La Historia y el Derecho
El Justicia de Aragón, institución siempre preocupada por el estudio y defensa del Derecho aragonés y nuestra historia (larga vida al Justiciazgo y a quien hoy lo encarna tan dignamente), ha editado un importante libro sobre Fueros y libertades. El mito de la constitución aragonesa en la Europa moderna, de Clizia Magoni (traducido por otro gran experto, Antonio Pérez Martín). Reproducimos los primeros párrafos del prólogo que el Justicia, Fernando García Vicente, hace al libro:
“El libro de la profesora de la Universidad de Bolonia, Clizia Magoni, trata cómo se autorreguló Aragón, para que el rey respetara los derechos y libertades de los aragoneses. A continuación aborda la influencia que este sistema político ha tenido en otros países. Los fueros, la forma de elección del rey, su fórmula del juramento y la figura del Justicia han sido los pilares de este sistema de monarquía limitada, que no sólo ha merecido la atención y admiración de muchos pensadores europeos sino que ha influido en otros Estados.
+“El hilo argumental de esta obra es que el compromiso que asumía el rey de jurar, confirmar y respetar los fueros, bajo la condición del “si no, no”, era lo que le daba legitimidad, pero al mismo tiempo limitaba su poder. Y que esta fórmula fue utilizada, en los momentos de crisis social y cambio político, frente al poder real absoluto predominante entonces en las sociedades. El precedente aragonés, recogido por los pensadores de esa época de los míticos fueros del Sobrarbe, fue difundido gracias a la imprenta y utilizado como símbolo, referencia o fórmula de solución para prevenir o evitar las sucesivas guerras civiles, revueltas, sublevaciones o revoluciones de Francia, Holanda, Inglaterra y en la fase constituyente de los Estados Unidos. Lo que interesaba del sistema aragonés era la solución pactada entre el rey y los aragoneses, que suponía la sumisión del gobernante a la ley y las decisiones del Justicia. Esta forma de concebir el sistema político fue uno de los primeros precedentes de un incipiente Estado moderno basado en la división de poderes…”
Miguel Martínez Tomey, una de las voces serias y documentadas del aragonesismo jurídico e histórico, publica en Aladrada un libro de extraordinaria oportunidad: A campana de Uesca. Razón d’Estato aragonesa. Reúne, tras un estudio prudente y detallado sobre el cantar en aragonés del siglo XIII (a mitad de camino, dice, entre la Historia y el mito), las interesantes alusiones en la pintura, la música, la literatura y el propio cantar, en la versión codificada por Manuel Alvar. El libro es breve, y tiene dos vertientes: en aragonés y en castellano. No comparto la idea de ofrecer sólo en la parte aragonesa las reproducciones a color, y veo innecesario repetir el cantar, idéntico salvo el título, traducido en la parte castellana. Quizá debió de haberse traducido en ella íntegramente. O haber editado sólo la introducción y textos en aragonés, lengua que todos los filólogos e historiadores de este viejo reino conocen, espero, perfectamente. O deberían.
A finales de noviembre de 2013 ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas el conocido político Rodolfo Martín Villa, quien procedente del régimen de Franco tuvo un decisivo papel en la Transición; en un memorable discurso: Claves de la transición. El cambio de la sociedad, la reforma en la política y la reconciliación entre los españoles, repasó sus vivencias y recuerdos en los últimos sesenta años, haciendo un especial apartado sobre Pedro Laín Entralgo y aportando sus opiniones, que extractamos en unos breves puntos:
- “La España de 1956, año en torno al cual mi generación acudía a las aulas universitarias, empezó a dar muestras de descontento con la falta de libertades. El dinamismo de la sociedad presionaba sin violencia, pero cada vez más abiertamente, sobre las costuras del Régimen”.
- “…se imponían como asignaturas la Religión y la Formación del Espíritu Nacional, que ya desde su origen no contaron con interés ni respeto y tuvieron una aplicación muy limitada”.
- “También se establecía que los rectores debían ser militantes de FET y de las JONS. Valga recordar a ese respecto que bajo el mandato de Joaquín Ruiz-Giménez como ministro de Eduación fueron rectores Luis Legaz Lacambra, en Santiago; Torcuato Fernández Miranda en Oviedo; Luis Sánchez Agesta en Granada, José Corts Grau en Valencia, Antonio Tovar en Salamanca y Pedro Laín en Madrid.
- “Quienes accedimos a la Universidad en aquellos años bebimos de las mismas fuentes, fueran cuales fueran las ideas políticas de cada uno. Leímos a la generación del 98 y a la del 14, presidida por la figura de Ortega, y nos resultó cercana la obra de los poetas del 27.
- “Y por encima de todo, lo que compartimos fue la idea, sobre la que Laín reclamó nuestra atención, de España como problema, y la voluntad del “nunca más” referida al enfrentamiento fratricida de la guerra civil.
- “Nosotros hemos construido una convivencia cívica a la que no le falta ni un derecho ni una libertad, los cuales cuentan con una tutela jurídica efectiva plena de garantías.
- “Conviene ocuparse con carácter prioritario… de la ética y la transparencia que cabe exigirlesa los partidos para la regeneración de todos los ámbitos de la vida pública y… de la verdadera independencia con que debe actuar la Administración de Justicia para cumplir bien su cometido y suscitar plena confianza.
- “Afecta y no poco a los partidos la corrupción, que tiene mucho que ver con el modo de financiarse. Se optó desde el principio por un sistema que no tuviera apenas controles…”
- En su académica y elogiosa respuesta, Miguel Herrero de Miñón concluye: “Martín Villa constata con razón, que la reconciliación de los españoles fue motor y meta, causa a la vez eficiente y final de la transición política, y España entera se benefició y beneficia de ello y, en el epílogo a su intervención se pregunta por la permanencia y el futuro de tal concordia. Solo me cabe decir que la concordia solo se consigue y se mantiene concordando”.