Libros de Historia
Ángel Sesma, catedrático ya emérito de Historia Moderna en nuestra Universidad, ha escrito lo que, por su gran calidad puede calificarse de “canto de cisne” investigador, en el libro “El Interregno (1410-1412). Concordia y compromiso político en la Corona de Aragón”, editado por la IFC y su centro asociado de Estudios Comarcales del Bajo Aragón en Caspe. Un libro muy bien editado, con oportunas ilustraciones, reproducción del acta de la elección del rey Fernando I, y, sobre todo, muy bien escrito, reflejo de la madurez profesional del autor, investigador riguroso, docente claro y buen razonador, característica muy frecuente en la excelente escuela de Zaragoza, que rigieron José María Lacarra y Antonio Ubieto.
Además, el Centro de Estudios de Caspe y comarca edita, con un retraso razonable, el nº 29 de sus Cuadernos de Estudios caspolinos, con su habitual línea de atención a la tierra y sus productos, a la historia (Mariano y Lourdes Amada, padre e hija, estudian su Instituto en la República), la etnografía (siempre muchas buenas fotos), los personajes (Fernández de Heredia, en este y otros casos). Y un libro curioso de Manuel Conte Lorente, Crónica de una banda de música, segunda parte, 1998-2010. Y un doble libro de poesía, con las del caspolino Pedro Aparicio, “Como el agua”, y las del gallego, que anda por tierras aragonesas, Eduardo Trelles, “Momentos crepusculares”. Felicidades por todo ello, amigos.
Antonio Astorgano, de cuya amplia obra investigadora sobre la Ilustración y otros textos del XVIII aragonés y español, en especial su “edición” de los Escritos filosóficos de Requeno, dimos cuenta hace un tiempo, ha coordinado una obra mayúscula, monumental sobre este autor: “Vicente Requeno (1743-1811), Jesuita y restaurador del mundo grecolatino” (Prensas Universitarias de Zaragoza), en el segundo centenario de la muerte del erudito abate aragonés, importante teórico del Neoclasicismo europeo, filósofo y ensayista. Reunió para ello a un grupo de estudiosos del personaje y la obra (muchos de fuera, entre ellos J.L. Peset, y muchos de Aragón, como Guillermo Fatás, Ferrer Benimeli, Almudena Domínguez, Genaro Lamarca, J.F. Forniés, etc.) que aportan visiones muy interesantes sobre las diversas facetas del “expulso” de Calatorao. Astorgano, que realiza un trabajo extraordinario, concluye que “Requeno tuvo una gran fama en su tiempo, de manera que, ya en la Junta general de la Económica Aragonesa del 5 de agosto de 1785, se le califica de «famoso aragonés». Sin embargo… no ha sido suficientemente valorado durante los dos últimos siglos, aunque empieza a ser recordado, sobre todo en Italia, como es lógico, dado que la mayoría de sus obras fueron publicadas en italiano y en Italia”.
No va nada mal, tras esta recuperación, dar noticia de la realizada por Guillermo Fatás y Gonzalo M. Borrás Gualis (autores de una presentación aclaratoria), de la edición, ochenta años después, y a poco de su muerte, de la obra teatral de un jovencísimo Federico B. Torralba en 1932, “Sar-mer-Aton (Los hijos de Atón)”, por cuenta de la Institución Fernando el Católico. Sabíamos de esa curiosa circunstancia muchos de cuantos tuvimos a D. Federico como profesor, y encontrar ahora esa proeza juvenil (se nos explica que acababa de aparecer el tomo de Pijoan “El arte en Egipto”, del Summa Artis, un lujo del que usó inteligentemente), que cuenta hasta con una preciosa portada de Francisco Meléndez. Una joyica.