03/11/2022

Las lecturas y pasiones de Melero

José Luis Melero reúne en otro tomo de Xordica una colección de artículos en Artes& Letras, que sabe a nuevo, divierte más aún que en papel prensa. Y eso que abomina del coleccionismo. Es bibliófilo, pero se confiesa muy atípico: le dicen poco los libros antiguos. Tiene pasión por los raros, los grandes escritores españoles, los aragoneses ilustres, los que merecieron mejor suerte, los amigos. De estos no se cansa de  hablar, y buscar sus méritos. De los nuestros, busca fructífero sobre las boticas de Sender (y sus varias mujeres), Ramón Acín Aquilué, Amparo Poch, Masoliver, Julio Palacios, cuatro preciosos capítulos sobre Mercadal. Y de los contemporáneos Fernando Sanmartín, Víctor Juan, Miguel Mena, y evocaciones de Félix Romeo, de Maenza. En estas series no suelen faltar Moneva, notarios y registradores, sus parientes los Rivas, y cuenta divertidas historias de recomendaciones y otras pillerías.

Elogia las librerías, en especial las anticuarias (Antonio Mateos, de Málaga); se apena de lo poco de sirven las presentaciones. Valora las ferias del libro viejo y antiguo. La del libro aragonés de Monzón. Diccionarios, lexicografías, repertorios como los economistas de Herranz y Laín, los catálogos, sobre todo los de grandes bibliotecas o editoriales (Renacimiento)

Trata de Teruel, y de la egregia figura de Antillón. Y sobre todo de Jaca, y su Universidad de Verano, y sus amigos del país, y sus palimpsestos. Descubre lugares, como la farmacia del Hospital de Gracia, el museo de Huesca; los viajeros por Aragón, Valentín Carderera, breves estancias como la de Clarín, o Gaos, o Estapé; Galdós en Ansó, Trotski en Zaragoza, las aventuras de Baroja. Y habla de las casas de los poetas (Velintonia de Aleixandre) y de Pedro Salinas.

La temática es muy diversa: Hurga en temas duros: Vila San Juan y Otra Cataluña, la que escribe en castellano. Una parte significativa de la sociedad catalana estuvo del lado de Franco. Ana María Moix. Redescubriendo a Colombine, anécdotas en torno a Machado; Lorca, Fuente Vaqueros, la busca de los restos. Esos equilibrios le produjeron algún contratiempo, por ejemplo cuando escribió sobre Blas Infante y Costa

Sobre sus otros temas, roza la jota con el músico Viscasillas, y recordando la época en que fue consejero del club, repite (¿con los dedos cruzados?) que el Real Zaragoza es el mejor equipo del mundo. No le han faltado estos últimos años agasajos, premios, nombramientos, a nuestro Melero Rivas, lo que sin duda le hace decir, sincero, que es Zaragoza, “una de las ciudades más cordiales y acogedoras del mundo”.

Se queja, aún, como siempre, de no disponer del tiempo. Pero eso era antes. Ahora, jubilado, son ecos y reflejos. Porque quien tuvo, retuvo, y sigue disfrutando al recordar ricas historias del Rastro, que comparte con Martínez Tejero y Ángel Artal, sus dos émulos amigos. Porque, dice, muchas veces nos interesa más la historia del libro que el libro en sí.

Acorde con que se pague el buen periodismo, frente al suicidio en internet de la profesión periodística; o de los bibliófilos, hoy sometidos a pura subasta en la red: “antes era todo mucho más divertido”… y posible. Por eso se lacera por haber dejado pasar grandes ocasiones por sus altos precios: “Un imperdonable error. Uno más. Me he arrepentido toda la vida”. Y ahora, cuando aconseja a herederos y analiza bibliotecas de otros, tiembla y duda, “viendo lo que puede ocurrir con mis libros”…

Lean nuestros lectores este y los otros libros de quien, humilde, reconoce sorpresas y descubrimientos, que cuenta con cariño. Porque él, que no ejerce de historiador, no rechaza la biografía, el relato, la anécdota, ni mostrar la cara más digna de un aragonesismo feliz.

 

Las lecturas y pasiones de Melero

José Luis Melero: Lecturas y pasiones. Zaragoza, Xordica, 2021, 286 páginas.

 

P.D. Casi a la vez, Melero miembro de La Cadiera, sociedad de la burguesía culta zaragozana que editó curiosos y eruditos folletos, limitados, no venales, finalmente abiertos, escribe el nº 655, “Apostillas y digresiones”. ¿Más de lo mismo? Quizá, y aún mejor, más largos textos, magníficamente ilustrados a todo color. Celebrémoslo todo.