10/09/2017

Bernardo Aladrén Monterde

http://fundacionaladren.com/sites/default/files/TRICOLORba_0.jpg

 

 

 

 

 

 

Fue uno de  los personajes más destacados del socialismo zaragozano de los años 30 del siglo pasado. Estuvo al frente de la UGT y del PSOE. de Zaragoza-capital o provincia, según los momentos, lo que le permitió tener un protagonismo político destacado en tiempos de la II República.

 

Nació en Zaragoza un 12 de marzo de 1890 en una familia extraordinariamente humilde. En 1899, a los nueve años fue llevado al Hospicio Provincial, a instancias de su abuela paterna, ya que su padre Felipe estaba preso en las cárceles públicas de Zaragoza desde fines del mes de junio del mismo año, a consecuencia de los sucesos ocurridos por aquellos días en la vía pública. Tales sucesos estaban relacionados con la reforma llevada a cabo por el Ministro de Hacienda Fernández Villaverde, que entre otras cosas pretendía que el Estado asumiera las deudas coloniales, la no amortización de la deuda pública y establecimiento del impuesto de utilidades. Esto significó la oposición de la burguesía, así como revueltas populares. En el caso de Zaragoza la revuelta popular adquirió tintes bastante graves. Los manifestantes asaltaron el Casino Principal, penetraron en la  Cámara de Comercio, apedrearon el Gobierno Civil y quemaron las puertas del colegio de los jesuitas. Algunas autoridades fueron golpeadas. Se declaró la Ley Marcial, y tuvieron que emplearse a fondo las Fuerzas de  Orden Público. Hubo varios detenidos, entre ellos el padre de Bernardo. En el expediente que se le abrió se especifica que el 4 de mayo de 1900 fue sentenciado por Consejo de Guerra a la pena de un año y dos meses de prisión correccional, por el delito de insulto a fuerza armada. Había entrado en prisión el 26 de junio de 1899 y saldría el 12 de febrero de 1901. Se añade también que al dictarse la sentencia llevaba ya detenido 11 meses y 14 días, de este tiempo se le restaba la mitad, 5 meses y 22 días, del total de la sentencia a cumplir.

 

El padre en la cárcel y su madre, Tomasa, fallecida en el Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, dos años antes,  a los 38 años de una tuberculosis pulmonar. En el Hospicio Provincial  permaneció  hasta 1905, donde aprendió el oficio de impresor. No tuvo una niñez muy feliz. Sin madre, un padre en la cárcel y que cuando sale de ella, se desentiende de él; una abuela octogenaria, con lo que supone esta edad en los inicios del siglo XX, no parecen  ser las  circunstancias más adecuadas para la educación de un niño, y tienen que dejar una huella imperecedera. Como indica Arsenio Jimeno, la vida le había maltratado cruelmente. Esta circunstancia endureció su carácter.  Se mostraba hombre de genio  y de temperamento  cuando la situación lo exigía.  Era muy trabajador y de gran empuje. Dormía poco y trabajaba mucho.  Hombre con gran vocación política, entendiéndola como la mejor posibilidad de luchar contra todo tipo de injusticias. Firme en sus convicciones, sabiéndolas defender costara lo que costara. Supo escalar los más altos cargos políticos, supliendo su escasa formación con fuerza y empuje, con su castellano mellado, era capaz de construir discursos recios, desafiantes y convincentes. Era empecinado, un tanto agresivo con sus palabras, era como un gallo de pelea. Fue un hombre más de acción que de palabra.

 

Su biografía política se inició en el republicanismo en torno a 1916, en el Partido Radical de Alejandro Lerroux, donde desempeñó cargos orgánicos importantes al ser Presidente de la Juventud Rebelde, rama juvenil del Partido Radical.  Posteriormente llegó a las filas anarquistas, en 1920  presidió la reunión convocada para constituir  el sindicato de Artes Gráficas de la CNT y fue su primer presidente, permaneciendo hasta 1923, para finalmente acabar en las filas socialistas, en torno a 1926 en la UGT y del PSOE, siendo una figura destacada en ambas instituciones tanto en Zaragoza capital y provincia, como en Aragón a la llegada de la II República, estando implicado en los sucesos ocurridos en Zaragoza vinculados con la sublevación de Jaca de diciembre de 1930. Según Kelsey, Aladrén fue la figura dominante del socialismo zaragozano durante la II República. Presidente tanto de la Agrupación Socialista como de la Federación Local de la UGT en enero de 1930, Secretario General  de la Federación Provincial de la UGT zaragozana desde su constitución en mayo de 1931 hasta la sublevación militar- el único puesto de la jerarquía socialista que nunca cambió- fue reelegido Presidente de la Federación Local en junio de 1935 y reemplazado en 1936.

 

Tras las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 se convirtió en jefe de la minoría socialista en el Ayuntamiento republicano zaragozano, y la segunda tenencia de Alcaldía siendo un gran defensor de los intereses de la clase obrera, de la democracia, de la educación, del laicismo, así como una revisión crítica de los ayuntamientos anteriores.  Como consecuencia de la huelga de 35 días, iniciada el 5 de abril de 1934, Aladrén estuvo preso en la cárcel, por haber pertenecido al Comité de Huelga, desde el 19 de abril al 9 de mayo.  Por los hechos de octubre de 1934, todos los concejales socialistas fueron conducidos a la cárcel, y no volverían a ocupar sus puestos  hasta el 21 de febrero del 36.

 

En 1936 tras el triunfo del Frente Popular, se constituyó  la Comisión Gestora Provincial., bajo la presidencia del Gobernador Civil, Vera Coronel, y con la presencia de los diputados socialistas, Antonio Plano, Antonio Ruiz y Bernardo Aladrén.

 

Participó en una de las instituciones creadas en tiempos de la II República, para tratar de conciliar los intereses contrapuestos entre las clases patronal y obrera, fue la de los Jurados Mixtos., como vocal en el Jurado Mixto de Artes Gráficas de Zaragoza, y como presidente del Jurado Mixto de Trabajo Rural de Zaragoza.

 

Llegamos al golpe militar de 18 de julio en Zaragoza. La indecisión del Gobernador Civil, Vera Coronel en los primeros momentos, y el negarse a proporcionar las armas que solicitó una delegación de la CNT y La UGT provocó el triunfo del golpe militar en Zaragoza. Como indica Arsenio Jimeno la noche precediendo la proclamación del estado de guerra por Cabanellas, todos los cuarteles estuvieron rodeados por obreros de la CNT y de la UGT, absolutamente desarmados, esperando que las gestiones de socialistas y republicanos, dieran el resultado esperado y se les entregasen armas para defender el régimen republicano. En estas negociaciones participó Aladrén. Todas las gestiones fracasaron. No hubo armas. Faltó el genio insurreccional, el líder carismático, la iniciativa loca rompiendo todas las inercias y todas las resistencias. De nada sirvieron las reuniones entre socialistas y cenetistas. Arsenio Jimeno cuenta que Aladrén no pudo aguantar el encierro voluntario, y se echó   a la calle. Buscó refugiarse, llamó a las puertas de parientes acomodados, con negocios florecientes. Le cerraron sus puertas con aspavientos escandalizados, que era tanto como entregarlo fríamente a la muerte. Fue detenido por las falangistas y teniendo en cuenta su trayectoria política, era obvio que iban a ir a por él, y así efectivamente ocurrió. El día 9 de agosto fue asesinado. Ni en la tumba le dejaron tranquilo, como veremos a continuación.

 

Una de las características del régimen franquista fue su extraordinaria dureza con la disidencia política. Fue implacable e inmisecorde. No se detuvo ante nada ni ante nadie. Aquel que pensaba diferente tenía que ser castigado con dureza, persiguiéndolo, incluso, después de de muerto.

El régimen franquista tenía las ideas muy claras. Había que exterminar cualquier disidencia, en pro de construir la nueva España. A tal finalidad no se debían reparar medios por crueles que estos fueran. Los “enemigos” del Régimen tenían que ser perseguidos hasta en las tumbas. Fue el caso de nuestro protagonista.  A pesar de haber sido asesinado con un tiro en el cráneo, a principios de agosto de 1936,  las autoridades franquistas le sometieron a un juicio en febrero de 1941, a través del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Zaragoza, para averiguar su comportamiento político durante los años de la II República.  Su expediente fue sobreseído en el año siguiente por insolvencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

.

Una vez muerte se vio sometido a la Ley de Responsabilidades Políticas, por lo que se le abrió expediente en marzo de 1941. Tuvo que acudir varias veces su esposa a declarar. Finalmente fue sobreseído su expediente por insolvencia del inculpado.

 

 

 

 

 

 

Fue uno de  los personajes más destacados del socialismo zaragozano de los años 30 del siglo pasado. Estuvo al frente de la UGT y del PSOE. de Zaragoza-capital o provincia, según los momentos, lo que le permitió tener un protagonismo político destacado en tiempos de la II República.

 

Nació en Zaragoza un 12 de marzo de 1890 en una familia extraordinariamente humilde. En 1899, a los nueve años fue llevado al Hospicio Provincial, a instancias de su abuela paterna, ya que su padre Felipe estaba preso en las cárceles públicas de Zaragoza desde fines del mes de junio del mismo año, a consecuencia de los sucesos ocurridos por aquellos días en la vía pública. Tales sucesos estaban relacionados con la reforma llevada a cabo por el Ministro de Hacienda Fernández Villaverde, que entre otras cosas pretendía que el Estado asumiera las deudas coloniales, la no amortización de la deuda pública y establecimiento del impuesto de utilidades. Esto significó la oposición de la burguesía, así como revueltas populares. En el caso de Zaragoza la revuelta popular adquirió tintes bastante graves. Los manifestantes asaltaron el Casino Principal, penetraron en la  Cámara de Comercio, apedrearon el Gobierno Civil y quemaron las puertas del colegio de los jesuitas. Algunas autoridades fueron golpeadas. Se declaró la Ley Marcial, y tuvieron que emplearse a fondo las Fuerzas de  Orden Público. Hubo varios detenidos, entre ellos el padre de Bernardo. En el expediente que se le abrió se especifica que el 4 de mayo de 1900 fue sentenciado por Consejo de Guerra a la pena de un año y dos meses de prisión correccional, por el delito de insulto a fuerza armada. Había entrado en prisión el 26 de junio de 1899 y saldría el 12 de febrero de 1901. Se añade también que al dictarse la sentencia llevaba ya detenido 11 meses y 14 días, de este tiempo se le restaba la mitad, 5 meses y 22 días, del total de la sentencia a cumplir.

 

El padre en la cárcel y su madre, Tomasa, fallecida en el Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, dos años antes,  a los 38 años de una tuberculosis pulmonar. En el Hospicio Provincial  permaneció  hasta 1905, donde aprendió el oficio de impresor. No tuvo una niñez muy feliz. Sin madre, un padre en la cárcel y que cuando sale de ella, se desentiende de él; una abuela octogenaria, con lo que supone esta edad en los inicios del siglo XX, no parecen  ser las  circunstancias más adecuadas para la educación de un niño, y tienen que dejar una huella imperecedera. Como indica Arsenio Jimeno, la vida le había maltratado cruelmente. Esta circunstancia endureció su carácter.  Se mostraba hombre de genio  y de temperamento  cuando la situación lo exigía.  Era muy trabajador y de gran empuje. Dormía poco y trabajaba mucho.  Hombre con gran vocación política, entendiéndola como la mejor posibilidad de luchar contra todo tipo de injusticias. Firme en sus convicciones, sabiéndolas defender costara lo que costara. Supo escalar los más altos cargos políticos, supliendo su escasa formación con fuerza y empuje, con su castellano mellado, era capaz de construir discursos recios, desafiantes y convincentes. Era empecinado, un tanto agresivo con sus palabras, era como un gallo de pelea. Fue un hombre más de acción que de palabra.

 

Su biografía política se inició en el republicanismo en torno a 1916, en el Partido Radical de Alejandro Lerroux, donde desempeñó cargos orgánicos importantes al ser Presidente de la Juventud Rebelde, rama juvenil del Partido Radical.  Posteriormente llegó a las filas anarquistas, en 1920  presidió la reunión convocada para constituir  el sindicato de Artes Gráficas de la CNT y fue su primer presidente, permaneciendo hasta 1923, para finalmente acabar en las filas socialistas, en torno a 1926 en la UGT y del PSOE, siendo una figura destacada en ambas instituciones tanto en Zaragoza capital y provincia, como en Aragón a la llegada de la II República, estando implicado en los sucesos ocurridos en Zaragoza vinculados con la sublevación de Jaca de diciembre de 1930. Según Kelsey, Aladrén fue la figura dominante del socialismo zaragozano durante la II República. Presidente tanto de la Agrupación Socialista como de la Federación Local de la UGT en enero de 1930, Secretario General  de la Federación Provincial de la UGT zaragozana desde su constitución en mayo de 1931 hasta la sublevación militar- el único puesto de la jerarquía socialista que nunca cambió- fue reelegido Presidente de la Federación Local en junio de 1935 y reemplazado en 1936.

 

Tras las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 se convirtió en jefe de la minoría socialista en el Ayuntamiento republicano zaragozano, y la segunda tenencia de Alcaldía siendo un gran defensor de los intereses de la clase obrera, de la democracia, de la educación, del laicismo, así como una revisión crítica de los ayuntamientos anteriores.  Como consecuencia de la huelga de 35 días, iniciada el 5 de abril de 1934, Aladrén estuvo preso en la cárcel, por haber pertenecido al Comité de Huelga, desde el 19 de abril al 9 de mayo.  Por los hechos de octubre de 1934, todos los concejales socialistas fueron conducidos a la cárcel, y no volverían a ocupar sus puestos  hasta el 21 de febrero del 36.

 

En 1936 tras el triunfo del Frente Popular, se constituyó  la Comisión Gestora Provincial., bajo la presidencia del Gobernador Civil, Vera Coronel, y con la presencia de los diputados socialistas, Antonio Plano, Antonio Ruiz y Bernardo Aladrén.

 

Participó en una de las instituciones creadas en tiempos de la II República, para tratar de conciliar los intereses contrapuestos entre las clases patronal y obrera, fue la de los Jurados Mixtos., como vocal en el Jurado Mixto de Artes Gráficas de Zaragoza, y como presidente del Jurado Mixto de Trabajo Rural de Zaragoza.

 

Llegamos al golpe militar de 18 de julio en Zaragoza. La indecisión del Gobernador Civil, Vera Coronel en los primeros momentos, y el negarse a proporcionar las armas que solicitó una delegación de la CNT y La UGT provocó el triunfo del golpe militar en Zaragoza. Como indica Arsenio Jimeno la noche precediendo la proclamación del estado de guerra por Cabanellas, todos los cuarteles estuvieron rodeados por obreros de la CNT y de la UGT, absolutamente desarmados, esperando que las gestiones de socialistas y republicanos, dieran el resultado esperado y se les entregasen armas para defender el régimen republicano. En estas negociaciones participó Aladrén. Todas las gestiones fracasaron. No hubo armas. Faltó el genio insurreccional, el líder carismático, la iniciativa loca rompiendo todas las inercias y todas las resistencias. De nada sirvieron las reuniones entre socialistas y cenetistas. Arsenio Jimeno cuenta que Aladrén no pudo aguantar el encierro voluntario, y se echó   a la calle. Buscó refugiarse, llamó a las puertas de parientes acomodados, con negocios florecientes. Le cerraron sus puertas con aspavientos escandalizados, que era tanto como entregarlo fríamente a la muerte. Fue detenido por las falangistas y teniendo en cuenta su trayectoria política, era obvio que iban a ir a por él, y así efectivamente ocurrió. El día 9 de agosto fue asesinado. Ni en la tumba le dejaron tranquilo, como veremos a continuación.

 

Una de las características del régimen franquista fue su extraordinaria dureza con la disidencia política. Fue implacable e inmisecorde. No se detuvo ante nada ni ante nadie. Aquel que pensaba diferente tenía que ser castigado con dureza, persiguiéndolo, incluso, después de de muerto.

El régimen franquista tenía las ideas muy claras. Había que exterminar cualquier disidencia, en pro de construir la nueva España. A tal finalidad no se debían reparar medios por crueles que estos fueran. Los “enemigos” del Régimen tenían que ser perseguidos hasta en las tumbas. Fue el caso de nuestro protagonista.  A pesar de haber sido asesinado con un tiro en el cráneo, a principios de agosto de 1936,  las autoridades franquistas le sometieron a un juicio en febrero de 1941, a través del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Zaragoza, para averiguar su comportamiento político durante los años de la II República.  Su expediente fue sobreseído en el año siguiente por insolvencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

.

Una vez muerte se vio sometido a la Ley de Responsabilidades Políticas, por lo que se le abrió expediente en marzo de 1941. Tuvo que acudir varias veces su esposa a declarar. Finalmente fue sobreseído su expediente por insolvencia del inculpado.

 

 

 

 

 

 

Fue uno de  los personajes más destacados del socialismo zaragozano de los años 30 del siglo pasado. Estuvo al frente de la UGT y del PSOE. de Zaragoza-capital o provincia, según los momentos, lo que le permitió tener un protagonismo político destacado en tiempos de la II República.

 

Nació en Zaragoza un 12 de marzo de 1890 en una familia extraordinariamente humilde. En 1899, a los nueve años fue llevado al Hospicio Provincial, a instancias de su abuela paterna, ya que su padre Felipe estaba preso en las cárceles públicas de Zaragoza desde fines del mes de junio del mismo año, a consecuencia de los sucesos ocurridos por aquellos días en la vía pública. Tales sucesos estaban relacionados con la reforma llevada a cabo por el Ministro de Hacienda Fernández Villaverde, que entre otras cosas pretendía que el Estado asumiera las deudas coloniales, la no amortización de la deuda pública y establecimiento del impuesto de utilidades. Esto significó la oposición de la burguesía, así como revueltas populares. En el caso de Zaragoza la revuelta popular adquirió tintes bastante graves. Los manifestantes asaltaron el Casino Principal, penetraron en la  Cámara de Comercio, apedrearon el Gobierno Civil y quemaron las puertas del colegio de los jesuitas. Algunas autoridades fueron golpeadas. Se declaró la Ley Marcial, y tuvieron que emplearse a fondo las Fuerzas de  Orden Público. Hubo varios detenidos, entre ellos el padre de Bernardo. En el expediente que se le abrió se especifica que el 4 de mayo de 1900 fue sentenciado por Consejo de Guerra a la pena de un año y dos meses de prisión correccional, por el delito de insulto a fuerza armada. Había entrado en prisión el 26 de junio de 1899 y saldría el 12 de febrero de 1901. Se añade también que al dictarse la sentencia llevaba ya detenido 11 meses y 14 días, de este tiempo se le restaba la mitad, 5 meses y 22 días, del total de la sentencia a cumplir.

 

El padre en la cárcel y su madre, Tomasa, fallecida en el Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, dos años antes,  a los 38 años de una tuberculosis pulmonar. En el Hospicio Provincial  permaneció  hasta 1905, donde aprendió el oficio de impresor. No tuvo una niñez muy feliz. Sin madre, un padre en la cárcel y que cuando sale de ella, se desentiende de él; una abuela octogenaria, con lo que supone esta edad en los inicios del siglo XX, no parecen  ser las  circunstancias más adecuadas para la educación de un niño, y tienen que dejar una huella imperecedera. Como indica Arsenio Jimeno, la vida le había maltratado cruelmente. Esta circunstancia endureció su carácter.  Se mostraba hombre de genio  y de temperamento  cuando la situación lo exigía.  Era muy trabajador y de gran empuje. Dormía poco y trabajaba mucho.  Hombre con gran vocación política, entendiéndola como la mejor posibilidad de luchar contra todo tipo de injusticias. Firme en sus convicciones, sabiéndolas defender costara lo que costara. Supo escalar los más altos cargos políticos, supliendo su escasa formación con fuerza y empuje, con su castellano mellado, era capaz de construir discursos recios, desafiantes y convincentes. Era empecinado, un tanto agresivo con sus palabras, era como un gallo de pelea. Fue un hombre más de acción que de palabra.

 

Su biografía política se inició en el republicanismo en torno a 1916, en el Partido Radical de Alejandro Lerroux, donde desempeñó cargos orgánicos importantes al ser Presidente de la Juventud Rebelde, rama juvenil del Partido Radical.  Posteriormente llegó a las filas anarquistas, en 1920  presidió la reunión convocada para constituir  el sindicato de Artes Gráficas de la CNT y fue su primer presidente, permaneciendo hasta 1923, para finalmente acabar en las filas socialistas, en torno a 1926 en la UGT y del PSOE, siendo una figura destacada en ambas instituciones tanto en Zaragoza capital y provincia, como en Aragón a la llegada de la II República, estando implicado en los sucesos ocurridos en Zaragoza vinculados con la sublevación de Jaca de diciembre de 1930. Según Kelsey, Aladrén fue la figura dominante del socialismo zaragozano durante la II República. Presidente tanto de la Agrupación Socialista como de la Federación Local de la UGT en enero de 1930, Secretario General  de la Federación Provincial de la UGT zaragozana desde su constitución en mayo de 1931 hasta la sublevación militar- el único puesto de la jerarquía socialista que nunca cambió- fue reelegido Presidente de la Federación Local en junio de 1935 y reemplazado en 1936.

 

Tras las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 se convirtió en jefe de la minoría socialista en el Ayuntamiento republicano zaragozano, y la segunda tenencia de Alcaldía siendo un gran defensor de los intereses de la clase obrera, de la democracia, de la educación, del laicismo, así como una revisión crítica de los ayuntamientos anteriores.  Como consecuencia de la huelga de 35 días, iniciada el 5 de abril de 1934, Aladrén estuvo preso en la cárcel, por haber pertenecido al Comité de Huelga, desde el 19 de abril al 9 de mayo.  Por los hechos de octubre de 1934, todos los concejales socialistas fueron conducidos a la cárcel, y no volverían a ocupar sus puestos  hasta el 21 de febrero del 36.

 

En 1936 tras el triunfo del Frente Popular, se constituyó  la Comisión Gestora Provincial., bajo la presidencia del Gobernador Civil, Vera Coronel, y con la presencia de los diputados socialistas, Antonio Plano, Antonio Ruiz y Bernardo Aladrén.

 

Participó en una de las instituciones creadas en tiempos de la II República, para tratar de conciliar los intereses contrapuestos entre las clases patronal y obrera, fue la de los Jurados Mixtos., como vocal en el Jurado Mixto de Artes Gráficas de Zaragoza, y como presidente del Jurado Mixto de Trabajo Rural de Zaragoza.

 

Llegamos al golpe militar de 18 de julio en Zaragoza. La indecisión del Gobernador Civil, Vera Coronel en los primeros momentos, y el negarse a proporcionar las armas que solicitó una delegación de la CNT y La UGT provocó el triunfo del golpe militar en Zaragoza. Como indica Arsenio Jimeno la noche precediendo la proclamación del estado de guerra por Cabanellas, todos los cuarteles estuvieron rodeados por obreros de la CNT y de la UGT, absolutamente desarmados, esperando que las gestiones de socialistas y republicanos, dieran el resultado esperado y se les entregasen armas para defender el régimen republicano. En estas negociaciones participó Aladrén. Todas las gestiones fracasaron. No hubo armas. Faltó el genio insurreccional, el líder carismático, la iniciativa loca rompiendo todas las inercias y todas las resistencias. De nada sirvieron las reuniones entre socialistas y cenetistas. Arsenio Jimeno cuenta que Aladrén no pudo aguantar el encierro voluntario, y se echó   a la calle. Buscó refugiarse, llamó a las puertas de parientes acomodados, con negocios florecientes. Le cerraron sus puertas con aspavientos escandalizados, que era tanto como entregarlo fríamente a la muerte. Fue detenido por las falangistas y teniendo en cuenta su trayectoria política, era obvio que iban a ir a por él, y así efectivamente ocurrió. El día 9 de agosto fue asesinado. Ni en la tumba le dejaron tranquilo, como veremos a continuación.

 

Una de las características del régimen franquista fue su extraordinaria dureza con la disidencia política. Fue implacable e inmisecorde. No se detuvo ante nada ni ante nadie. Aquel que pensaba diferente tenía que ser castigado con dureza, persiguiéndolo, incluso, después de de muerto.

El régimen franquista tenía las ideas muy claras. Había que exterminar cualquier disidencia, en pro de construir la nueva España. A tal finalidad no se debían reparar medios por crueles que estos fueran. Los “enemigos” del Régimen tenían que ser perseguidos hasta en las tumbas. Fue el caso de nuestro protagonista.  A pesar de haber sido asesinado con un tiro en el cráneo, a principios de agosto de 1936,  las autoridades franquistas le sometieron a un juicio en febrero de 1941, a través del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Zaragoza, para averiguar su comportamiento político durante los años de la II República.  Su expediente fue sobreseído en el año siguiente por insolvencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

.

Una vez muerte se vio sometido a la Ley de Responsabilidades Políticas, por lo que se le abrió expediente en marzo de 1941. Tuvo que acudir varias veces su esposa a declarar. Finalmente fue sobreseído su expediente por insolvencia del inculpado.