¿Nucleares?, ni de coña
¿Cuántos de nostros contestaríamos, como hace casi 25 años, con la conocida frase de “NUCLEARES, NO GRACIAS”, a la pregunta de si aceptaríamos la instalación de una central nuclear en territorio español? Con toda seguridad la mayoría de los ciudadanos de este país no sabrían que contestar. Un número no desdeñable de ciudadanos tal vez se decantarían por este tipo de energía y solo un grupo de irreductibles, problamente muchos de ellos con bastantes años a las espaldas, continuarían pensando que las nucleares siguen siendo rechazables por que constituyen un peligro para la población, el entorno y el país donde se asientan.
A esta situación hemos llegado en parte por el desapego y la falta de interés del personal por los temas energéticos durante los pasados años de bonanza económica y en parte por el trabajo que los lobbys nucleares llevan haciendo desde hace unos pocos años en España, coincidiendo con las crisis energética y el pico máximo de energías “sucias” como el carbón o el petróleo.
Desde hace ya unos cuantos meses asistimos a una feroz campaña en los medios de comunicación en la que vemos ente preocupados y perplejos como se ha instalado un debato, ficticio y buscado a todas luces, en el que periodistas de todo pelaje y condición se dedican a alabar las bondades de la energía nuclear. Estos días hemos escuchado a contertulios de diferentes programas de radio, tv o desde las tribunas periodisticas expresaban con notable ligereza, poca razones de peso y mucho entusiasmo la necesidad de apostar por las centrales nucleares como única alternativa contra el cambio climático y la crisis energética. Algunos de ellos, han ido más allá reconociendo sin ningún tipo de vergüenza que este tema se suscita desde los medios periodisticos, ya que hasta ahora no había sido objeto de discusión entre los ciudadanos de a píe.
Afirmaciones como éstas, escuchadas o leídas no en una sino en varias ocasiones y medios, no pueden sino hacernos pensar que detrás de estos dispuestos y devotos periodistas que alaban sin pudor y con gran empeño las bondades de las centrales nucleares, están las grandes empresas internacionales y sus correspondientes lobbys, dispuestas a convencer y “untar” a quien se ponga a tiro, ya sea simplemente para ganarse a la opinión pública o para colocarnos las centrales al grito de “trágala”.
Donde hasta hace unos meses no se suscitaban grandes debates sobre el tema, ya tenemos en marcha varios. Por un lado esta la más que probable instalación de varios de los controvertidos ATC (ALMACÉN TEMPORAL CENTRALIZADO DE RESIDUOS NUCLEARES), con el beneplácito del Gobierno de Zapatero y el desembolso del dinero que haga falta para convencer a los ayuntamientos que los reciban. Por otro, las afirmaciones del ministro de Industría, Miguel Sebastián, sobre los beneficios que tendrán para el medio ambiente y los bolsillos de los contribuyentes la construcción de al menos cinco centrales nucleares en territorio español. El ministro comparaba la “limpia” energía nuclear con las contaminantes y “sucias” centrales térmicas alimentadas con carbón.
A todo esto deberemos sumar la decisión tomada estos días por el presidente de EEUU, Barack Obama, de aprobar la construcción de la primera central nuclear en el país desde hace más de 30 años, para la que ha dispuesto de una dotación económica de 8,3 billones de dólares. Central que en palabras del Presidente constituye “una fuente de energia “limpia” destinada a reducir y combatir el cambio climático. No olvidemos la también decida apuesta de Sarkozy por las nucleares en el país vecino, de las que son dependientes en más de un 80% para surtirse de electricidad. Habremos de pensar que algo se mueve no solo en España sino en todo el planeta Ante estas noticias se hace necesario un gran debate entre los partidos políticos, los grupos sociales, mediambientales y la sociedad en su conjunto. Las decisiones se deberán tomar con la cabeza fria y mirando al futuro tanto como al presente. Construír una central nuclear requiere unos treinta años de trabajos. Instarlarla en un municipio, puede acarrear rechazos no solo por cuestiones mediambientales, que son importantisimas, sino tambien sociales y vecinales. Los residuos nucleares y su lugar de almacenamiento son un problema añadido al funcionamiento de la central. Y además, tendremos que encomendarnos a nuestros dioses particulares para que una vez puesta en marcha no suceda un desastre, tenga una fuga radioactiva o llegado su caso averías como las que habitualmente vienen sufriendo las de Almaraz I y Vandellos I, que sistemáticamente son catalogadas como pequeños fallos cuando la realidad es que se estan vulnerando constantemente los límites de seguridad. Apostar por energías alternativas, tanto o más “limpias” que las nucleares, más baratas y sobre todo mucho menos agresivas con el medio ambiente es apostar por un futuro menos inquietante, más responsable y sobre todo consecuente con lo que desde el gobierno de Zapatero se ha dado en llamar “el compromiso contra el cambio climático”.