andalán 50 años » II. Des-velando Andalán » 2.1. Previos

Una primera aproximación

Carlos Azagra, Los Andalinios, José Antonio Labordeta, Historia de Paletonia, p. XV.

Carlos Azagra, Los Andalinios, José Antonio Labordeta, Historia de Paletonia, p. XV.

 

El horizonte histórico en el que se desarrollará la revista Andalán se corresponde con un tiempo acelerado: entre el tardofranquismo y la transición a la democracia en España. Varias citas ineludibles: 1966, la Ley Fraga sobre prensa, que abre una pequeña rendija en el búnker de la dictadura franquista; 1975, la muerte del dictador; 1977, 1 de abril, reconocimiento de la libertad de expresión, como principio fundamental de todo Estado de derecho, y 15 de junio, primeras Elecciones Generales; 1978, el 27 de diciembre, Constitución Española; 1982, triunfo electoral del PSOE y Estatuto de Aragón.

En el marco de la aparición de otras “publicaciones de oposición” (Cuadernos para el Diálogo, Triunfo, La Calle, Viejo Topo…), Andalán completará un ciclo de quince años ininterrumpidos entre el 15 de septiembre de 1972 y enero de 1987, con periodicidad variable, quincenal o bimensual, lo que le permite distanciarse un tanto del día a día de la información y poder ser más reflexiva y significativa. 476 números, en los que se pasa de los tres mil ejemplares por número en septiembre de 1972 a los 16.000 del año 1979. Será el tercero en tirada (tras Heraldo de Aragón y Noticiero) pero, sin duda, el más importante durante la Transición democrática en Aragón por su referencia a la izquierda, al aragonesismo y la cultura, y por introducir aspectos que no eran tratados en los demás medios.

La gestación y desarrollo del periódico tiene detrás a un grupo de jóvenes intelectuales antifranquistas dispuestos no solo a operar un relevo generacional sino a establecer la ruptura con el régimen de la dictadura de Franco, cercana ya a los cuarenta años de duración. Señala los temas que marcarán la agenda de los primeros, y posteriores, gobiernos democráticos de la Comunidad: oposición al trasvase del Ebro, Estatuto, comarcalización, problemas laborales y educativos, resurgimiento del regionalismo, deterioro urbanístico, desigualdad social y territorial, reparto y distribución de la riqueza, medioambiente… La reconstrucción (y creación) de un identidad aragonesa abarca un completo estudio cultural (las Ocho Artes liberales de las que hablaba el periódico) y de la escala del tiempo en todas sus dimensiones: en el pasado, revisitando la Historia y rompiendo falsos clichés y tópicos creados por el romanticismo folclorista; en el presente, poniendo nombre a los problemas reales y buscando soluciones a los mismos en el futuro cercano. Visitada hoy la revista, puede valorarse en muchos de sus aspectos la lucidez y anticipación de sus análisis, que continúan teniendo total vigencia. En uno de sus números de 1981 puede leerse: “(…) Porque nosotros queremos ayudar a transformar el mundo, nos tomamos la tarea de estudiarlo (…). Nuestra militancia civil está siempre de actualidad”. (“Andalán quincenal, ‘Ahí es nada”, Andalán, nº 345, 15 noviembre de 1981).

Esta autodenominada “barricada de papel” no dejará de estar exenta de ataques perpetrados por los poderes fácticos y que irán desde la intimidación y la persuasión a la asfixia económica. La presión sobre Andalán adoptará diversos rostros, primero más burdos, como la legislación constrictiva, la censura y el secuestro, y más sutiles después como el salto sin red alguna a un mercado pretendidamente libre. En los tres lustros de existencia, los cambios no se harán esperar y dificultarán el carácter independiente, crítico y democrático de la publicación. La “unión sagrada” antifranquista de los primeros años, que facilitaba la cohesión interna, dio paso a escisiones en el grupo fundador y entre los colaboradores –muchos de ellos habían ocupado para entonces sus cátedras o alcanzado cargos de responsabilidad como personal político-, a divergencias ideológicas que ahora podían manifestarse libremente en las urnas. Prensa diaria, como El País, o revistas como Cambio 16, absorberán a potenciales lectores. La decadencia de posiciones militantes no le ocurre solo a Andalán: entre 1978 y 1987, la mayor parte de los títulos de la prensa de oposición van a desaparecer. Andalán se resistirá a dar el cierre, empeñada como estaba, con tesón, en mantener la unidad en la pluralidad de la izquierda, fiel a su espíritu fundacional.

De una u otra forma, sin embargo, pasados cincuenta años de su nacimiento, se puede concluir que la transición a la democracia en Aragón no hubiese sido la misma sin contar con la presencia activa de esta revista.