El tiempo entre costuras
Bueno, pues ya está. Ya lo he hecho. Si, ya sé que todo el mundo ha leído “El tiempo entre costuras” pero yo, no. Ahora no lo puedo decir más. Estaba harta de que me preguntaran: ¿tienes el libro? ¿Lo has leído? ¿Qué te parece? Señor, no podía decir nada de nada salvo que no tenía intención de leerlo. ¿Por qué? Pues no lo sé, manías.
La primera noticia que tuve de él fue a través de la revista “Hola” –no pienso pedir perdón- y, creo recordar, que la autora tiene algún tipo de relación familiar con los editores. Esto ya me hizo sospechar: un libro, en el Hola y no es de Mariano Rajoy…. ¡Tate! ¡Pues no me lo leo! Pero como soy una persona capaz de adaptarme a las situaciones y modificar mi pensamiento según me convenga (como ya saben quienes reconocen mi nombre) he cambiado de opinión y lo he leído. Y no sólo lo he leído: lo he comprado.
Bueno, pues resulta que la protagonista se llama Sira. Nada menos. En 1911 una mujer nace en el Madrid más sombrío que se pueda imaginar, en el ambiente más triste y doloroso posible y no se llama Remedios, Dolores, Pilar ni nada de eso: ella se llama Sira. Con esto ya sabemos que sufrirá y sufrirá y todo le saldrá bien. No puede ser menos.
Sira pasea sus desamores por Madrid, sus desengaños y toda una serie de vicisitudes que le hacen recalar en el Protectorado de Marruecos en los años de la guerra civil e inmediatamente posteriores. Allí aprenderá a vivir de nuevo, recuperará antiguas capacidades y se convertirá en la Coco Chanel de Tetuán. Sin destripar el argumento, aunque me parece difícil que, a estas alturas, exista alguien que no lo conozca, se convertirá también en Mata-Hari, conocerá a toda una serie de importantes figuras, reales en el momento y en la ubicación y desempeñará un importante papel en el devenir de los acontecimientos.
María Dueñas, con una gran soltura, nos hace un retrato de estos personajes históricos con una poderosa imaginación y un talante muy políticamente correcto. Encuentra siempre la forma de conseguir que personajes, muy oscuros, tengan una apariencia no sólo amable sino, incluso, agradable. Es de agradecer, sin embargo, el retrato de aquellos talleres de costura ya olvidados, de aquellas modistas de hace tiempo: su forma de hablar de patrones, agujas, revistas de modas de las que copiar, ayudantes, papeles de seda etc. Todo ello sí que nos lleva a un tiempo ya perdido pero que todavía se recuerda, en que había costuras.
Igualmente, la elección del Protectorado de Marruecos como escenario resulta atractivo al ser un tiempo y un momento bastante desconocido para todos nosotros; sus paseos por la ciudad, sus descripciones –ágiles e interesantes- resultan muy interesantes y nos apetece recorrer esos mismos lugares. Sus peripecias nos resultan inverosímiles pero atractivas de seguir; sus personajes históricos nos obligan a recordar lo que sabemos o creemos saber de ellos, incluso nos asombra que alguno haya sido real.
Por lo demás, y como resumen, hay que señalar que María Dueñas tiene una gran capacidad para escribir un best-seller de amplio calado. Es interesante resaltar que la editorial que lo publica no ha querido sacar la versión de bolsillo más accesibel económicamente ya que se sigue vendiendo muy bien en su edición de tapa dura. Se lee muy bien, rápidamente, te engancha y te obliga a continuar interesándote en qué le va a pasar a Sira en próximas páginas.
Se agradecería un poco menos de frivolidad a la hora de enfocar el tratamiento que se da a Beigbeder y a su pareja y, muy especialmente, en la conversación nocturna con Sira; menos interés en destacar lo positivo o conveniente de ellos y un poco más de lo terrible que repressentaban; un poco más de corrección en determinados términos muy actuales y no tanto en la época (en los años cuarenta ¿había stillettos? ¿O zapatos de tacón alto?
En fin, un libro muy entretenido, amenos, fácil de leer y que augura un buen futuro a su autora. Estas chicas de “Hola” saben mucho, ellas que pueden, ellas que valen. ¡Qué envidia!