17/01/2010

¿Vacunas?

Los últimos acontecimientos sobre las vacunas del VPH y de la gripe A han puesto en la mente de muchos padres el interrogante de qué pasa realmente con las vacunas.

Hay  padres que comienzan a plantearse el interrogante acerca de la utilidad y eficacia de las vacunas. Sobre todo, después de los últimos acontecimientos en relación con las amenazas de terribles pandemias por parte de la OMS a causa de la gripe y el escándalo que ha estallado en el parlamento de  los Países Bajos, que ha puesto de relieve los vínculos personales del profesor Osterhaus con los laboratorios que fabrican las vacunas que él mismo prescribe en sus recomendaciones a la OMS. 

El profesor Albert Osterhaus es el principal consejero de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante la pandemia de gripe H1N1. Precedido por otro premio Nobel que recomienda la vacuna para el papiloma humano y que también está pagado por intereses de laboratorio.

Nos volvemos a preguntar qué significa la palabra vacuna. En realidad viene de vaca, o mejor dicho, de sus pústulas infectadas de viruela. En 1796, Edward Jenner,  cirujano inglés,  observó que los campesinos expuestos a material infectado de las vacas no desarrollaban la enfermedad y quedaban protegidos. Esta es la historia que nos cuentan, nadie habla de los efectos secundarios que observó en su propia familia. Y en sus pacientes.

Así se ha desarrollado una historia de desinformación  que nos hace entender este término como algo inocuo capaz de protegernos de todo tipo de infecciones,

Nada más lejos de esta realidad. Ninguna vacuna ha protegido a todo el mundo que se la pone  y ninguna es inocua.

En medicina de evidencia, cuando queremos valorar un medicamento  o vacuna,  se valora su eficacia,  su efectividad y sus efectos secundarios.

Sobre la vacuna se ha visto que la mayor parte tienen mucha eficacia para prevenir cuando no hay enfermedad, es decir, se vacuna niños recién nacidos de hepatitis B y las madres no tienen hepatitis. Pero esa misma vacuna es poco efectiva cuando hay hepatitis en la madre o se utiliza en pacientes con hemofilia y dializados. También tiene efectos secundarios.

Cuando  sometemos las vacunas  a estas pruebas, la mayor parte no resultarían aconsejables ni necesarias. De hecho, de las vacunas que se utilizaban hace 10 años ya no se utiliza ninguna, han sido retiradas por exceso de mercurio y aluminio, por no ser efectivas o por aumentos de efectos secundarios. Las actuales se mantienen en el mercado según la opinión de algunos expertos sólo gracias a la publicidad y a la acción de presión de los laboratorios sobre los políticos de distintos países.

En España es fácil de observar este fenómeno sobre todo con las dos últimas vacunas sobre la gripe A y sobre el virus del papiloma. Médicos de atención primaria y de medicina preventiva, sobre  todo aquellos que han leído artículos que reciben basados en evidencias científicas, son críticos  con este tipo de vacunación. Por otro lado están a favor  otros médicos que se han preguntado poco o nada sobre los efectos y efectividad, y la recomiendan  porque siguen las instrucciones  dadas por quienes  se suponen expertos.

Como médico entiendo las dudas de los padres y de los compañeros médicos.  Las dudas y  las preguntas son buenas para la medicina, nos enseñan  a resolver errores, a aprender sobre nuestra salud y a respetar la voluntad de los padres y los pacientes por encima de nuestras ideas o creencias.