Los socialistas y los Comités Paritarios en el final de Primo de Rivera
En la caída de Primo de Rivera a comienzos de 1930 los socialistas emitieron su opinión favorable al mantenimiento de los Comités Paritarios, aunque con reformas, frente a las demandas de algunos medios y grupos conservadores que solicitaron su derogación.
La participación del sindicalismo socialista en estos Comités forma parte de una de las páginas de intensa polémica de su Historia porque suponía una especie de colaboración con la Dictadura, algo de lo que eran conscientes los socialistas, y que intentaron justificar partiendo del hecho de que consideraban que era una conquista del movimiento obrero, bajo la filosofía de un sindicalismo que intentaba ir arrancando mejoras laborales y sociales frente a la postura eminentemente revolucionaria del anarcosindicalismo. Vamos a intentar desarrollar estas ideas en el presente artículo.
El modelo sindical de la Dictadura de Primo de Rivera se estableció a través de los denominados Comités Paritarios, organismos creados por un decreto-ley de 26 de noviembre de 1926, obra de Eduardo Aunós, ministro de Trabajo bajo la Dictadura de Primo de Rivera. Tenían como misión regular las relaciones laborales. Se encontraban dentro de la Organización Corporativa Nacional, y eran su principal pilar. Tenían funciones jurisdiccionales e inspectoras. Se encargaban de aprobar y elaborar leyes reguladoras sobre las condiciones laborales y de resolver los conflictos entre la patronal y los obreros.
Los Comités Paritarios estaban formados por vocales, en igual número, que eran representantes de los patronos y de los trabajadores. El presidente era un representante del gobierno. Los vocales eran nombrados de forma libre por los empresarios y por los sindicatos. De esta manera, la UGT consiguió copar casi todos los puestos, habida cuenta que el sindicalismo anarquista estaba prohibido. La participación de la familia socialista en el sistema laboral corporativo diseñado por la Dictadura generó un intenso debate interno.
Por encima de los Comités estaban los Consejos de Corporación y una Comisión Delegada de Consejos. También, había Comisiones Paritarias locales de trabajo y provinciales. Duraron hasta 1931 cuando fueron sustituidos por los Jurados Mixtos.
Pues bien, el principal artículo de opinión de El Socialista del 6 de febrero de 1930, se hizo una pormenorizada justificación de los Comités Paritarios y de la participación socialista en los mismos.
Se partía del hecho de la táctica del sindicato y del partido en los años de la Dictadura en relación con los Comités Paritarios había sido discutible, pero los socialistas se vanagloriaban de conocer a los trabajadores y las necesidades de la organización obrera, por lo que habían acertado en aquella.
La táctica socialista se basaba en la necesidad de que los trabajadores se interesasen en la legislación social fuera cual fuese el sistema político que rigiese, sobre todo, porque la burguesía, aunque estuviese siempre divida políticamente, no lo estaba en lo económico, en implícita alusión a lo que había ocurrido en la época constitucional y en la propia Dictadura de Primo.
Los Comités Paritarios se contemplaban como una conquista de la organización obrera. Si se hubiesen aplicado al mundo agrícola, el avance en España habría sido gigantesco. Un sistema democrático, en alusión a lo que se deseaba para la etapa política que se inauguraba en España, tenía que basarse en ese modelo si se quería abordar seriamente la cuestión social, aunque hubiese sido obra de un ministro de la Dictadura. Solamente se achacaba que no se había llevado a sus últimas consecuencias, algo que podría pasar si los socialistas tenían presencia clara en el poder legislativo. No cabe duda que se estaba vaticinando lo que ocurriría a partir del año siguiente, cuando los socialistas consiguieron ser la principal minoría en las Cortes y Largo Caballero, desde el Ministerio de Trabajo, formulase los Jurados Mixtos, con clara inspiración en los Comités Paritarios.
Además del número citado, también hemos trabajado con el número del día 2 de febrero de 1930 de El Socialista.