Honestidad
No parece aventurado diagnosticar que la sociedad actual esta enferma. La patología que sufre es variada y compleja pero después de reflexionar, ayudado por supuesto por otros que han escrito sobre el tema considero que el origen principal de nuestros males es la confusión que no ausencia de valores. El individuo actual está confuso y no sabe bajo que principios regir su conducta salvo el necio que simplemente sacia sus instintos sin mayor preocupación ni trascendencia. Son tantos esos individuos que la sociedad de la que forman parte necesariamente se contagia.
Una de las élites de la sociedad es la clase política. ¿Cuál es la virtud o cualidad máxima que deberían poseer? Inteligencia, preparación académica, humildad, laicidad, temor de Dios… ninguna de ellas cubre la totalidad de las necesidades que deben alumbrar la toma de decisiones. Visten una parte del cuerpo pero dejan desnudo demasiados miembros. Sin embargo, prestemos atención a la Honestidad. Regir nuestra conducta, tomar nuestras decisiones en base a la solución más Honesta. No será la más inteligente, ni la más altruista o egoísta, quizá no es del todo laica o vulnera algún principio divino, pero si podemos afirmar que era la decisión más honesta no será esa la conclusión óptima. Debemos seleccionar a los políticos que se rijan bajo el imperio de esta cualidad o virtud por encima de otras a las que además la honestidad moldeará convenientemente. Debemos despreciar al político cínico y demagogo que toma decisiones inteligentes pero que solo benefician a él o a su partido, a aquel que bajo el imperio de tres Doctorados adopta una solución torpe o demasiado hábil pero solo para unos pocos. Debemos examinar sus decisiones y si no podemos afirmar que las mismas son honestas tenemos que reaccionar y responsabilizarles incluso o sobre todo penalmente.
Ya basta. Los sacrificios y penurias que están atravesando tantas personas actualmente necesitan una reacción inmediata de todos y la primera de ellas debe de ser no solo señalar, sino señalar para despedir a los políticos que no cumplen con su trabajo aunque militen en nuestro propio partido. Fue honesto indultar al Banquero estando incluso en funciones el gobierno. Fue honesto el doble indulto a policias torturadores. Está siendo honesto el trato que se está dando a los Bancos en comparación con el que recibe la ciudadanía. Está siendo honesto el comportamiento de tanto político que se mantienen en sus puestos pase lo que pase, bajo el Principio de Groucho de cambiar de principios cuantas veces sea necesario. Y en esos no solo se debe señalar a los cabezas de lista, sino a tantos y tantos puestos intermedios que aún sin titularidad mediática llevan treinta años y pretenden quedarse treinta años más utilizando cualquier medio para decapitar a cualquier joven que pretenda aportar valores nuevos, como por ejemplo, la Honestidad, la cual les aseguro que no cumple actualmente los principios Darwinianos para formar parte de la selección de esa élite.