Las canteras de losas en el Maestrazgo y Gúdar. (II) El impacto ambiental de las canteras de losas
Las canteras de losas tienen una superficie media de unas 2 ha y sólo 1-2 m de profundidad, con una ratio de aprovechamiento del orden del 50%. Los estériles (fragmentos de roca no aprovechables, de tamaños y grosores heterogéneos) se utilizan para rellenar el hueco de explotación. Una vez compactados, se recubren con la tierra vegetal previamente acopiada, para proceder después a su revegetación. Al cabo de unos 10-15 años puede haberse conseguido una recuperación aceptable del paisaje en zonas deforestadas o en cultivos abandonados. Esto es lo que dice la teoría, pero el panorama general es mucho más desalentador.
En primer lugar, hay explotaciones con dificultades objetivas para su restauración: topografía difícil, escasez de estéril o de suelo vegetal… Si partimos de un bosque en lugar de una zona deforestada, como es el caso de la mayoría de las explotaciones, las posibilidades reales de recuperar la cubierta vegetal se retardan y disminuyen.
En segundo lugar, es común que, aun existiendo buenas condiciones, la ejecución de la restauración sea deficiente: falta de compactación del estéril, vertido caótico de la tierra vegetal, restos de amontonamiento de estériles sin explanar… Finalmente, y con peores repercusiones, existen multitud de explotaciones ilegales, auténticos “escarbaderos” abiertos de forma indiscriminada en pinares o en monte bajo, en lugares con buenas perspectivas de existencia del recurso o en otros donde simplemente se hurga sin aprovechamiento alguno. En mayo de 2009, el diario Heraldo de Aragón publicaba que la Fiscalía de Medio Ambiente de la Audiencia Provincial de Teruel había detectado en el Maestrazgo más de 130 canteras, en su mayoría de losas, y muchas de ellas ilegales, que tras abandonar su explotación no habían realizado ninguna restauración.
Es el pasivo ambiental que esta actividad minera, contraria a los usos tradicionales y sostenibles del territorio de Gúdar y el Maestrazgo, está dejando en nuestro paisaje. Insuficientemente regulada por la Administración estatal y autonómica, constituye una amenaza creciente para sus señas de identidad. Y todo ello, en un territorio cuyos valores naturales y culturales gozan, sobre el papel, de numerosas figuras de protección: tres zonas L.I.C. (Maestrazgo y Sierra de Gúdar, Rambla de las Truchas y Muelas y Estrechos del río Guadalope); Parque Cultural del Maestrazgo, creado por el Gobierno de Aragón y que incluye 42 municipios; Z.E.P.A. que comprende la cuenca alta y media del río Guadalope; categoría de Bien de Interés Cultural otorgada a la arquitectura de piedra seca de La Iglesuela del Cid.
Ángel Marco, José M. Nicolau, Juan Paricio, Alejandro Pérez, Silvia Pérez, José L. Simón son miembros del Colectivo Sollavientos (http://www.sollavientos.blogspot.com, sollavientos@gmail.com).