09/04/2017

Un viajero solitario

El día 4 de abril se inauguró en la Lonja de Zaragoza una muestra de casi medio siglo de obra del pintor Natalio Bayo. La tarde, fresca y ventosa, reunió allí a una multitud de artistas colegas y amigos suyos, historiadores y críticos de arte, gentes amantes de la cultura. Natalio, que además de un artista estupendo es persona discreta, amable, sencilla, recibía así una muestra más de consideración en la que suele ser principal sede para estos reconocimientos de toda una vida de trabajo. En Andalán, donde colaboró siempre con generosidad y afecto, y con varios de nosotros excepcionalmente, celebramos este hecho y animamos a nuestros lectores a visitar la exposición. Y ofrecemos este comentario del catedrático emérito de Historia del Arte, compañero nuestro, profesor Borrás Gualis.

 

Un viajero solitario

Natalio Bayo (Épila , provincia de Zaragoza,1945) dibujante, grabador y pintor, premio San Jorge de la Diputación de Zaragoza en 1970, nos ofrece esta primavera de 2017 en La Lonja una gran exposición antológica de su recorrido pictórico, excluidos los dibujos y los grabados, que han constituido por otra parte la base y el fundamento de su trabajo como artista.

Por ello, siempre que Natalio se enfrenta a una retrospectiva monográfica de su pintura, debemos poner entre paréntesis el diseño y la temática para centrarnos en el poderoso impacto del color en su obra. No creo que mi condición de amigo me ciegue la mirada. Desde la golosidad de la gran pintura veneciana del siglo XVI, acuñadora de la modernidad, pasando por las delicuescencias del Rubens barroco y la profundidad del Delacroix romántico, el color anida siempre inmediato y sorprendente, como una fiesta visual, en la pintura de Natalio Bayo.

Natalio-Bayo

Quiero quedarme con este poderoso impacto de explosión colorista que recibirá el visitante que se acerque a la Lonja zaragozana, donde se manifiesta palmariamente en múltiples tonos su riqueza y diversidad cromáticas. Flota en el ambiente creado con su obra un gran elogio al sentido de la vista y subyace bajo la piel de la pintura la gran alegría de vivir. Y ello se acentúa en su obra actual, la datada en 2016, en un ejercicio de experimentación de las posibilidades expresivas de su paleta cromática, que sobrenada y se sobreimpone a la temática personal.

Natalio Bayo ha seguido desde el descrédito de las vanguardias de finales de los setenta una larga trayectoria personal, en la que ha adquirido la condición del héroe solitario, construyendo un lenguaje propio, auténtico y definitorio de su trabajo. Ya en la última curva del camino, como decía Baroja, con toda la sabiduría del oficio de pintar a cuestas, el artista vuelve a encerrarse en el estudio y a enfrentarse con el color, a medirse con los pinceles, una empresa que nos deja el asombro de unas gamas cromáticas que llevan la inmediatez y la fuerza de su sello personal.