27 de abril de 2014, núm. 237-252
¿Quién se está quedando con nuestro pasado? Democracia y memoria histórica, José Luis López de Lizaga*
Hay algo extraño e inquietante en el propósito de fijar desde el poder político una memoria colectiva
Las generaciones más jóvenes apenas saben nada acerca de la historia reciente de España. Se da, pues, la paradoja de una impresionante conmemoración pública de un hombre (Suárez) y un periodo histórico (la Transición) sobre los que, en privado, una parte importante de la población lo ignora casi todo.
La memoria es un asunto subjetivo e individual, y pertenece a la esfera privada; la historia, en cambio, es un campo en el que pueden obtenerse conocimientos objetivos. pero su fijación compete a los historiadores, no a las leyes, los políticos o los ciudadanos. Sin embargo, este argumento va demasiado lejos, pues parece implicar que las sociedades no deberían conmemorar públicamente ningún acontecimiento histórico ni cultivar ninguna interpretación compartida de su propia historia.
Es evidente que la memoria pública existe, y que forma parte trivialmente de nuestra vida cotidiana. En Madrid se conmemoran los hechos del 2 de mayo de 1808, el 6 de diciembre se celebra en toda España el día de la Constitución, etc. Estas conmemoraciones forman parte de algo que podemos llamar metafóricamente una “memoria común”, y que contribuye a fundar la identidad política compartida de los ciudadanos de un Estado.
Sin embargo, cuando se trata de la Guerra Civil y del franquismo surgen argumentos de todo tipo para criticar no ya el contenido, sino el concepto mismo de una memoria histórica compartida. Pero esto no prueba que este concepto sea absurdo, o que una memoria común de los acontecimientos del siglo XX español no sea posible. Sólo indica que esa memoria no ha terminado aún de establecerse.
La razón pública de una democracia requiere también una memoria histórica común. Los acontecimientos históricos susceptibles de elevarse a la categoría de recuerdos compartidos, conmemorados o rechazados, y en cierto sentido (metafórico) públicos, están tan sometidos al criterio selectivo de la razón pública como lo están todos los componentes de las diversas ideologías, creencias religiosas o doctrinas filosóficas defendidas por los ciudadanos. Esto no significa, naturalmente, que la política deba sustituir a la investigación histórica: la razón pública no afecta al conocimiento de los hechos históricos, sino a su interpretación públicamente relevante. Y lo que parece exigir la aplicación de la criba de la razón pública a nuestra memoria histórica es, simplemente, que todos los grupos de la sociedad, sea cual sea su orientación política, siempre que ésta pretenda ser compatible con la democracia y los derechos humanos, coincidan en condenar y rechazar sin ambigüedades no sólo la violencia y la barbarie de la Guerra Civil, sino también el régimen franquista.
Si la identidad democrática de los españoles ha de cobrar un espesor histórico, éste sólo puede fundarse en la condena de las ideologías y los regímenes antidemocráticos que forman parte de nuestra historia.
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El Evangelio Fascista. La formación de la cultura política del franquismo
238.1. Por el imperio hacia Dios, José Carlos Mainer*
Más allá de las polémicas sobre si fue totalitario o autoritario, el historiador Ferrán Gallego realiza una exhaustiva revisión de la naturaleza católica y fascista del régimen del general Franco.
El resultado de sus maniobras fue el que sabemos: fracasados en el golpe militar de julio, ganaron la guerra que habían elegido y consiguieron la tortuosa, pero eficaz, construcción de un Estado que, de algún modo, persiste, además de haber dejado alguna herencia indeseable en las actitudes de algunas élites políticas y en el cínico pragmatismo de algunas capas sociales.
Hubo ciertamente un fascismo débil, pero lo compensó aquella fuerte fascistización general, donde quien más se reclamaba de fascista era el monárquico José Calvo Sotelo. “Lo que resulta propio del fascismo”, escribe Gallego, “es la manera en que es capaz de realizar la síntesis y modernización del discurso de la contrarrevolución”, que se apoya en las imágenes de “la patria en peligro y la proyección utópica de una nación en marcha”. La “dinámica de su constitución” se aceleró a favor de la guerra civil, que fue —como demuestra el autor— factor aglutinante y sello legitimador, donde convergen unos y otros.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/04/25/actualidad/1398441125_453044.html
238.2. Entrevista con el autor del libro, Ferrán Gallego
http://informacionclandestina.blogspot.com.es/2014/04/el-evangelio-fascista.html
238.3. Ferrán Gallego: «El fascismo español no fue muy diferente de otros fascismos»
El historiador analiza en su último libro las características fascistas de la Falange y del franquismo entre 1936 y 1950
Gallego sitúa el embrión de ese fascismo ya en plena República, porque «no deben confundirse el partido y el espacio cultural de fascinación por el fascismo» que ya se encuentra en Calvo Sotelo y el Bloque Nacional, que «se declaraban fascistas pero no militaban en Falange».
238.4. Publicación de la obra “El evangelio fascista. La formación de la cultura política del franquismo (1930-1950)”, de Ferrán Gallego
El autor aborda el fascismo español desde una novedosa y revolucionaria perspectiva que nos muestra la existencia de un vasto espacio político-cultural contrarrevolucionario a nivel continental, espacio que estaría caracterizado en cada caso por las peculiaridades de los diferentes marcos nacionales. Por tanto, el método empleado por Gallego para identificar y analizar el fascismo ya no pasa por centrarse en la fundación, desarrollo y discurso de un determinado movimiento político fascista, como se ha hecho hasta ahora en la mayor parte de los casos centrándose exclusivamente en Falange, sino más bien por abordar el lugar natural donde nace y se desenvuelve el fascismo como un fenómeno de época en toda su extensión, es decir, el espacio de la contrarrevolución entendido como productor de alternativas políticas propias a la crisis del sistema liberal y la civilización occidental desde la derecha radical. (3) La clave para la comprensión de la época y la naturaleza del fascismo estaría en el análisis del proceso de fascistización de la derecha radical europea, que consistiría en muchos casos en el condicionamiento del mapa político por parte del fascismo dada su capacidad para plantear la modernización y reactualización del discurso y la praxis contrarrevolucionarias, abriendo una nueva puerta a la síntesis de las fuerzas de todo el espectro político de la derecha. Para Gallego son las diferentes dinámicas y movimientos que se dan dentro del gran espacio de la cultura política de la contrarrevolución –es decir, la fascistización–, así como las respuestas y la interactuación con la otra gran cultura política de masas, el antifascismo, los que permiten aprehender toda la complejidad y variedad de los procesos que llevan a la constitución del fascismo como movimiento de masas y, finalmente, estado. (4) En definitiva, el proceso de fascistización se caracterizaría en cada país o contexto por la existencia de unos sujetos, relaciones y ritmos propios, tal y como demuestra el autor a lo largo de la obra, pero en todos casos aparece marcado por dos cuestiones fundamentales: el progresivo predominio del fascismo sobre el espacio contrarrevolucionario de la derecha radical y, no menos importante, el sometimiento del propio fascismo a las dinámicas propias de la fascistización, lo cual desembocaría en cambios y evoluciones desde sus presupuestos originales, definiéndose y reformulándose en el tiempo al calor de hechos y circunstancias cambiantes
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A las barricadas, Javier Cercas
¿La democracia está en crisis? Por supuesto, pero lo que no está en crisis está muerto. La democracia perfecta no existe; (…) mejor dicho: la única democracia perfecta es una democracia imperfecta, pero infinitamente perfectible.
Para nosotros los chiflados de la democracia, sólo se puede revolucionar la democracia con más democracia. La pregunta es cómo conseguirlo; la respuesta no es fácil. David Van Reybrouck tiene una. En su libro, Contra las elecciones, parte de una constatación (estamos destruyendo la democracia limitándola a las elecciones) y de un proverbio africano (“Todo lo que haces para mí, pero sin mí, lo haces contra mí”) a fin de recuperar un noble y sensatísimo ideal aristotélico: el de que todos seamos a la vez gobernantes y gobernados.
A pesar de los problemas que plantea la idea de Van Reybrouck, merece la pena reflexionar sobre ella. A la vista del incremento del abstencionismo, de la deserción de los militantes de los partidos, del descrédito y la ineficacia crecientes de los políticos, del ascenso del populismo, la tecnocracia y el antiparlamentarismo, del creciente número de ciudadanos que aspiran en vano a la participación en política, el tiempo se está agotando. O montamos de inmediato una revolución democrática o nos la montan. Pero si nos la montan, no será democrática: será de las otras; es decir: no será una revolución.
http://elpais.com/elpais/2014/04/23/eps/1398278524_543785.html
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Thomas Piketty Le capital au XXIe siècle
240.1. Un parisino en Wall Street, Manel Pérez en La Vanguardia
La tesis de Piketty, extraída de la compilación de ingentes cantidades de datos sobre ingresos y riqueza en las principales economías desarrolladas (Estados Unidos, Europa y Japón) durante los últimos trescientos años es que la desigualdad, la concentración de los recursos en pocas manos, ha vuelto a los niveles del despiadado siglo XIX, desandando completamente el descenso que se registró entre 1910 y 1950, periodo en el que se redujeron notablemente las diferencias como consecuencia de los shocks provocados por la Gran Depresión y las guerras mundiales. Piketty, que dicho sea de paso suelta que la “desigualdad no es mala en sí misma: la cuestión clave es decidir si está justificada, si hay razones para ello”, atribuye esa evolución a que el rendimiento, el beneficio, del capital, representa cada vez una parte mayor de los ingresos y la producción de la sociedad, algo que sucede especialmente en los periodos de bajo crecimiento, como el actual. Es un fenómeno que se autoalimenta cada vez a mayor escala, lo que el premio Nobel de Economía, Robert Solow, denomina la “dinámica por la que los ricos son cada vez más ricos”.
Si la propiedad de la riqueza se concentra aún más durante el siglo XXI (tesis de Piketty), la perspectiva es muy desoladora, a menos que guste la oligarquía”. La concentración de recursos y poder en manos de unos pocos ricos y de unas pocas grandes corporaciones, especialmente las tecnológicas, es un peligro que no se debe tomar a broma.
http://www.caffereggio.net/2014/04/27/un-parisino-en-wall-street-de-manel-perez-en-la-vanguardia/
240.2. El capital 2.0: La desigualdad, al centro del debate, Luis Garicano
Ningún libro “serio” de economía ha disfrutado de tan enorme impacto como el reciente libro del economista francés Thomas Piketty Le capital au XXIe siècle. Su publicación en inglés en Estados Unidos ha puesto a un libro denso, de alto contenido teórico y con nada menos que 600 páginas en el número uno de ventas en Amazon, y ha convertido a su autor en una “estrella de rock”, de acuerdo con The New York Times.
Piketty prevé la vuelta de los ‘rentistas’ de Balzac o Austen en el futuro y una desigualdad creciente. Y explica claramente por qué.
La solución propuesta por Piketty es un impuesto global a la riqueza no sobre los ingresos, sino sobre la riqueza. Piketty propone que por encima de un millón de euros, el impuesto sea del 1% de la riqueza, y por encima de cinco millones, el 2%. La razón por la que debe ser global es clara: los ricos no encontrarán así formas de evadir el impuesto.
¿Por qué es preocupante la creciente concentración de riqueza? Para mí, la consecuencia más preocupante que observamos es la desvirtuación de la democracia: que los ricos “compren los Gobiernos” para asegurarse la preservación de su riqueza, permitiendo agujeros y exenciones fiscales e incluso la eliminación de los impuestos que amenazan la acumulación del capital (el impuesto de sucesiones). La democracia requiere una ciudadanía informada y que pueda participar y un mínimo de igualdad. Trabajar en esa dirección no requiere solo, como quiere Piketty, cambios fiscales, sino, de forma mucho más importante y prioritaria, requiere cambios institucionales que aseguren la participación ciudadana y una ciudadanía mucho mejor formada.
http://economia.elpais.com/economia/2014/04/25/actualidad/1398439929_901711.html
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Francia, Europa y la socialdemocracia
241.1. Siempre Francia, José Ignacio Torreblanca
Construir Europa es entender la tensión estructural entre el idealismo jurídico de Berlín y el realismo político de París
Los socialdemócratas están acosados y en retirada en toda Europa; todas sus opciones son malas: si giran al centro, aunque las mieles del poder compensen la mala conciencia, sienten que traicionan sus principios y pierden el apoyo de las clases trabajadoras; si se van a la izquierda, las clases medias y los mercados les abandonan. Elegir entre esas opciones ya es difícil en un país con plena soberanía política y autonomía financiera. Hacerlo, como ha experimentado España, en un país que ha cedido sus principales instrumentos de política económica y que se encuentra constreñido por un marco institucional supranacional y unos objetivos de déficit acordados con los socios de la eurozona, es sencillamente imposible.
El resultado del giro político y económico del presidente Hollande en Francia, tanto si sale bien como si sale mal, tendrá profundas consecuencias en toda Europa: en él se van a dilucidar un gran número de las preguntas sobre la crisis del euro, la democracia, el futuro de la izquierda y el proyecto de integración europea. Si pese al ajuste de 50.000 millones, o precisamente debido a él, Francia no logra cumplir los objetivos de déficit fijados, tendremos la oportunidad de comprobar hasta qué punto los mecanismos de vigilancia y sanciones puestos en marcha en Europa los últimos años se aplican. Si se aplican, se liberará una cascada de sanciones contra Francia, a la que seguramente seguiría una fuerte penalización por parte de los mercados, que dejará la relación franco-alemana profundamente deteriorada y hará crecer aún más la desafección con Europa en Francia. Si no se aplican, y Alemania se sienta a negociar otra política anticrisis con Francia, se abrirá un nuevo horizonte político y todo lo escrito hasta ahora será papel mojado. Y si, finalmente, el ajuste funciona, el sur de Europa quedará desprovisto de la pantalla protectora que hasta ahora le ha proporcionado Francia. Pase lo que pase, todos los caminos pasan hoy por París.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/04/26/actualidad/1398530136_054251.html
241.2. Sin Francia, Jorge M. Reverte
El problema de la socialdemocracia es demostrar que habría otra política distinta de la que Alemania nos ha obligado
En el discurso de Martin Schulz y los socialistas europeos hay puntos que corrigen la despiadada política de los populares. Por ejemplo, la atención a las políticas de empleo en los países deprimidos, la inversión en los territorios devastados para mejorar la situación de sus habitantes. España no es, ni mucho menos, ajena a eso. Entre las diez regiones europeas con mayor desempleo hay siete españolas.
Hay otra importante cuestión en lo que nos jugamos en las elecciones de mayo: la de la profundización democrática de Europa. La puesta en valor del Parlamento, su decisiva participación en la decisión sobre la presidencia de la Comisión Europea es uno de los retos fundamentales para que Europa sea algo más, para que Europa sea, de veras, un objetivo que los ciudadanos puedan percibir como beneficioso.
La socialdemocracia europea se enfrenta a las alternativas populares, encabezadas por Merkel, que no son sino más de lo mismo, sin piedad; se enfrenta a un racimo de propuestas particularistas que resumen su presencia en el euroescepticismo; por último, a las propuestas a su izquierda, cargadas de razones, aunque también sobrecargadas de voluntarismo y atomizadas. ¿Cómo vender todo esto en un país que pide a gritos soluciones concretas y visibles a corto plazo? Sin Francia está complicado.
http://elpais.com/elpais/2014/04/24/opinion/1398355511_629947.html
242
Deflación y recuperación
242.1. ¿Recuperación con deflación? No es probable, Antonio Costas
¿Qué habría que hacer para mantener viva y dar fuerza a esta débil llama de recuperación que estamos viendo? No basta con, como se empeña el discurso oficial, hacer reformas y esperar sus bondadosos efectos. (…) Ahora el objetivo tiene que ser el inverso: cueste lo que cueste, para no ahogar la recuperación, los bancos centrales tienen que empeñarse en crear una inflación moderada. Es lo que ha hecho de nuevo la Reserva Federal desde que su presidente, Ben Bernanke, dijese que “haría todo lo necesario, durante todo el tiempo que sea necesario, hasta que el desempleo en EE UU se situase por debajo del 7,5%”. Y lo ha logrado.
Sin instituciones comunitarias que tengan la responsabilidad democrática de luchar contra la deflación y la falta de oportunidades nada cambiará
Hoy la UE es un OPNI, un objeto político no identificado, sin una gobernanza democráticamente responsable. No es ni un Estado nación, ni una unión de Estados bien ensamblada. Costará cambiar este estado de cosas, pero es urgente. Las elecciones europeas del 25 de mayo podrían ser el año cero de este cambio.
http://economia.elpais.com/economia/2014/04/25/actualidad/1398418841_931946.html
242.2. El Banco Central Europeo frente a la deflación, Daniel Fuentes Castro
La misión de la entidad en el contexto actual debería ser la de fomentar el incremento generalizado de precios, pero el problema de fondo es, una vez más, la falta de coordinación entre una política monetaria común y una política fiscal federal que no existe
El problema de fondo es, una vez más, la falta de coordinación entre una política monetaria común y una política fiscal federal que no existe. Tarde o temprano, a fuerza de querer evitar las implicaciones políticas de la construcción europea, nos daremos de bruces con ellas.
http://www.eldiario.es/zonacritica/Banco-Central-Europeo-frente-deflacion_6_253084707.html
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Radiografía de los déficits públicos en Eurolandia, Josep Borrell
Cinco años después de la quiebra de Lehman Brothers, que precipitó la crisis financiera mundial, la zona euro en su conjunto presenta un déficit publico del 3 % de su PIB. Es decir, si la zona euro fuese un solo país, estaría cumpliendo con la norma del Tratado de Maastricht.
Pero la zona euro no es un solo país, si no un conjunto de 18 países. Y, vistos de uno en uno, la situación no es tan brillante como el agregado parece mostrar. De los 18 países, 11 tienen un déficit publico inferior o igual al 3 %. Y solo tres de ellos han conseguido el objetivo del equilibrio presupuestario. Pero solo uno, Alemania, es relevante. Los otros dos son pequeños países como Luxemburgo y Estonia. Los mayores déficits se sitúan en los países llamados periféricos, que son los que más han sufrido de la crisis de la Deuda pública o bancaria. Entre ellos España con el 7,1 %, si se computa el coste de las ayudas bancarias.
El caso griego merece una mención especial, porque la Comisión ha echado las campanas al aire resaltando que Grecia había conseguido un superávit primario (antes del pago de intereses) del 0,8 % del PIB. Lo que se ha presentado como una prueba del éxito de las políticas de saneamiento radicales y rápidas. Es realmente difícil hablar de mejora cuando el déficit ha pasado del 8,9% en el 2012 al 12,7% en el 2014. Y con la Deuda pública escalando a límites insostenibles del 175 % del PIB, si no se reduce mediante una nueva reestructuración será una capa de plomo sobre el país durante muchos años.
El problema de la Deuda no es solo griego. Si la eurozona como un conjunto agregado parece estar mejorando su déficit, no es así desde el punto de vista de la Deuda. En el 2013 ha vuelto a aumentar 2 puntos hasta llegar al 92,7% del PIB. El aumento es de 24 puntos desde el 2007. Y con las expectativas de bajo crecimiento y de deflación será difícil reducir este ratio de endeudamiento. Lo que plantea el problema de la sostenibilidad de la Deuda europea en su conjunto, como parte de las estrategias de recuperación del crecimiento en Europa.
http://www.republica.com/2014/04/25/radiografia-de-los-deficits-publicos-en-eurolandia_795835/
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La corrupción en la formación continua… ¿Iber-Tangentópolis?, Arseni Gibert
Llevamos más de veinte años de uso irregular, y probablemente delictivo, de los fondos públicos provenientes del Fondo Social Europeo y del INEM, con prácticamente total impunidad
¿Iber-Tangentópolis? No es extraño ni injustificado el deterioro de la credibilidad y dignidad del mundo oficial o semioficial percibido por la ciudadanía. Una percepción que no se cimenta tan solo en este episodio, no es el único ni siquiera probablemente el más grave. Uno más. Creo además que por lo menos en alguna medida la situación ha mejorado y ha tendido en algunas organizaciones y zonas a la normalización aunque parece que no del todo ni en todas partes. Pero sigue adoleciendo de un plus que lo hace todavía más desagradable por la hipocresía de amplia base que a lo largo de más de veinte años lo ha venido amparando. Una hipocresía que comporta la complicidad de muchas personas, una hipocresía poco menos que institucionalizada.
http://www.eldiario.es/agendapublica/nueva-politica/Iber-tangentopolis_0_253375385.html
245
Lo que oculta el informe Pisa, Carlos Manuel Sánchez
¿Quién va a ganar millones con las nuevas pruebas cien por cien digitales que se van a instaurar en 2015? La obsesión se convierte en negocio
¿Son fiables los datos de Pisa? ¿Sabía usted que PISA no hace las mismas preguntas en todos los países? ¿Y que, además, no tienen el mismo nivel de dificultad?
http://www.finanzas.com/xl-semanal/magazine/20140427/oculta-informe-pisa-7150.html
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La trampa universitaria, Víctor Alonso Rocafort
Al igual que otras instituciones del país, la informalidad y la corrupción han formado parte importante de la esencia de la universidad durante años. Puedo afirmar sin temor a equivocarme que en mi especialidad, la Ciencia Política, el 90% de los concursos públicos para plazas importantes –es decir, permanentes o con una temporalidad superior a los cuatro años– ni son concursos ni son públicos, sino que responden a otras lógicas y criterios poco transparentes. Hablamos de una disciplina que se dedica al estudio de la política, a enseñar en las aulas qué es la democracia.
En un escenario de recortes presupuestarios y elitización creciente, con la calle reclamando una nueva política radical, muchos de los jóvenes que han salido con sus doctorados bajo el brazo tienen que enfrentarse a preguntas imperecederas ya clásicas: ¿me callo hasta conseguir la plaza? ¿Adulo? ¿Miro hacia otro lado? ¿Colaboro activamente para acelerar los plazos? ¿Dejo caer al compañero? ¿Empujo? «Más adelante seré libre e independiente», te dicen algunos; «entonces, luego, ya podré ser yo mismo». Ignoran que ese después suele llegar pasada la cuarentena, con la mirada ya marchita y varias deudas que saldar.
La universidad española sigue produciendo sacerdotes. No hay más que ver a profesores universitarios montar o entrar en un partido político. Te hablarán de la corrupción, de los mil males de la patria, pero en cuanto indagues un poco en sus centros de trabajo comprobarás que la mayoría no se está rebelando, sino al contrario, frente al mundo de conseguidores y pasillos en pos de plazas que exigen silencios, lealtades ominosas con los que mandan y miradas de perfil ante una brutalidad creciente.
La trampa universitaria de nuestro país consiste en que miles de personas formadas con los recursos del Estado para la docencia se ven sin posibilidades de empleo. Y los que lo tienen, están cada vez peor pagados. Las reformas en marcha acentúan este drama.
Pero la trampa consiste también en que el sistema y sus sumos sacerdotes, en estas condiciones de precarización tan ventajosas para ellos, imponen unos ritos de paso (y de conservación) a los nuevos intelectuales académicos que les despojan de su verdad, de su conciencia limpia, de su credibilidad. Hipotecan su palabra, exigen sumisiones, complicidad. Y es difícil mantener la fortaleza moral en tiempos del gran paro, de los desahucios cotidianos y del desmantelamiento de la vieja universidad bajo tus pies.
Esta doble trampa puede salir muy cara a la sociedad. De allí salen cuadros políticos e influyentes voces para la opinión pública, pero más importante todavía, ahí se está formando la juventud. El declive ético de la universidad pública se está acelerando con el desmantelamiento neoliberal.
http://www.eldiario.es/zonacritica/trampa-universitaria_6_253084713.html
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GRÁFICO: ¿Gastar más en sanidad es tener mejor salud?, Javier Padilla
Desarrollar el sistema sanitario a expensas de la inyección ilimitada de recursos económicos no va a hacer que vivamos más y seguramente tampoco hará que vivamos mejor
España es de los países que presentan una mayor esperanza de vida junto con uno de los menores gastos sanitarios per cápita entre los países de su nivel de socioeconómico. Así mismo, es llamativo el caso de Estados Unidos (USA), que presenta una cifra de gasto sanitario aberrante con respecto al resto de los países representados, sin que ello se relacione con una esperanza de vida elevada –de hecho se encuentra al nivel de Chile, que presenta menos de una cuarta parte de gasto sanitario per cápita.
En los años previos a la actual crisis económica, España incrementó su gasto sanitario sin que eso se tradujera en una mejora de la salud de la población (ni siquiera al medirla por variables directamente relacionadas con el desempeño del sistema sanitario). Al llegar las restricciones presupuestarias, en vez de actuar sobre aquellos aspectos del sistema sanitario que menos aportaban en términos de salud y equidad, se realizaron recortes en la cobertura y el reembolso de medicamentos, así como en servicios sociales y dependencia. Esos recortes probablemente no repercutirán en la esperanza de vida en el corto plazo, pero sí deteriorarán la salud de la población… y mientras tanto habrá gente que siga diciendo que tenemos un gran sistema sanitario –y que los recortes en sanidad no se están notando- porque tenemos una alta esperanza de vida con un bajo gasto sanitario.
248
Para qué Societat Civil Catalana, Joaquín Coll @joaquimcoll
Si con la independencia alguien cree que saldríamos antes de esta crisis, se equivoca o engaña, pues a corto plazo solo nos haría más pobres y, por tanto, los más perjudicados serían otra vez las clases populares y trabajadoras. Esto desde la izquierda hay que decirlo claro y fuerte. No solo es que la secesión sea un mal negocio, sino que además no está justificada, pues los catalanes no vivimos sometidos en democracia.
El camino no es una secesión ruinosa, sino la reforma federal. Ahora bien, si dejamos que se instale el equívoco sobre la independencia como la solución ideal, el federalismo solo será apreciado en el mejor de los casos como segundo plato. Pero SCC es plural y no defiende un modelo territorial concreto. Su cometido es otro. Movilizar el rechazo a la ruptura y defender la unión en la diversidad. Debe hacerlo sin renunciar a las emociones y símbolos comunes pero, sobre todo, de forma pragmática y racional.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/para-que-societat-civil-catalana-3254759
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Un largo proceso de reformas (I), Juan José Laborda
El Estado Autonómico (que no es lo mismo que el Estado de las Autonomías) experimentó, desde el año 1998, un parón reformista.
Los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque obtuvieron mayorías para desarrollar el Estado de las Autonomías, no contaron nunca con las mismas mayorías para superar el parón reformista del Estado Autonómico.
Ni Aznar ni Zapatero buscaron el necesario consenso para realizar las reformas constitucionales.
Resultado: tras tres lustros perdidos para el reformismo estatal,
Cada una de las dos posturas se defienden bien ante sus respectivos electorados. Pero, ¿podemos seguir indefinidamente con una situación así? Podríamos seguir, ¡probablemente! Pero esa inacción reformista afecta negativamente a nuestro Estado constitucional, y a la calidad de nuestra democracia.
http://www.elimparcial.es/economia/un-largo-proceso-de-reformas-i-136522.html
Un largo proceso de reformas (y II), Juan José Laborda
Las reformas profundas serán consecuencia de acuerdos, y no de ideas perfectas, que casi siempre proceden de mentalidades autoritarias.
Mientras los alemanes tienen un proyecto reformista nacional, que les llevó a reformar en 2006 su Constitución y su Estado descentralizado, nosotros, por no tener ese impulso reformista, empezamos a dudar de que nuestra nación mantenga su capacidad integradora.
Sintetizo 10 puntos.
Conclusión: un nuevo consenso reformista se abrirá paso, sea cual sea la evolución política de Cataluña, a partir del próximo otoño. Consenso para diseñar un período reformista de más diez años -como en Alemania-, alternando gobiernos de diferentes colores políticos, y planificando las reformas necesarias de las leyes, de artículos de la Constitución, e incluso contemplando -al final o al comienzo del período reformista la reforma de otros artículos de la Constitución, que supondrán convocar a referéndum a todo el pueblo español para su aprobación.
http://www.elimparcial.es//un-largo-proceso-de-reformas-y-ii-136821.html
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Decidir sí, siempre, sobre todo. Conquistar la soberanía popular, Teresa Rodríguez
“En todo aquello que les atañe los españoles tienen derecho a intervenir y, como es natural, ni quieren ni deben quedarse callados, ni nosotros podríamos discutir semejante privación de tan fundamental derecho”. Estas fueron las palabras con las que, el pasado 8 de abril, Mariano Rajoy respondía a la petición de la celebración de un Referéndum sobre el futuro político de Catalunya. No le preocuparon al Presidente del Gobierno las opiniones de “los españoles” cuando apoyó al PSOE en su reforma del artículo 135 de la Constitución para instaurar un sometimiento servil al pago de la deuda. Tampoco parecen importarle las opiniones de “los españoles” cada vez que acepta las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional o de la Comisión Europea, o cuando se atribuye la capacidad de decidir sobre la maternidad y los cuerpos de las mujeres.
El avance del movimiento popular en Catalunya está tensionando los límites del marco político creado en la Transición, y su avance puede provocar brechas importantes en él. Un marco político que tras la reforma del 135 ha sumado a su carácter de camisa de fuerza tanto territorial como cultural un nuevo ingrediente de camisa de fuerza económica y social.
No podemos permanecer inmóviles ante esta situación, ni aceptar y asimilar por acción u omisión la hostilidad con la que la clase política y la mayoría de medios de comunicación se enfrentan a ella. Por una parte, es necesario denunciar a quienes intentan aprovechar la movilización popular para perpetuarse en el gobierno e implementar su proyecto político neoliberal; también a los que utilizan la reivindicación nacional para enfrentar a las clases populares de los distintos pueblos del Estado español y del resto del mundo. Pero por otro lado, si queremos construir soberanía popular, es imprescindible solidarizarnos con la mayoría social catalana que reivindica su derecho democrático a votar, a que su opinión sea expresada y tenida en cuenta en una consulta el próximo 9 de noviembre. No con el objetivo de que Catalunya se separe del resto de pueblos al sur del Ebro, no para dividir ni enfrentar; muy al contrario, el avance del movimiento popular en Catalunya debe ser una palanca más de la necesaria ruptura democrática, un primer paso en la toma de decisiones entre todos y todas, y sobre todo.
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La tomadura de pelo del recibo de la luz: ¿qué luz (a)pagamos?, Ignacio Mártil
A partir de junio, dicen que el precio de la parte variable se va a fijar al coste instantáneo y, por lo tanto, viviremos en el mejor de los mundos posibles. Pero no se haga ilusiones; los actores intervinientes en el proceso seguirán siendo los mismos. Y como sin duda se ha dado usted cuenta, en la energía como en los casinos, la banca siempre gana.
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Por qué los periódicos se nos caen de las manos, Juan Tortosa
Ya apenas existen los editores vocacionales como Antonio Asensio, Jesús de Polanco o Juan Tomás de Salas, por ejemplo. Ahora la propiedad de buena parte de los medios está en manos de bancos, fondos de inversión, multinacionales… Vocacionales estos de la cuenta de resultados y punto.
En los últimos meses, los tres periódicos más importantes de España han cambiado de director. Los anteriores no le gustaban a Soraya Sáenz de Santamaría, espada flamígera de Rajoy en materia de medios de comunicación.
El propietario de una cadena andaluza de periódicos suele proclamar sin reparos que él no quiere tristezas en portada, ni inmigrantes, ni desahuciados, ni pobres, ni descamisados ni gente con problemas. Esos no compran periódicos, suele decir. A mí ponedme noticias de empresas y de empresarios en primera, que esos son lo que nos compran.
Las cifras de difusión de los periódicos de papel van cuesta abajo y sin frenos y los que queremos continuar dedicándonos a contar historias intentamos como locos descubrir cuanto antes por dónde demonios irá el periodismo en el futuro.
http://blogs.publico.es/juan-tortosa/2014/04/27/por-que-los-periodicos-se-caen-de-las-manos/
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