El Círculo Aragonés de Economía, la noticia del siglo
El nacimiento del Círculo Aragonés de Economía es una noticia de notable magnitud, al menos en las coordenadas actuales de la vida de Aragón.
Que un nutrido grupo de empresarios aragoneses hayan visto la oportunidad y encontrado la forma de comunicarse más allá de lo que pueden hacerlo en los consejos de administración de sus respectivas empresas y en las comunicaciones comerciales habituales a sus tareas profesionales no es algo que ocurra todos los días.
De hecho, es la primera vez que tal cosa ocurre desde el nacimiento de nuestra democracia en 1979 y acaso han tenido algo que ver en ese impulso organizativo las consecuencias de la Expo del 2008 y, en general, las nuevas condiciones en las que un gobierno autonómico y un ayuntamiento de Zaragoza regidos por la coalición PSOE-PAR han puesto a nuestra comunidad.
De ser así, se confirmaría uno de los muchos silogismos lógicos (económicamente lógicos, desde luego) de la actividad socio-económica, que quiere que unas grandes inversiones públicas concentradas en objetivos locales, dada una determinada correlación de fuerzas sociales, redundarán en beneficio (económico, pero no sólo: también organizativo, impulsor, creativo, etc.) del sector social que más posibilidades tenga de recogerlo, guardarlo y utilizarlo para sí mismo. Es decir: los herederos de la Expo 2008 serían mucho más los empresarios aragoneses que «el pueblo trabajador».
Que a la cabeza (visible ya) de este Círculo Aragonés de Economía figuren respetables e influyentes miembros del Opus viene a corroborar una vez más en la historia de España que en épocas de expansión (crisis de crecimiento, como la que experimenta actualmente Zaragoza, o sea, el 90% de la actividad económica aragonesa), los sectores más dinámicos del capital financiero encabezan al grupo industrial-financiero local que ha conseguido (ya) establecer vínculos nuevos y «especiales» con sus homónimos del resto de España y pretende abanderar un avance «de clase» hacia los puntos neurálgicos del capitalismo monopolista de Estado, con sede mayormente en Madrid.
Así que deberíamos atender muy atentamente los movimientos de estos ciudadanos aragoneses a quienes, según expresan, «preocupa todo lo que preocupa a la sociedad aragonesa». A la sociedad aragonesa en su conjunto debería preocuparle mucho todo lo que les pueda preocupar actualmente a estos ciudadanos, organizados ya en su flamante Círculo Aragonés de Economía.