Praga y su corazón de arte
“La arquitectura exquisita, la estética continuada y la armonía indefinible de Praga fue dañada por las aguas del Moldava, pero no por las revoluciones. La “primavera de Praga” fue de terciopelo. Somos un pueblo culto”, dice Albinka, que va guiando mis pasos.
San Wenceslao, al que llaman “el caballo”, preside manifestaciones políticas, triunfos deportivos y citas amorosas. El Hotel Europa, de estilo art-nouveau, ya está en mi lista de cafés literarios.
El convento Clementino recuerda los pasos de los jesuitas por Praga. Un gran reloj con los apóstoles y el gallo que canta las horas recuerda que “la vida pasa rápida y el tiempo no espera”
La mañana es fresca y el cielo amenaza lluvia “podemos estar a 39º en verano y a 20 bajo cero en invierno”.En la plaza vieja hay un monumento a “Jan Rus”, que fue Rector en la Universidad de Praga. Fue quemado en la hoguera por luchas religiosas. Sigue teniendo muchos seguidores después de varios siglos. El 6 de julio, fecha de su muerte, es fiesta nacional.
En la Galería Nacional una delicada muestra de pintura francesa con Degas, Rouault, Seurat y Bonnard. Más allá Klimt, Munch y Archipenko. En el jardín del Palacio Sternbens, poblado de esculturas y árboles, un picapinos trabaja afanosamente y regala su rítmica música. Es una sala próxima hay pinturas de Goya, Ribera y El Greco.
El bar Franz Kafka es un absoluto encanto con lenguaje universal de belleza, recogimiento, intimidad. Es un escritor querido y recordado en su ciudad,
En Nuestra Señora del Tyn hay un gran recogimiento, olor de cirio quemado, música barroca de Marcello. Veo estampas de San José María (Escrivá de Balaguer).
En la colina Petrin, hay una reproducción de la torre Eiffel y una iglesia dedicada a San Lorenzo. Está cerrada por restauración. Muy cerca una reproducción de la torre Eiffel. Otro San Lorenzo preside el pórtico de una famosa cervecería que fue antigua iglesia .El Santo Lorenzo, de guardia permanente, ve y escucha de todo en la animada cervecería…
La calle Neruda honra la memoria del poeta local, del que tomó el nombre el Nobel chileno. El Nuevo Mundo es una calle romántica que recuerda al Montmartre parisino, solitaria, lírica, con sus farolas preparadas para iluminar la noche.
En Praga fue donde mas aplaudieron “Las bodas de Figaro” de Mozart y prometió que el estreno de Don Juan sería allí. Un teatro representa su Don Juan todos los días del año.
Dvorak dejó escrito: “mi divisa es y será: Dios, amor y patria, solo ello lleva al final feliz” Recuerda a la filosofía de August Comte.
El Museo Smetana está a las orillas del río Moldava. Una gran escultura suya con su autógrafo recibe en la puerta. Tuvo sordera prematura que le impidió escuchar sus últimas composiciones.
El final del día en la terraza del Café Europa sirve para meditar nuevos paseos por la ciudad: la alquimia, el barrio judío, el art nouveau de Mucha y el recuerdo al pintor rebelde Egon Schiele en su museo de Cesri Kriulow.
Cuando la tarde declina unas manos delicadas hacen brotar bellas notas al piano. Unos geráneos rojos dibujan sombras huidizas con el siempre incierto sol de Praga.