Guadiana del CAUDILLO, nuevo municipio extremeño
El 23 de febrero de 2012 el Diario Oficial de Extremadura publicó el Decreto 29/2012, del Gobierno de Extremadura, por el que se aprueba la creación del nuevo municipio de Guadiana del Caudillo, que se segrega de Badajoz.
Los antecedentes del asunto son: Guadiana del Caudillo se creó como poblado de colonización en la década de 1940 con el Plan Badajoz, como núcleo perteneciente al municipio de Badajoz. En 1971 se le reconoció como entidad local menor dentro de dicho municipio. Situado a 33 kilómetros de la ciudad de Badajoz, con una población de algo más de 2.536 habitantes y una superficie de 3.005 Has., la mayoría del vecindario de Guadiana del Caudillo inició en 2008 el procedimiento de segregación de Badajoz para constituirse en municipio independiente. Tanto su situación geográfica como el número de habitantes eran datos a su favor.
No obstante, el Gobierno de Extremadura, por Decreto 35/2011, de 25 de marzo, denegó la segregación por considerar que la denominación propuesta para el nuevo municipio venía a vulnerar lo previsto en la Ley 52/2007, de la Memoria Histórica, cuyo artículo 15.1 ordena a las Administraciones públicas tomar las medidas oportunas para evitar menciones conmemorativas de exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Dicho Decreto fue impugnado ante la jurisdicción contencioso-administrativa por los promotores de la segregación. Pero no ha sido preciso que el Tribunal haya sentenciado, porque un Decreto de 17 de febrero de 2012 del nuevo Gobierno extremeño del PP, presidido por José Antonio Monago, ha revocado el anterior y aprobado la creación del nuevo municipio con la denominación de Guadiana del Castillo.
Dicho Decreto ha sido publicado casualmente en el Diario Oficial de 23 de febrero, entrando ese mismo día en vigor. Eso ha permitido que el propio 23-F se haya celebrado en Guadiana del Caudillo un acto institucional de celebración con misa, autoridades, aperitivo y placa conmemorativa. El periódico Extremadura titulaba su editorial: “Franco gana en Guadiana”.
Parece ser –menos mal– que en el nuevo municipio hay alguna división sobre esa denominación, aunque mayoritariamente la defienden y no ven razón para cambiarla. El alcalde dice que tiene previsto celebrar un referéndum para que los vecinos voten si quieren vivir en Guadiana del Caudillo o, simplemente, en Guadiana.
¿Puede considerarse esto como una simple anécdota? ¿Revela algo más profundo en ciertos sectores de nuestra sociedad? ¿Le importa un bledo al actual Gobierno extremeño la legislación sobre el respeto a las víctimas de la dictadura franquista y el respeto a su memoria? ¿Se trata de una simple coincidencia con otros síntomas de retroceso que parecen añorar tiempos autoritarios?
Sea lo que fuere, estas noticias hacen sentir una profunda aprensión. Parece que se quiera volver a discutir sobre cuestiones que parecían totalmente superadas y que tienden a dividir nuestra sociedad con posturas enfrentadas un tanto viscerales y anacrónicas.