Estado laico
Últimamente venimos oyendo como el Gobierno va a tramitar un proyecto de ley de libertad religiosa.
Cuál habrá sido la movilización y la presión eclesiástica, que hemos sido de testigos de cómo el presidente Zapatero tuvo que viajar a Roma, reunirse con un tal Benedicto (señor que viste de blanco y ante el que muchos jefes de Estado se arrodillan y besan la mano) para hacerle saber que lo de la tan cacareada ley no repercutirá en el concordato firmado, que los recortes económicos por el gobierno no les afectaran y la iglesia seguirá recibiendo por parte del estado “aconfesional” español unos 6.000 millones de euros (seguro que nos maquillan las cifras y son más), que los profesores de religión católica de los institutos seguirán cobrando por parte del estado y que a los sacerdotes, que no se preocupen que aunque les pague el sueldo es Estado Español, no se les aplicará la reducción del 5% de su salario como al resto de funcionarios públicos (será que estos, como son cosa de Dios…).
Aún recuerdo cómo Benedicto, en un viaje a Francia nos sorprendió elogiando las virtudes del estado laico “moderno” que ese país representaba, poniéndolo como ejemplo de libertad e igualdad entre las diferentes religiones.
Por el contrario, la Conferencia Episcopal Española, con los señores Rouco y Cañizares a la cabeza, había convocado otra gran manifestación, concentración o acto público para el 28 de diciembre (que casualidad; día de los inocentes) en defensa de la familia cristiana y contra las políticas del Gobierno de España entorno a las reformas de leyes como la del aborto, la de la libertad religiosa y no sé si habrá alguna otra que les moleste (quizás la de la memoria histórica). Todo ello aún cuando, al parecer y según dice la “diplomacia vaticana”, el propio Benedicto les había recomendado que la Iglesia española no se inmiscuyera en las políticas del gobierno.
Y los ciudadanos asistimos perplejos ante todo esto preguntándonos: ¿Por qué toda esta presión de la Iglesia contra el Gobierno Español? ¿Por esta beligerancia de la iglesia contra el gobierno? Y lo que es mucho más grave ¿Por qué este miedo, desmesurado respeto e incluso sumisión del gobierno de España ante el Vaticano?
Pues simple y llanamente por que no quieren perder los privilegios que siempre han tenido en España (sobre todo durante los 40 años de dictadura, no tan lejanos), no quieren perder su poder de influyendo y mediatizando en las políticas del Estado.
Por una parte le piden al gobierno que sea de todos y para todos, pero en materia religiosa se le exige e intenta forzar que gobierne únicamente para y por la Iglesia Católica.
Nos presenta al Gobierno de España como anticlerical y la libertad religiosa como un intento de persecución contra la iglesia, utilizando el término laico como algo tenebroso, anticristiano y persecutorio, Y ESTO NO ES ASÍ.
Efectivamente, un gobierno debe de gobernar para todos y también debe de ser así en materia religiosa. No puede ni debe de haber religiones privilegiadas frente a otras, porque si así fuera estaríamos fomentando desigualdades entre los ciudadanos dependiendo de la religión que profesaran. De ahí que debamos caminar decididamente hacia el laicismo, entendido como neutralidad, no contra nadie sino a favor de la libertad, la tolerancia y la igualdad de todos los ciudadanos.
La laicidad no es otra cosa que un marco en el que los ciudadanos de diferentes religiones, agnósticos y ateos, podamos convivir y entendernos sin privilegios de unos sobre otros, sin que nos importe la raza, la religión o creencias que profesemos, el partido político al que pertenezcamos o votemos, etc.; eso es el laicismo un marco de relación entre todos los ciudadanos donde perseveremos en la tolerancia, la igualdad, la libertad y sobre todo en la convivencia, eso es un estado laico.
Y en base a ese respeto a todos, a esa convivencia y a dicha igualdad de todos, el estado debe mantener su neutralidad, que no es otra cosa que su laicismo. Y como el estado debe tomarse muy en serio las creencias de sus ciudadanos, las diferentes religiones o creencias que profesan, no debe trasladar los signos de estas a ningún ámbito público (edificios, escuelas, etc.) en los que deben convivir ciudadanos de diferentes creencias, por respeto al resto, por respeto a todos.
Que cada ciudadano pueda ejercer su religión o profesar sus creencias libremente, pero dentro del ámbito al que pertenece que no es otro que el privado o el religioso (iglesias, mezquitas, sinagogas, etc.).
Por respeto, por garantías, por libertad y por la igualdad de todos, debemos caminar decididamente hacia un estado laico, “moderno” si les parece mejor, pero laico.