andalán 50 años » II. Des-velando Andalán » 2.5. Intrahistoria

Referente periodístico

Andalán tiene algo de crónica de cómo fuimos y de cómo somos en Aragón, de cuál es nuestra respuesta colectiva en esos momentos en que la fuerza de la historia levanta vetos y rompe con tiempos de oscuridad. Con todo ese reconocimiento, estas líneas, sin embargo, parten   de otra premisa:  la que siente a Andalán como un referente periodístico e intelectual, archivado en el paraíso de las emociones cálidas, el que acoge los recuerdos entrañables y mullidos.

Andalán era también, o conmigo lo fue, una escuela de periodismo y de pensamiento, donde había una acogida sincera y natural por el mero hecho de querer estar y formar parte. Solo había que cruzar la puerta para compartir deliberaciones y debates. Para aprender.

Rememoro los primeros años de la década de los 80 del siglo pasado, cuando acudir a los consejos de redacción de los lunes por la tarde, en la calle San Jorge, 32 obligaba a una novata como yo, a abrir constantemente los ojos y la mente, admirada por esa redacción variopinta, vocinglera, ruidosa, pero con tanto poso de reflexión y tanta inteligencia.

Andalán era un grupo humano, dispar, osado y atractivo, con un director, Eloy Fernández Clemente, que, con gesto impasible, hacía gala de una paciencia bíblica, y convertía el ruido y la amalgama de ideas en un nuevo número de revista. Un nuevo número que, como en el circo, participaba de un “más difícil todavía” para desmitificar la vida política, económica y social de Aragón, para provocar y para formar e informar.

Por supuesto, los becarios de Andalán no cobraban. ¡Cómo hacerlo!, si una tarde cualquiera de verano, te sorprendía la visita de la Policía Local que, tras la negociación oportuna, embargaba por mandato municipal unas Hispano Olivetti de combate, que ya habían pasado por ese trance en algún otro momento de su historia. Todo eso generaba un sentimiento de casa propia, donde te ayudaban a hacer frente a otras contingencias, por ejemplo, confeccionado un socorrido carnet de colaboradora que me sirvió para aliviar las clases de redacción periodística de la UPV-EHU, donde cursaba mis estudios de Periodismo.

Por eso, la perspectiva de este escrito es la de la gratitud y mi disposición a estar y ser, como hace años, con los ojos muy abiertos, y feliz por ese sedimento tan estimulante y enriquecedor que identifica cómo somos.