20/01/2014

Aniversarios musicales: Richard Strauss (1864-1949)

Dedicado el año 2013 a la celebración del bicentenario de Verdi y de Wagner y al centenario de Benjamín Britten, el año que ahora comienza va a dar protagonismo a Richard Strauss, al cumplirse los ciento cincuenta años de su nacimiento.

Nacido en Munich, en el seno de una familia acomodada, Richard Strauss va a ser testigo del final de un mundo, con la desintegración del Imperio austrohúngaro, en el que había brillado la refinada y culta Viena, y dos guerras mundiales.

Richard Strauss se consagra inicialmente como director de orquesta y como compositor que pone pronto de manifiesto su gran talento. Partiendo de influencias de Berlioz, Liszt o Wagner, su inspiración se dedica inicialmente a componer poemas sinfónicos, que describen personajes o lugares con una rica paleta orquestal: “Así habló Zaratustra” (cuyos compases iniciales utilizaría “2001, Una odisea en el espacio”), Don Juan, Don Quijote, Las travesuras de Till Eulenspiegel, Una Sinfonía Alpina, Una vida de héroe, Sinfonía doméstica.

A partir de 1905 aborda la composición de óperas: tras “Salomé”, que roza el escándalo, en 1909 inicia su colaboración con  Hugo von Hofmannsthal, excepcional escritor y libretista. La trágica ópera “Elektra” incluye una música vanguardista de fieras armonías y atrevidas disonancias, pero a partir de “El caballero de la rosa” (1911) se produce un cambio en su trayectoria musical; su maestría de compositor y su opulencia orquestal vuelven a la riqueza melódica y ofrecen magistrales óperas como Ariadne auf Naxos (1912-1916), La mujer sin sombra (1919), Intermezzo (1924), Arabella (1933) y Capriccio (1942).

Richard Strauss

Richard Strauss

En medio de un mundo turbulento, Richard Strauss parece haber pretendido sentirse afectado lo menos posible. En una carta de 1935 decía: “Para mí hay solo dos categorías de hombres: los que tienen talento y los que no lo tienen, y para mí existe el pueblo solo en el momento en que se convierte en público”. Alejado de la política, de la guerra y del nacionalismo, Ricardo Strauss huirá de un mundo que no acaba de comprender para refugiarse en el universo poético imaginario que le descubrió Hofmannsthal.

Admirado por Hitler, presidió la Cámara Nacional de Música del Reich, compuso el Himno de los Juegos Olímpicos de Berlín y dirigió numerosos conciertos. Intentó permitieran colaborar con él como libretista a Stefan Zweig, pese a ser judío, y ofreció su colaboración artística para obtener la inmunidad de su nuera, que era judía, y de sus nietos.

Su música, espléndida y atemporal, resulta en algún momento de un cierto conservadurismo frente a la renovación de Schoenberg y la Escuela de Viena. Al final de su trayectoria, ofrece obras de pequeñas proporciones,  como su última obra orquestal “Metamorfosis”, para 23 instrumentos de cuerda, y los Cuatro últimos lieder, de exquisita inspiración y que traslucen la aceptación de la muerte.

Es imposible en una crónica obligadamente breve intentar una valoración de sus distintas obras. Por ello, para animar al lector a disfrutar o conocer alguna, partiendo del gusto personal del que comenta, recomiendo su ópera “El caballero de la rosa” (Der Rosenkavalier), un prodigio de música y argumento, y de la que existen grabaciones excepcionales en disco y video que permiten gozarla adecuadamente. La acción de la ópera se desarrolla en la Viena del siglo XVIII y su argumento puede resumirse así: en un ambiente de nobleza y riqueza, un pretendiente, grosero y de cierta edad, es burlado por una joven dulce y hermosa, a pesar de contar con el apoyo de su padre. Un personaje especial, la Mariscala, ya en la madurez, renuncia a su amante adolescente en pro de la felicidad de la joven pareja. La música refleja el clima de decadencia y frivolidad de la alta sociedad vienesa, de modo refinado y exquisito, desde una cierta melancolía. Con una opulencia orquestal excepcional, sus famosos valses dan un carácter intemporal a la acción.

Existen numerosas versiones de calidad de esta obra, entre las que me atrevo a recomendar:

 –En CD (3), Philarmonia Orquesta y Coros, bajo la dirección de Herbert von Karajan, con Elisabeth Schwarzkopf, Christa Ludwig, Teresa Stich-Randall, Otto Edelmann y Eberhard Wachter. EMI Classics 1957/1987.

 –En DVD, Orquesta y Coros de la Ópera de Viena, dirigidos por Carlos Kleiber. Con Felicity Lott, Anne Sofie von Otter, Bárbara Bonney, Kurt Moll y Gottfried Hornik. La producción escénica es de Otto Schenk, que refleja fielmente el ambiente de la obra. UNITEL 1994/2001.