andalán 50 años » II. Des-velando Andalán » 2.2. Contextos

Andalán, escuela de periodistas y una forma de ejercer la profesión.

Cuando era un niño me gustaba recoger la correspondencia del buzón de casa. Me decepcionaba comprobar que la mayor parte de los días solo había folletos de propaganda, alguna carta de banco y, muy de vez en cuando, alguna postal de algún amigo o pariente que había ido de viaje. La monotonía se rompía una vez a la semana, cuando llegaba una publicación que sobresalía de la rendija del cajetín. Su título me parecía misterioso y sus artículos incomprensibles, aunque me resultaban llamativos sus titulares, que leía con curiosidad. Más cercano me resultaba el nombre  del director de la revista, viejo amigo de mi madre al igual que su hermana Pilar. Esas son las primeras referencias que tengo de Andalán y de Eloy Fernández Clemente. Cuarenta años después de aquellas vivencias infantiles me gusta entretenerme consultando la colección de todos los ejemplares convenientemente encuadernados por mi padre y que conservo en la casa familiar. Repasar esas páginas es un ejercicio fascinante desde un punto de vista periodístico y sociológico. Son una crónica excelente del Aragón que se intentaba desperezar del subdesarrollo, liberarse de las ataduras del franquismo y saludar la democracia y la autonomía.

 

 

Muchas de las cuestiones que han copado la agenda política y social aragonesa de estas cinco décadas fueron abordadas sin complejos en aquella publicación tan distinta de la prensa con la que convivía. Está fuera de toda duda el papel que cumplió en un momento de tantos cambios sociales, políticos y culturales, y así es ampliamente reconocido. Pero, sobre todo, Andalán fue una magnífica escuela de periodistas y escritores que colaboraron fervorosamente en esa empresa periodística dirigida y gestionada con entusiasmo y muchas dosis de utopía. En esa escuela se iniciaron algunos de los mejores periodistas aragoneses contemporáneos, muchos de los cuales han sido una referencia clara de un modo de ejercer la profesión. Quién le iba a decir a aquel niño que recogía los andalanes del buzón que un día tendría la suerte de ser compañero de muchos de aquellos redactores que fueron su espejo.

Andalán es fundamental hasta en los errores que pudo cometer, que los cometió si se ve con el ventajismo que da cierta perspectiva histórica. Pero en ellos reside también gran parte del mérito de la publicación, porque tenerlos forma parte del riesgo que comporta ser audaz, un aspecto que me parece muy necesario en un proyecto periodístico. Andalán fue también valiente, trató de ejercer el periodismo con libertad e independencia, dos valores fácilmente quebradizos a los que ninguna cabecera debería renunciar. En muchas ocasiones fue innovador y generó opinión, su espíritu crítico (otra cualidad imprescindible en el ejercicio periodístico) estimuló el debate y promovió manifestaciones artísticas y culturales de forma meritoria. Sin duda, son muchas las contribuciones de Andalán al periodismo aragonés, que sufre la crisis de una profesión que está viviendo cambios abruptos y que evoluciona hacia un rumbo no del todo claro. Frente a la tendencia cada vez más común de ejercer un periodismo institucional, individualista y acrítico, existe otra que tiene que ver mucho con Andalán: la que fomenta el trabajo cooperativo de las redacciones, se hace preguntas y mantiene una línea coherente aunque moleste. Celebramos el medio siglo de Andalán. Brindamos por los padres que alumbraron ese sueño necesario, los que lo hicieron posible con su trabajo y recordamos a quienes ya no están pero siguen vivos en nuestra memoria.