30/12/2011

Aniversarios musicales: Gustav Mahler, música viva.

Se han cumplido en 2011 los cien años de la muerte de Gustav Mahler (Kalischt, 1860- Viena, 1911) y su música sigue despertando mucho interés. Cuando era minusvalorado en vida por críticos y directores, afirmaba: “Mi tiempo llegará”.

Y acertó. Sus sinfonías han ido creciendo en valoración, como un universo sonoro que integra felicidad y dolor, alegría y tristeza, y transmite dudas e intensas y complejas emociones. Actualmente es el músico más interpretado en las grandes salas y auditorios por las mejores orquestas y directores.

A lo largo de su vida, ejerce como director de orquesta en Kassel, Praga, Leipzig, Budapest, Hamburgo, Viena y Nueva York, con afán y obsesión perfeccionista; vive una apasionada y tormentosa  relación con Alma María Schindler; y, sobre todo, nos deja como herencia musical su serie de sinfonías, que van jalonando su vida, desde la primera, estrenada en Budapest en 1889, hasta la inacabada décima, que no pudo terminar.

El universo sinfónico mahleriano es riquísimo y permite siempre descubrir nuevas sensaciones y significados. Su discografía es inmensa, repleta de reediciones y nuevas aportaciones. A todo ese universo se refiere un libro reciente de Norman Lebrecth: “¿Por qué Mahler? Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo” (Alianza Música, 2011), que describe el ambiente y el significado de esa música.

Entre la extensa discografía disponible, Deustche Grammophon editó en 2010, a precio muy asequible, la que denominó “The people’s Edition”, colección de grabaciones en CD de las sinfonías elegidas por los votos de los aficionados como sus versiones preferidas, a cargo de los siguientes directores: 1ª, Rafael Kubelik; 2ª, Zubin Mehta (quien, por cierto, la dirigió en Zaragoza, inaugurando el ciclo musical de la Expo 2008); 3ª, Claudio Abbado; 4ª, Herbert von Karajan; 5ª y 6ª, Leonard Berstein; 7ª, Claudio Abbado; 8ª, Georg Solti; 9ª, Carlo Maria Giulini; 10ª, Riccardo Chailly. Aunque el aficionado entendido pueda tener otras preferencias, es claro que todas ellas son versiones de referencia. Sin perjuicio de que nuevas grabaciones de calidad (Abbado, Jansons, Gergiev) sigan saliendo al mercado.

Hay también DVDs muy interesantes: destacan las sinfonías 2ª, 5ª y 9ª, dirigidas por Claudio Abbado, un maestro indiscutible; Gustavo Dudamel pone toda su energía en la interpretación de la primera sinfonía, “Titán”, con la Filarmónica de los Angeles (2009); y a uno le sigue impresionando la versión de la sinfonía nº 2, “Resurrección”, aunque sea más antigua (1974), dirigida por Leonard Berstein, totalmente entregado al espíritu trascendente de esa música.