Los volcanes de las Islas Eolias: Strómboli y Vulcano
Al nordeste de Sicilia, en el mar Tirreno, están situadas las islas Eolias, llamadas así por Eolo, el dios griego del viento, que habría habitado allí. El archipiélago comprende siete islas: Lípari, Salina, Vulcano, Stromboli, Filicudi, Alicudi y Panarea, ordenadas de mayor a menor extensión.
Para el viajero que recorre Sicilia, tan llena de atractivos, una excursión a esas islas puede ser un complemento interesante, puesto que el viaje por el mar y su origen volcánico suponen un atractivo adicional. El conjunto de las islas fue declarado Patrimonio dela Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
El puerto más cercano para viajar hacia las islas es Milazzo, situado en la costa norte de Sicilia, a 250 Kms. de Palermo, 120 Kms. de Catania y 38 Kms. desde Messina. De allí parten ferrys y aliscafos que llevan a las distintas islas. Si lo que atrae más al viajero son los volcanes activos, las islas a visitar son Vulcano y Strómboli. A Vulcano puede irse y volver en el día; Strómboli, más alejada, exige pasar noche, pero compensa suficientemente el espectáculo del volcán vivo, que produce una extraña atracción.
La isla de Strómboli, ya desde la distancia, muestra su silueta de volcán, con su forma de cono de924 metros de altura. El volcán está permanentemente activo y cada poco tiempo emite erupciones, precedidas de sonoros rugidos. La lava desciende por la llamada Sciara del Fuoco hacia el mar. Las dos poblaciones de la isla, situadas en la ladera opuesta, San Vicenzo y Ginostra, son lugares tranquilos, con blancas casas apiñadas, playas de arena negra, paisaje de olivos centenarios y restos de lava por doquier.
La ascensión al volcán atrae a los visitantes, que han dado vida a la isla, al tiempo que llegan a invadirla en verano. La subida supone un esfuerzo, son tres horas de caminata, pero merece la pena acercarse al cráter y ver de cerca los estallidos del volcán y el magma incandescente que arroja. Hay excursiones organizadas con guía, para las que hay que ir provisto de botas, abrigo e impermeable y una linterna. Las erupciones son especialmente impresionantes por la noche y también pueden contemplarse en la lejanía a bordo de algún barco.
Para los aficionados al cine, tiene un especial significado la película “Strómboli, terra de Dio”, dirigida por Roberto Rossellini en 1949. El director, destacada figura del neorrealismo, rodó durante más de cien días aislado en la isla con su equipo. Allí coincidió con Ingrid Bergman, actriz sueca muy cotizada ya en Hollywood por películas como “Casablanca” o las dirigidas por Hitchcock (“Recuerda”, “Encadenados”), iniciando con ella una relación amorosa duradera, que provocó escándalo pues ambos estaban casados. La película, en blanco y negro, es muy dura, tanto como las vidas de los que habitan la isla, que refleja con la desnudez del documental. El título parece relacionar el volcán, omnipresente y poderoso, con la idea de Dios, que castiga con sus erupciones y permanece inconmovible ante las angustias humanas. De la estancia de Rossellini y Bergman y su romance ha quedado constancia en una placa en la casa que habitaron.
La isla de Vulcano está más cerca de la costa siciliana (dos horas en ferry, bastante menos en un aliscafo). Tras el muelle del puerto se extiende un lindo pueblo con numerosas casitas y vegetación. La pista de subida al volcán tiene bastante pendiente y resulta molesta de subir pues la ceniza de lava es un mal soporte para caminar. Cuesta una hora llegar a la cumbre. El cráter del volcán desprende vaharadas sulfurosas, entre lodos crepitantes, de olor penetrante; los carteles advierten del peligro de intoxicación en caso de estancia prolongada. Allí arriba la vista es espléndida: por un lado, se contempla la profundidad del cráter; por otro, el conjunto del archipiélago y se domina el resto de la isla y de la cercana Lipari, que ofrecen un paisaje de calas azules, puertos deportivos y playas. Junto al mar, en el farallón de Levante pueden tomarse baños de lodo caliente, que parece tener cualidades terapeúticas.
También Vulcano cuenta con una película, que lleva su nombre, rodada en el mismo año que “Strómboli, terra de Dio”, haciéndole competencia. Dirigida por William Dieterle, está protagonizada por Anna Magnani y Rossano Brazzi. Es el drama de una antigua prostituta que llega a la isla y que acabará muriendo en la erupción del volcán. Pero no alcanza la intensidad y el dramatismo del film de Rossellini.