andalán 50 años » II. Des-velando Andalán » 2.10. Andalán en relación a/con:
Encuentros y desencuentros en tiempos de transición.
En recuerdo de mis compañeros José Antonio Biescas y Bernardo Bayona
Al volver la vista atrás, medio siglo después del nacimiento del periódico Andalán (1972-1987) la distancia de esa etapa de transición democrática en nuestro país -de consecución de la Constitución democrática (1978) y de la autonomía política de Aragón (1982), en plena etapa juvenil- me sugiere que fue (no solo) para mi generación la etapa más llena de encuentros y desencuentros en el desarrollo de numerosos proyectos políticos y socioculturales colectivos. El proyecto Andalán (“zanja abierta para plantar árboles, en lugar de hacer un hoyo cada uno”) reunió en Aragón a un creciente colectivo de ciudadanos (profesores, periodistas y profesionales) deseosos de ofrecer -a través del periódico- contenidos renovadores en una sociedad impregnada por valores tradicionales herederos del triunfo militar alcanzado mediante un golpe de Estado, una guerra civil y una larga represión durante la postguerra. Un tiempo de silencios y ausencias, monopolizado por la omnipresencia política (del partido único), militar y eclesiástica en todos los ámbitos de la vida social. Casi en paralelo, la formación del Partido Socialista en Aragón. Dos proyectos que aspiraban a promover una mayoría de progreso en Aragón.
A principios de los años setenta la sociedad española -y con ella, la aragonesa- había experimentado desde la década anterior importantes cambios socioeconómicos: avances en su proceso de urbanización (en Aragón se consolidó la macrocefalia zaragozana) y de modernización económica (avances en su industrialización), pero -todavía- sin apenas cambios en su rígido sistema político autoritario. Desajustes entre economía y política que incidieron en una creciente, aunque todavía limitada, presión social en demanda de reivindicaciones democráticas de apertura política. Cambios económicos apoyados en una política desarrollista vinculada al ascenso político del sector franquista de tecnócratas protagonizado por el Opus Dei. Zaragoza se benefició desde 1964 por su nominación como Polo de Desarrollo. La fuerte presencia del Opus Dei en Zaragoza en esta etapa fue patente: los principales poderes locales -Gobierno civil, Diputación, Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja (CAZAR),…- estaban protagonizados por miembros de dicho sector.
En este contexto surgió Andalán, desde su inicio ignorado por los restantes medios de comunicación locales. El nuevo quincenal ofreció una revisión de nuestra silenciada reciente historia y dio voz a temas, apenas tratados por el resto de medios, en defensa del territorio y de su patrimonio artístico; aportó conceptos, herramientas, nuevos para analizar la realidad económica, social y cultural aragonesa. A finales de 1973 monográficos sobre la economía aragonesa y sus centros de poder (nº 27 y 31-2) ofrecían el diagnóstico – Biescas dixit (1977)- de una economía desequilibrada afectada por un colonialismo interior y por la existencia de fuertes transferencias negativas (de energía, de recursos financieros, de emigración) a las que se sumaron en aquellos años las nuevas amenazas del trasvase de aguas del Ebro y de la instalación de centrales nucleares en su cuenca. Ante esta crítica realidad, en defensa del territorio, Andalán apostaba -en su monográfico de octubre de 1974 (nº 50-1) “Las Regiones”- por un proceso de regionalización que exigía la democratización del país, en línea con los planteamientos de la nueva Junta Democrática de Aragón. La nueva propuesta de Autonomía, blindada con la reivindicación del cambio democrático, encontraría dos años más tarde en la celebración del XL aniversario del Congreso de Caspe para la elaboración del proyecto de Estatuto de Autonomía (1936) -promovido por el Seminario de Estudios Aragoneses (SEA, 1977)- su primer acto social de afirmación pública. Esta propuesta de las emergentes fuerzas políticas democráticas aragonesas se mostraba alternativa a ciertos intentos de descentralización administrativa que desde el Régimen franquista se intentaron impulsar tímidamente en estos años, hacia la creación de Mancomunidades regionales de Diputaciones provinciales o la creación de Sociedades o Institutos de Desarrollo regional que no llegaron siquiera a promoverse en Aragón durante la primera mitad de los años setenta. Solo desde finales de 1974 -promovida por el presidente zaragozano H. Gómez de las Roces- se propuso el proyecto de una futura aprobación por las Diputaciones provinciales aragonesas de una Mancomunidad interprovincial que no llegaría a constituirse, aunque sí alguna de sus iniciativas como la elaboración del Plan Director Territorial de Aragón. Recordemos que el grupo político que crearía Gómez de las Roces en 1977, en el nuevo contexto democrático, fue el único ausente en la magna manifestación pro Autonomía de Aragón celebrada en Zaragoza (23.04.1978).
Andalán en junio de 1976 se constituyó en sociedad anónima. En ese momento el control del periódico residía en una Junta de Fundadores de 37 miembros que ya había casi triplicado y diversificado su núcleo inicial (15). Si en 1972 casi todos ellos eran académicos, se fueron incorporando al equipo en los años siguientes, entre otros profesionales, algunos dinámicos jóvenes periodistas (Luis Granell, que actuaba ya en 1974 como secretario de la redacción, Pablo Larrañeta, José J. Chicón, José R. Marcuello, Rafael Fernández Ordóñez, Joaquín Ibarz); como algunos colaboraban con otros medios muchas veces escribían con pseudónimo. Esta ampliación temática informativa (noticias laborales y políticas…) que introdujeron unida a la creciente demanda social no fue ajena al reconocimiento por parte de la prensa decana local de una necesaria renovación informativa, en este caso iniciada tímidamente.

Labordeta y Biescas en 1978
En mayo de 1977, víspera de las primeras elecciones democráticas, en respuesta a esta creciente demanda social (la tirada había pasado de los tres mil ejemplares de los primeros años a 16 mil en 1976) la Junta de Fundadores de Andalán, por mayoría, decidió la transformación del quincenal en semanario, la creación de una pequeña plantilla de periodistas profesionalizada, así como el cambio en la dirección (Pablo Larrañeta sustituyó a Eloy Fernández). En esta nueva etapa del periódico, el semanario siguió ampliando su cobertura informativa hacia temas todavía con escaso tratamiento en la prensa aragonesa, manteniendo la habitual presencia y el nivel de los temas culturales. Andalán parecía estar constituyéndose en ese momento como la alternativa progresista de los medios de comunicación de Aragón. Sin embargo, en el nuevo escenario postelectoral, es sabido que esta renovación del periódico supuso a principios de 1978 el abandono de media docena de activos profesores vinculados al consejo de redacción del quincenal desde el inicio y un cierto distanciamiento temporal del propio Eloy.

Mitin del PSA en la Plaza de Toros de Zaragoza, 14/06/1977
En el ámbito político, con la muerte de Franco a finales de 1975, se aceleró la movilización y presencia de los partidos. En ese momento se creó el Partido Socialista de Aragón (PSA). El PSA desarrolló una intensa actividad política durante 1976 y consolidó su afiliación mediante el proceso de convergencia con el grupo aragonés de Reconstrucción Socialista, vinculado a la Unión Sindical Obrera (USO), al que se sumaron otros numerosos independientes en las Jornadas de Unificación socialista de noviembre. Esta dinámica expansiva del PSA continuó durante la primera mitad de 1977 y tuvo sus dos momentos más significativos en Zaragoza en febrero en el primer mitin (político democrático desde la postguerra civil en Aragón) del polideportivo del C. M. La Salle y en el monumental mitin electoral de la plaza de Toros en junio, que lo confirmaban como principal grupo socialista en Aragón. Sin embargo, los mediocres resultados de las primeras elecciones democráticas, en las que el PSA concurrió junto al PSP como “Unidad Socialista”, frente a los obtenidos por el PSOE (un diputado frente a 5 del PSOE) supusieron el inicio de un intenso debate político interno sobre el futuro del PSA, mediante un informe elaborado por su ejecutiva que planteaba tres alternativas: su articulación con el PSOE, con el PCE o su continuidad en solitario. En septiembre, mientras la mayoría de las secciones territoriales apoyaban la articulación con el PSOE, el núcleo de las secciones que lo rechazaban -optando por la opción continuista- se localizaban en Zaragoza capital y contaban con el apoyo del diputado electo Emilio Gastón; mientras que la opción de articulación con el PCE fue muy minoritaria y solo protagonizada por algunos académicos vinculados al entorno de Andalán. Las dos opciones mayoritarias se enfrentaron en la Asamblea del PSA de diciembre, superando esta segunda opción defendida por Santiago Marraco a la primera por un escaso margen. Sin embargo, en el inicio del II congreso del PSA, en febrero de 1978, fue elegido -asimismo por escaso margen- como secretario general S. Marraco (frente a E. Bernad). Recordemos que en mayo nació la Federación Socialista Aragonesa (PSOE), en un clima interno muy crispado y dividido. A finales de junio, las Comisiones negociadoras de ambos partidos firmaron un acuerdo para la Unidad socialista en Aragón que debía será ratificado y elevado a documento público en un próximo Congreso extraordinario de Unidad del nuevo Partido Socialista de Aragón (PSOE). La nueva ejecutiva debía contar con 4 miembros del PSA. El posterior veto de la FSA a dos de ellos estuvo a punto de hacer suspender el convocado Congreso. Finalmente, dicho Congreso se celebró el 30 de julio, asistiendo a él 18 de los 27 delegados del PSA, negándose a participar los 9 restantes (de Zaragoza capital) y no se produjo la integración de Emilio Gastón en el grupo parlamentario socialista. La no inscripción de las siglas PSA (PSOE) en el Registro de Asociaciones Políticas por parte del PSOE en los meses inmediatos, posibilitó que en enero de 1979 Emilio Gastón propiciase la efímera reactivación política del PSA con un pequeño sector de afiliados no integrados en el PSOE.

Reunión del equipo de Andalán en 1978
En los meses siguientes, la crisis postelectoral del PSA tuvo una notable presencia en las páginas de Andalán. Solo algunos de los miembros de su Junta de fundadores (de sus 40 miembros 15 estaban afiliados al PSA a mediados de 1977) participaron en el debate sobre su futuro político. Así lo hicieron Javier Delgado (nº 178 y 183), lamentando la fallida articulación con el PCE; y de C. Forcadell (nº 187) sobre una creciente falta de coherencia política del proyecto PSA. Debate complementado con otras aportaciones externas: la del secretario del Movimiento Comunista de Aragón (MCA) J. I. Lacasta (nº 185), grupo con el que el PSA no quiso coaligarse en junio de 1977; las opiniones desde el PSOE de afilados como L. Fernández Ordóñez (nº 181) o E. Cebrián (nº 189), a las que se sumó la de A. Cuartero (en Heraldo de Aragón, 28.10.1977)… En todo caso, la información sobre estos avances y retrocesos en el complejo proceso de unificación socialista fue transmitida dignamente en Andalán por el excelente plantel de periodistas del semanario (P. Larrañeta, L. Granell, J. R. Marcuello…).
1978-1982: de la Constitución a la Autonomía. Auge y crisis del semanario Andalán. Consolidar el proyecto socialista en Aragón.
Las primeras elecciones democráticas de 1977 -generando un nuevo pluripartidismo limitado- y la aprobación de una nueva Constitución (1978) marcaron una nueva etapa de la transición política española. La consecución de la Autonomía política para Aragón (1982) y la creación del primer gobierno de Aragón (1983) todavía tardaría un quinquenio en desarrollarse, en medio de un zigzagueante proceso, que solo pudo en cierto modo desatascarse desde julio de 1981 con el pacto autonómico UCD-PSOE tras el intento de golpe de Estado.
Esta segunda etapa de Andalán (1978-1982) que ya se había iniciado como semanario se desarrolló en un escenario dificultoso: de agudización de la crisis económica y de creciente falta de ingresos publicitarios -en el contexto del conflicto frontal con CAZAR- y de desmovilización y desencanto político en los sectores progresistas, que solo el fallido intento de golpe de Estado (1981) mitigó. El periódico, mejorado en su facturación técnica y con alto nivel en contenidos informativos y culturales, mantuvo el nivel de difusión -en torno a los 16 mil ejemplares- pero con déficit presupuestario, dado el aumento de costes al incorporar una pequeña plantilla profesionalizada… El periódico pasó en septiembre de 1981 de nuevo a quincenal y con un nuevo formato de revista. Pero la cuota de mercado del periódico ya había tocado techo. Así, el proyecto de conformar a Andalán como la alternativa progresista informativa en Aragón no llegó a consolidarse. El núcleo periodístico del semanario fue diluyéndose en medio de incorporaciones institucionales y finalmente a través de la apuesta por un nuevo periódico. Esta segunda etapa se cerró con la aparición -en mayo de 1982, en vísperas electorales- del nuevo periódico El Día (de Aragón, que no pudo finalmente usar dicho gentilicio al estar registrado por el periódico decano aragonés), promovido por José Luis Batalla (que había liderado en Zaragoza en 1979 la fallida Candidatura Ciudadana Independiente en las primeras elecciones municipales democráticas) y financiado por accionariado popular y un grupo de empresarios aragoneses, entre ellos el importante grupo Samca. Un proyecto periodístico al margen de Andalán, aunque muchos de sus promotores habían estado estrechamente vinculados a éste.
El Congreso de la organización socialista aragonesa (Huesca, noviembre de 1979), al no poder utilizar la denominación y siglas de PSA (PSOE), aprobó la denominación de Partido de los Socialistas de Aragón (PSOE) y Santiago Marraco, diputado por Huesca, fue elegido Secretario General, en medio del enfrentamiento orgánico entre oficialistas (felipistas) y radicales. Dicho Congreso aprobó la creación del Centro de Estudios Socialistas de Aragón (CESA) como entidad cultural, como “un lugar de elaboración…de alternativas a cada uno de los problemas que se le plantean a la sociedad aragonesa”, presentado ya públicamente en junio de 1980 por J. A. Biescas su primer director. Desde la primavera de 1982 el CESA pasó a denominarse Centro de Estudios Sociales de Aragón quedando vinculado ya su funcionamiento a la Fundación Pablo Iglesias. El CESA, heredero de la trayectoria desarrollada en los años setenta por el Seminario de Estudios Aragoneses, realizó una intensa actividad durante la primera mitad de los años ochenta (recogida en la publicación CESA (1985) Cinco años de gestión), mediante symposiums, debates, grupos de trabajo estables, (economía, cultura, deportes,…) y publicaciones. La urgencia por impulsar una mayoría social de progreso en Aragón promovida por el socialista Santiago Marraco en 1982 suponía en ese momento, en palabras de un buen observador político, J. J. Carreras, “la necesidad de incorporación a sus filas de profesionales eficaces en la gestión pública” (nº 368). En esa tarea estuvo centrado el CESA, a pesar de la incomprensión de esta prioridad por parte de un sector de la organización socialista aragonesa.
Las elecciones de octubre de ese año dando mayoría absoluta al PSOE, revalidaron el cambio político en el país y, como un mes antes había entrado en vigor el nuevo Estatuto de Autonomía de Aragón, las inminentes elecciones autonómicas constituían un momento óptimo -señalaba el senador socialista J. A. Biescas- “para preparar un programa político que llenase de contenido el Estatuto de Autonomía” (nº 368).
1983-1987. Construyendo la Autonomía un fragmentado partido socialista; un Andalán residual.
Las elecciones autonómicas y las municipales de 1983 dieron en Aragón mayoría absoluta al PSOE (33 de 66 escaño) así como el gobierno de las Diputaciones provinciales y de la ciudad de Zaragoza. El primer gobierno democrático de Aragón presidido por el socialista Santiago Marraco, protagonizaba el triunfo de un proyecto -heredero de una década de reflexión colectiva aragonesista- que tenía el reto de iniciar la construcción del nuevo poder autonómico. Construcción física de la nueva sede de dicho gobierno -una institución todavía sin apenas competencias- y el reto de avanzar prioritariamente en el desarrollo de la coordinación de actividades desarrolladas por las diputaciones provinciales. Debate aragonesista entre provincialismo & autonomismo, proceso que encontró notables reticencias en algunas de ellas (nº 382: 9-10). En este momento el nuevo gobierno contó con la desconfianza manifiesta del resto de la izquierda aragonesa (p. ej. Cazcarra, 1986); dicho debate se trasladó al interior del dividido partido -donde fue ganando peso el nuevo sector ruralista encabezado por el concejal Luis Roldán- debilitando las posiciones autonomistas del secretario general Marraco, al que algunos medios de comunicación le achacaban sumisión frente al gobierno central, aun cuando tanto desde éste como desde la ejecutiva federal Marraco era mirado con desconfianza por su estrategia autonomista y de apoyo a la financiación autonómica. Así, tras la muerte en 1986 de dos figuras relevantes socialistas próximas a éste, Sainz de Varanda y F. Repollés, la Ejecutiva federal apoyó a los candidatos alternativos a los propuestos por la ejecutiva socialista aragonesa. Cuando acabada la legislatura, en 1987, en la preparación del programa socialista para las nuevas elecciones, el presidente Marraco planteó -al cumplirse el quinquenio señalado por la Constitución a las Comunidades Autónomas para ampliar competencias- la Reforma del Estatuto, se encontró con la oposición frontal de dicha Ejecutiva Federal socialista a plantear dicho proceso.
Como justamente señaló C. Serrano y R. Ramos (2002. I: 186) “la generación de dirigentes del partido que un día soñó con liderar los cambios sociales en Aragón tuvo durante algunos meses la oportunidad de lograrlo. Sin embargo, diversos intereses económicos y políticos, también en el seno del propio PSOE, lo impidieron”. Entre los primeros, destacó la oposición frontal del presidente de la Cámara de Comercio e Industria zaragozana J. L. Martínez Candial (que en 1987 iba a pasar a ser el nuevo presidente de Ibercaja, la principal institución económica aragonesa) entidades que -como señalaba Marraco en 2002- “tampoco se mostraban muy proclives, en principio a aceptar las directrices políticas que señalara el gobierno aragonés en su intento de democratizar estas instituciones…”. Poco antes (J. Ortega, 1999: 327) Marraco lo había manifestado claramente: “Se aliaron la derecha, parte de mi partido y los intereses urbanísticos para que yo no continuase, ni Berges como alcalde”.
Las elecciones autonómicas de 1987 dieron la mayoría relativa al PSOE (27 escaños), pero como ha señalado B. Bayona (2003: 277) el PSOE “prefirió ceder el gobierno a la derecha regionalista apoyada por Alianza Popular”.
Andalán, a finales de 1982 en pleno triunfo socialista, inició su tercera etapa. Lola Campos su directora durante ese año recordaba en 1997 cómo en ese momento “mucha gente que había contado con Andalán como única plataforma ya tenía El Día, que salió en mayo de 1982… El periódico se quedó como un reducto y aún duró mucho” (hasta 1987). P. Rújula, en un monográfico de la revista Trébede (nº 67, 2002) resumió esta última etapa quinquenal: “la realidad que un día había dado sentido a Andalán se había transformado rápidamente. Cuando en 1982 aparecía El Día, un periódico diario que surgía de sus propias filas, y Eloy Fernández Clemente, en un ejercicio que parecía cerrar el círculo, asumía nuevamente el compromiso de la dirección, a duras penas podía reconocerse el panorama que había dado origen a la revista. Ni la sociedad, ni la política, ni la economía, mucho menos las preocupaciones, eran las mismas. Tampoco los hombres y las mujeres que habían dado vida al proyecto de Andalán. Por eso, el final de la publicación estaba a la vista. Que llegara con la primera quincena de enero de 1987 fue poco más que una cuestión de tiempo”. Previamente, el apoyo financiero del criticado Gobierno de Aragón fue esencial para poder solventar la creciente deuda del periódico.
En 1987, con el volantazo político en beneficio de la derecha regionalista en el gobierno de Aragón y el cierre de la veterana marca aragonesista, se cerró este ciclo -orto y ocaso- del nuevo aragonesismo que protagonizó y acompañó la etapa de Transición hacia la Democracia y la Autonomía en Aragón. El Partido de los Socialistas de Aragón (PSOE) languideció durante la siguiente década y con él el proyecto de consolidación de una mayoría social de progreso en Aragón. Tiempo de banderas rotas.
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