Andalán fue la cuna del aragonesismo militante durante un periodo significativo de nuestra reciente historia, en la medida que constituyó el refugio intelectual de los pensadores aragoneses que contribuyeron de forma decisiva a la recuperación de las libertades democráticas abolidas tras la guerra civil.
Cuando el 15 de septiembre de 1972 sale a la luz el primer número de Andalán, Aragón era un territorio sin alma colectiva, un desierto político y cultural, donde únicamente, de forma incipiente, emergieron algunos espacios ciudadanos reivindicativos del aragonesismo ideológico.
En este sentido, a los fundadores de Andalán, singularmente a Eloy Fernández Clemente y a José Antonio Labordeta, les debemos la formación de un profundo sentimiento aragonesista vinculado a la reflexión teórica y práctica encaminada a tratar de resolver los grandes retos públicos, económicos y sociales que atenazaban nuestra tierra.
Desde una perspectiva analíticamente crítica y rigurosa, y a la vez abierta y participativa, Andalán aborda todas las cuestiones estratégicas que condicionaban el futuro de Aragón como proyecto político de construcción nacional en el marco de una España integradora de sus pueblos y comunidades y articulada como Estado Autonómico o como Estado federal (despoblación, emigración a otros territorios desequilibrios territoriales, regadíos, desarrollo económico débil), tal como se sintetizaba en ese primer editorial “La hora de Aragón”.
La trascendencia de los editoriales de Andalán de la primera época en la articulación de colectivos y movimientos sociales en torno a la “problemática de Aragón” fue determinante para la construcción de una conciencia cívica aragonesa de signo inclusivo y solidario, que abogaba por un modelo de autogobierno que preservase los derechos históricos de Aragón.
Al respecto, cabe recordar que Andalán está presente en la constitución del Seminario de Estudios Aragoneses, en cuya fundación participaron muchos miembros del equipo de redacción y colaboradores del semanario (Jose Antonio Biescas, Luis Germán, Jesús María Alemany, Miguel Morte, Miguel Ángel Portero, Eduardo Bandrés, Miguel Angel Loriente, y yo mismo, que redacté los estatutos y los presenté en el Gobierno Civil) y que aglutinó a intelectuales como Lorenzo Martin-Retortillo.
La colaboración entre Andalán y el seminario de Estudios Aragoneses fue el origen de la organización de las “Semanas Culturales Aragonesas”, que constituyeron los primeros foros de debate celebrados en el Centro Pignatelli que permitieron dar solidez al pensamiento aragonesista. También fue determinante en impulsar la conmemoración del 40 aniversario del Anteproyecto de Estatuto de Autonomía de Aragón, que se celebró en Caspe en 1976, dando lugar a la primera manifestación del movimiento popular aragonesista.
Andalán fue, y sigue siendo, en la memoria colectiva de los aragoneses un viento de libertad.
El ideario colectivo de Andalán, que comparten sus fundadores, redactores, colaboradores, suscriptores y lectores, desde el pleno respeto a la diversidad, se sustentaba firmemente en la lucha por las libertades democráticas y por la instauración de un régimen democrático en España garante de los derechos de las comunidades históricas, entre las que, por derecho propio, se incluye Aragón.
Jose Antonio Labordeta plasmaría este sentimiento colectivo en la letra de una de sus canciones icónicas, que se convertiría en un himno movilizador de los movimientos políticos y sociales democráticos:
“Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad”.
Andalán fue un apreciado laboratorio de ideas de las fuerzas progresistas aragonesas.
Fue indudablemente el germen del nacimiento del Partido Socialista de Aragón, liderado por Emilio Gastón y Tayo Marraco, que tuvo una influencia política e intelectual decisiva en los años de transición a la democracia
Cuando conmemoramos el 50 aniversario de la fundación del periódico Andalán, los aragoneses de mi generación y los nuevos aragoneses nos seguimos reconociendo y reencontrando con el legado político y cultural de nuestros mayores “Andalaneros”, que pusieron en valor, en unos tiempos oscuros, los ideales democráticos de libertad, igualdad, justicia y fraternidad de modo que podemos afirmar que todos nos sentimos parte de ese proyecto, porque todos somos Andalán.
José Manuel Bandrés Sánchez Cruzat, magistrado del Tribunal Supremo.