15/02/2010

¿Hay que atornillar a los empleados públicos?

Hace unas semanas fue noticia destacada la colocación de nuevos dispositivos de control de acceso del personal en el Edificio Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón. La expectación despertada por los denominados “tornos” y las distintas reacciones merecen un comentario.

Cada cierto tiempo los gobiernos ponen sobre la mesa nuevas medidas para mejorar el rendimiento y eficacia de la Administración. Como no es sencillo diseñar ni aplicar medidas que vayan al fondo de los problemas, se recurre habitualmente a temas como el incumplimiento de los horarios y el control de la presencia, cuestiones fáciles de de explicar y de vender. Aunque, en realidad, se está admitiendo que, si el problema existe y subsiste, debiera ser motivo de vergüenza para los responsables, como lo sería en cualquier organización o empresa medianamente seria. Pero no, se presenta como importante resultado de la preocupación por la modernización de la Administración.

En el Edificio Pignatelli se están instalando unos nuevos dispositivos para el control de acceso. Bien sea porque los encargados de la comunicación-propaganda del gobierno lo  filtraron, a falta de temas de mayor enjundia, bien sea porque algún periodista lo ha considerado tema estrella, la noticia ha llegado a ser titular de cabecera de primera página, a tres columnas, en nuestro periódico regional de mayor difusión (“La DGA estrenará tornos en el Pignatelli para aumentar el control a los funcionarios”), además de dedicarle  espacios complementarios. Lo que revela que se piensa que los ciudadanos tienen una especial sensibilidad sobre este tema, y así ha quedado de manifiesto en los comentarios provocados por la noticia entre los ciudadanos que aportan su opinión a los medios, generalmente peyorativos. Profundizar en el tema exigiría amplio espacio, por lo que basta por ahora con dejar constancia de lo que han dicho algunos opinantes cualificados, por lo expresivo que resulta sobre sus distintas posiciones sobre el tema.

El Consejero de Presidencia, máximo responsable de la actuación, la justificó con estos argumentos: “En estos tiempos en los que gran parte de la población está perdiendo su empleo, los primeros que tienen que dar ejemplo con su  jornada laboral son los trabajadores de la Administración”. Explicó que su departamento llevaba cerca de un año trabajando en el nuevo sistema de acceso, y que “además de ser honrado, hay que parecerlo”, consciente de la “imagen, no siempre correcta” que tiene la sociedad de los funcionarios. Resulta curioso que el Consejero, al aludir a razones de índole moral (dar ejemplo, parecer honrado) parece más preocupado por “el qué dirán” y por la imagen que por la mejora de la organización y modernización de los sistemas y de la eficacia administrativa.

Por su parte, en general, los empleados públicos consideran normal que se modernicen los sistemas de acceso y control. También parecen pensar que esta inversión no hará cambiar de costumbres a quienes habitualmente incumplen el horario o lo cumplen en la cafetería.

Ha sido el sindicato Comisiones Obreras el que ha dado una interpretación más política y global a esta iniciativa:”Los tornos son una nueva excusa para dar pie al coro de “Amigos de la Privatización”. A casi nadie le interesa abordar los verdaderos males de la Administración. La eternamente prometida reforma de la Administración Autonómica nunca llega, no es una prioridad…Palabras como igualdad, mérito, capacidad, eficacia, eficiencia, planificación, racionalización, han sido arrinconadas. La discrecionalidad, arbitrariedad, opacidad aumentan día a día. Pero eso no merece tres primeras páginas consecutivas. Tal vez se pretenda llevar a la sociedad a una simplista conclusión: la Administración no tiene remedio, así que desmantelémosla poco a poco”.

En fin, desdichas de la burocracia, siempre en el candelero, que habrán de merecer nuevos comentarios. Por ahora, unas simples cuestiones terminológicas: el término “atornillar”, se utiliza en el título en su acepción de “presionar”, de “someter a la disciplina debida”, aunque no derive de torno; por cierto, de un examen visual detenido de los dispositivos en instalación no se aprecia que respondan al concepto tradicional de “torno”, con barreras móviles o giratorias, aunque su finalidad sea la misma.