60 medidas contra el caos (11). Economía (continúa)
48. Revisión General de Impuestos. En los últimos 15 años, el Estado ha bajado un 18% los impuestos a 11.000 grandes empresarios (los que tienen una nómina superior a 300.000 euros anuales).[1] Otro ejemplo curioso se refiere a las SICAV (Sociedad de Inversión de Capital Variable), las preferidas de los ricos, como Amancio Ortega, Alicia Koplowitz o la infanta Pilar (hermana del rey Juan Carlos). Las Sicav nacieron en 1985 y pagan sólo en impuestos el 1% de sus beneficios. Deben tener 100 ó más socios y 2,4 millones de euros en total. El dinero “no es problema”, sólo los 562 altos ejecutivos del IBEX cobran de media 915.000 euros al año. Y los “socios” los facilita el propio banco (inversiones irrisorias hechas por 99 nombres de paja, llamados “mariachis”). Hay 3.347 Sicav con unos 26.000 millones € en patrimonio (la mitad de la capacidad de ahorro de este país). Entre ellas, 530 tienen el 90% del dinero en manos de una sola persona. Si bajamos al 60% del dinero en una sola persona, son 1.015 Sicav. Nacieron con “espíritu de cooperativa”, pero hecha la ley, hecha la trampa. Eso, sí, ”como siempre”, todo legal. [2]
49. Revisión de Salarios en Ejecutivos. Los especuladores, los banqueros, sus economistas y sumisos gobiernos han puesto de moda que toda mejora de la “econo-suya” pasa por bajar los salarios (no los propios). Pero que los grandes ejecutivos deben percibir salarios altos porque, si no, se pasan a la competencia. ¿En qué quedamos? ¿Bajar los salarios a los pobres y subírselos a los ricos? “En 1980, un alto ejecutivo de EEUU ganaba de media 42 veces más que un trabajador. En 2008, ganaba 364 veces más: en un solo día, lo que los demás en todo el año”.[3] Esto es legal, pero ¿es lógico? En el período 1999-2005, los empresarios y financieros de la UE-15 aumentaron sus beneficios un 33%. Pero en España, un 73%. Mientras tanto, los costes laborales crecieron un 18% en la UE-15 y sólo un 3,7% en España.[4] Cuando oigo la palabra competitividad, pienso en los malos empresarios, en los malos políticos y en los malos gestores, pero nunca en los obreros o funcionarios, que son unos “mandados”.
50. Reducir ya la estructura y el gasto del Estado. Pero no quitando profesores, médicos o enfermeras, sino empezando por limpiar las 4.000 empresas-fantasma y los 20.000 asesores a dedo, que además suelen cobrar más que los funcionarios de su entorno. “A 50.000 euros de media por cabeza, este pelotón de [asesores] intocables nos costaría unos 1.000 millones al año. Con estos fondos, podríamos pagar la ayuda de los 420 euros a 396.825 parados durante un semestre. También evitaríamos el despido de 25.000 profesores durante un curso”. [5] Desde 1985 hasta el año 2000, en España se privatizaron 117 grandes empresas, las más rentables. A veces, se malvendieron, regalando a manos privadas oportunistas unos equipamientos públicos que habían costado décadas de dinero público. Éstas son las que habría que recuperar, pues “un Estado sin banca pública y sin empresas públicas está a merced de los poderes económicos”.[6] Pero esta vez, eso sí, sin mangoneo de partidos políticos, con luz y taquígrafos.
[1] Daniel MONTERO (2012): El club de los “pringaos”. Madrid: Esfera de los Libros, 1ª edición, pp. 19, 30, 85-89.