al ir a la tercera planta de la Facultad de Ciencias Económicas de Barcelona al despacho de este último y mostrarle su intención de dedicarse a la investigación, el profesor oscense le pidió que releyera la RAP y que luego volviera a verle.  Es en ese momento cuando don Joaquín descubre la existencia de la publicación ideada por don Eduardo García de Enterría, Revista cuyas aportaciones fundamentales son la doctrina y la posibilidad de conocer a los grandes maestros de la disciplina por los contenidos que enseñan y por el modelo de vida que son ellos mismos.

Enumeró a continuación el iter habitual a la hora de publicar en la RAP:  primero una recensión, después una crónica, más tarde un comentario de jurisprudencia y por último un estudio, momento en el cual el autor esperaba a que llegaran las separatas para luego pedir algunas más y enviárselas a sus maestros con dedicatorias afectuosas.

Citó de nuevo al profesor García de Enterría, para señalar que fue él quien propuso a don Joaquín como miembro del Consejo de Redacción en 2008, mientras se publicaba el número 175 de la que él considera la mejor Revista de Derecho Administrativo en lengua española (en este punto recordó que hay que cumplir ciertos criterios de calidad para poder ser incluida en los Índices).

Por último y después de solicitar al Director que se mantuviera el color verde en la portada, desglosó las siglas RAP en una R de razón, de respeto, de resistencia; en una A de alma, de arte (oficio, ciencia e inspiración), de altura; y en una P de presencia (existencia y permanencia), de placer y de perfección, para acabar su intervención con un “¡Larga vida a la RAP!”.

Volvió a usar la palabra el señor Pendás para recordar, además de su autoría de un largo artículo publicado en la RAP, las palabras de don Federico de Castro (cuya primera edición de su “Derecho Civil de España”, señaló, fue publicada precisamente por el IEP en 1949):  “Todo gran jurista deja su huella en la Historia”, extendiendo esta condición a los colaboradores de la Revista, de la que el CEPC, según él, puede estar orgulloso.

Así terminó el acto de presentación del número 200 de la Revista de Administración Pública.

 

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