14/09/2014

Núm. 37-51 (septiembre de 2014)

democracia37

Documento de posición sobre la educación después de 2015, UNESCO

http://unesdoc.unesco.org/images/0022/002273/227336s.pdf

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Crítica, espíritu crítico y estereotipos, Joaquín Santos Martí*

Los saltos hacia delante queriendo borrar la historia inmediata suelen errar en el análisis y en el destino. Me suena demasiado a chivo expiatorio, a alejamiento de las propias responsabilidades, a estrategia para alcanzar los objetivos, a falta de profundidad, a simpleza eficaz para afrontar el debate de los problemas reales que se quieren obviar, ya llegará su momento. Desde siempre los estereotipos, las etiquetas han sido una magnífica herramienta de  control social y político, provocan que nadie quiera formar parte de los «señalados» y permite desviar las propias responsabilidades.

http://espacioservisoci.blogspot.com.es/2014/09/critica-espiritu-critico-y-estereotipos.html?spref=tw

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Salir de la crisis, Mariano Berges*

Un sistema político democrático no se diluye por reducir su PIB pero sí se resiente por una creciente desigualdad y pobreza social. Si los bajos salarios, el paro y los recortes sociales siguen existiendo, y aún creciendo, la desigualdad irá aumentando. Y una desigualdad creciente actúa como un óxido corrosivo en la estabilidad social. Si a ello añadimos la ausencia de una fiscalidad justa y progresista, el círculo vicioso inoperante y peligroso podría explotar. El círculo es vicioso porque la crisis lleva a la desigualdad y la desigualdad mantiene y acrecienta la crisis. Intentamos paliarla con un mayor endeudamiento. Ya hemos llegado al billón de euros. Nuestra deuda española es técnicamente impagable. Estamos peor que en 2008.

Seguimos caminando por una economía especulativa, ante la mirada pasiva de una ciudadanía cada vez más desesperanzada. Lo que nos conduce a una política populista y coyuntural, tanto en clave electoral (obsesión por lo nuevo) como en clave interior de los propios partidos (cambio de caras y ¿algo más?).

Hablemos menos de riqueza económica y más de desarrollo humano. El declive del Estado de bienestar no conlleva la liquidación del Estado social de derecho, del cual procede, pero nos obliga a aclarar qué tipo de Estado social queremos para nuestros hijos. Estamos obligados a la elaboración y realización de un nuevo pacto social con las próximas generaciones. Con realismo, equidad y solidaridad. Y con urgencia.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/salir-crisis_969914.html

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La democracia en el siglo XXI, Joseph E. Stiglitz

La principal interrogante a la que nos enfrentamos hoy en día realmente no es un cuestionamiento sobre el capital en el siglo XXI. Es una pregunta sobre la democracia en el siglo XXI.

Hoy en día el rendimiento del capital no parece haber disminuido, a pesar de que los salarios sí disminuyeron.
Los mercados, por supuesto, no existen en un espacio vacío. Tienen que haber reglas del juego, y éstas son establecidas a través de procesos políticos. Los altos niveles de desigualdad económica en países como EE.UU. y, cada vez más en países que han seguido el modelo económico de dicho país, conducen a la desigualdad política.
http://www.project-syndicate.org/commentary/joseph-e–stiglitz-blames-rising-inequality-on-an-ersatz-form-of-capitalism-that-benefits-only-the-rich/spanish

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La política de la envidia, Owen Jones

Artículo publicado en la Maleta de Port Bou nº 7 (sept.-Octubre 2014)

¿Cómo es posible que, en unas democracias donde prácticamente todos los adultos tienen derecho al voto, la riqueza y el poder puedan estar tan concentrados en manos de tan poca gente?

Como dijo Friedman, “tan solo una crisis –real o percibida- genera auténticos cambios” y “cuando se produce la crisis, las medidas que se adoptan dependen de una ideas que están ahí” y “lo imposible desde el punto de vista político pasa a ser políticamente inevitable”.

Vean cómo se ha utilizado la crisis, por ejemplo, en Portugal. Han subido el IVA; se ha puesto un nuevo impuesto sobre la renta de todos los trabajadores; se han recortado las prestaciones por desempleo; se ha ampliado la jornada laboral; hay un programa masivo de privatizaciones (…) El desempleo sigue en el 15%. Una quinta parte de los portugueses viven con ingresos inferiores al salario mínimo. Cada vez más gente depende de la comida que ofrecen las instituciones benéficas. Pero se baja el impuesto de sociedades. La riqueza y el poder van pasando más y más a manos del capital.

Lo que se consideraban problemas sociales, como la pobreza y el paro, se han convertido en defectos individuales; y, si se trata de defectos individuales, ¿qué necesidad hay de una respuesta colectiva, como era el Estado de bienestar? Lo que se examina despiadadamente es la conducta de los pobres, y no el comportamiento socialmente más destructivo de los ricos.

Bajo el liberalismo, las élites políticas y mediáticas promueven sin tregua la política de la envidia. Le dicen a los trabajadores con bajos ingresos, cuyos salarios se recortan aún más,: no os enfadéis con vuestro jefe, envidiad a vuestro vecino parado, que lleva una vida cómoda sin dar golpe. Le dicen a los trabajadores del sector privado, cuyos derechos a una pensión se han visto reducidos a una miseria: envidiad al trabajador del sector público, cuya pensión no disminuye, les dicen a los que no pueden conseguir una vivienda, envidiad a los inmigrantes, que supuestamente se están quedando con las viviendas de protección social. Es la política del divide y vencerás, de decirle a la gente “a ti te han robado, y por consiguiente, tú también deberías robarle a tu vecino que tiene menos mérito que tú”.

http://www.lamaletadeportbou.com/articulo/la-politica-de-la-envidia/

Recoge la conferencia del autor “La idea de Europa”, en el CCCB (Centre de Cultura Contemporània de Barcelona) el 23 de mayo pasado:

http://blogs.elpais.com/micropolitica/2014/09/abrir-los-ojos.html

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Un silogismo devastador, Antón Baamonde

Empobrecer a la población europea es el proyecto en curso, lo que se busca, y no una consecuencia inesperada de la austeridad.

El capitalismo funcionaba mejor cuando había algo que lo moderaba, fuese la existencia de la URSS o los movimientos obreros. Algunos vimos el eclipse de los partidos comunistas, ahora contemplamos el de los partidos socialistas. El motivo: que el capital no quiere pactar la pervivencia del modelo social europeo. Y los partidos socialistas tenían su razón de ser, precisamente, en ser los signatarios, por el otro lado, de ese pacto.

Lo que se produjo a mediados de los setenta en todo el mundo fue un cambio de ciclo. Los dorados sesenta, aquella amalgama de Beatles y Beach Boys, la contracultura y el SDS, los Black Panthers y el FLN argelino, por alguna extraña razón dejaron tras de sí las bases de una revolución conservadora. Por decirlo como un lema: es como si, después de Mayo del 68, el capital le hubiese perdido el miedo al trabajo. O tal vez, simplemente, en aquellos años hincó sus pies a tierra el deseo de revancha de una derecha que sentía que las cosas se escapaban de sus manos. El miedo a la revolución desapareció y las máximas de Reagan –»el Estado es el problema, no la solución»– y Margaret Thatcher –»no existe la sociedad, sólo los individuos»– empezaron a extenderse como un virus para el que no existía antídoto.

Tal vez el corte más explícito se produjo en los ochenta. El Estado del Bienestar, ese producto del pacto ente empresarios y trabajadores, había vencido a sus oponentes. A finales de esa década, y sin que nadie hubiese previsto tal final, la Guerra Fría terminó con la implosión de la URSS. Francis Fukuyama certificó la victoria escribiendo su celebrado El fin de la Historia.

Desde entonces, la riqueza se ha ido concentrando más y más en pocas manos. Es un proceso mundial que puede registrarse en casi todos los países, incluyendo los excomunistas. Se calcula que hoy el 20% más rico controla el 74% de los ingresos. Lo que llaman austeridad no es más que una vuelta de tuerca en esa dirección. La crisis económica, que nació de la desregulación y podía atajarse de muchas maneras, fue aprovechada para acometer un cambio drástico en el modelo social.

http://www.eldiario.es/zonacritica/silogismo-devastador_6_302429777.html

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Política pobre, país rico, Víctor Lapuente Giné

Suecia vota este domingo tras unas campañas poco espectaculares: no ha habido grandes mítines ni desplazamientos de miles de kilómetros para los candidatos

Mi hipótesis es que esta “pobreza” en recursos de la política conduce, paradójicamente, a una mayor riqueza intelectual del debate político.

http://www.eldiario.es/piedrasdepapel/Politica-pobre-pais-rico_6_302779726.html

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Corrupción como quiebra del Estado, Santos Juliá

La crisis nos ha abierto los ojos antes cerrados, o condescendientes, al maridaje de mercado y política, causa y razón de la pérdida de legitimidad del Estado democrático en cuanto artífice y defensor del bien público.

Si el poder administrativo se llena de enchufados, los funcionarios dejan de cumplir sus tareas.

Estado y mercado, qué remedio, pero con una condición: impedir que el mercado —de verdadero nombre, el capital— destruya, además de la sociedad, arrasando los bienes comunes, la democracia, convirtiendo al Estado en su chico de los recados. Tarea ingente, sin duda, que en los tiempos del capitalismo global excede con mucho el poder de cualquier Estado. Pero mientras surge un poder político interestatal capaz de meter en vereda al capitalismo financiero, rapaz y predador, de nuestro tiempo, podíamos empezar por arreglar nuestra propia casa, limpiándola de corrupción. Y para eso no se necesita ninguna regeneración, sino instituciones de Estado que en verdad representen a los ciudadanos y que vigilen, controlen y penalicen las prácticas corruptas que fatalmente germinan en los intersticios del mercado y la política.

http://elpais.com/elpais/2014/09/12/opinion/1410539257_447995.html

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El cuento de la regeneración democrática, Soledad Gallego Díaz

Las personas que, con sus comportamientos y actitudes, permitieron, e incluso alentaron, ese deterioro, aunque no se hayan enriquecido personalmente, pidan disculpas, se retiren completamente de la escena pública y den paso a otros políticos que sean capaces de mostrar una actitud más estricta y vigilante.

http://elpais.com/elpais/2014/09/12/opinion/1410523597_846133.html

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Una coalición de perdedores, Jorge Galindo

Observemos el recuerdo de voto por partido y perfil, esto es, qué porcentaje de cada colectivo dio su apoyo a cada formación. Mientras el PSOE tuvo un éxito superior entre los parados, los pensionistas y los obreros no cualificados, Podemos captó más votos de los estudiantes y el personal de administración y servicios. Existe cierto solapamiento entre ambos partidos en obreros no cualificados y parados.

Efectivamente, el PSOE ha perdido identificación ciudadana en todo ámbito, pero sobre todo allá donde Podemos e IU han ganado, claro: estudiantes, trabajadores de servicios, cuadros medios y obreros cualificados. La coalición de izquierdas, por su parte, ha ganado en segmentos que no son precisamente los (mayores) perdedores de la crisis.

Podemos, por contra, parece haber sido capaz de aunar el enfado con la crisis y la “clase política” junto a la falta de expectativas de una parte importante de la población. Sus principales caladeros de votos son de aquellos que más tienen que perder. Personas más bien jóvenes y formadas, estudiantes que se ven sin un futuro por delante, trabajadores del sector terciario sin excesiva cualificación, parados y obreros sin el capital humano necesario como para asegurarse un futuro. Es el miedo a la pérdida de un estatus que, hasta hace poco, se daba por sentado.

El PSOE parece encaminarse hacia su consolidación como defensor de “progresistas conservadores”; esto es, baluarte de quienes menos perdieron con la crisis así como de quienes más dependen de las rentas que este partido ha sido capaz de ofrecer hasta ahora a través de políticas redistributivas. Sin embargo, los socialistas se encuentran con dos barreras para lograr tal objetivo. La primera es que pertenecen a ese pasado que hoy se identifica con corrupción, mala gestión política y ‘capitalismo de amiguetes’. La segunda es mucho más importante y difícil de superar, pues no depende tanto de la mera percepción de los ciudadanos, o no se resuelve con una renovación de la cúpula dirigente: el actual diseño europeo impide que los partidos principales en los países deudores puedan hacer más que repartir los costes (y ni siquiera están haciendo esto en muchos casos). Más concretamente, parece imposible que se puedan llegar a acuerdos que incluyan estímulo fiscal y monetario a cambio de reformas estructurales.

Estos dos obstáculos son, a su vez, las fuentes más importantes de legitimidad con las que cuenta Podemos. Un partido nuevo que no tiene servidumbres, y ahí radica su ventaja comparativa fundamental.

http://politikon.es/2014/09/10/coalicion-de-perdedores/

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Entrevista a Belén Barreiro, por Ramón Lobo

Fue la primera en predecir la irrupción de un fenómeno como el de Podemos en la vida política española. También es una adelantada al definir el cambio en el campo de juego tras la crisis económica: el debate derecha-izquierda ha dado paso a otro de ciudadanos contra élites. Fue asesora en el Gabinete de Presidencia con José Luis Rodríguez Zapatero y presidenta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) durante dos años, 2008-2010.

El PSOE está en una situación de grave riesgo de que le pase como al PASOK y en las municipales se convierta en un partido superado por Podemos en algunos sitios, si no reacciona a tiempo y recompone su relación con la sociedad. El PP también está mal, pero su electorado se ha ido a la abstención, y la abstención es un «me lo estoy pensando», algo menos peligroso que irse a otro partido. A Izquierda Unida se les ha pasado el arroz. Y creo que UPyD se ha quedado sin oportunidad.

El éxito de Podemos depende en gran medida de lo que haga el PSOE y de su capacidad para convertirse en una organización ágil y capaz sin renunciar del todo a los principios que defienden.

Que Podemos genere ilusión es comprensible. Si como socióloga me pides que prepare un programa político con lo que marquen los estudios de opinión me sale el de Podemos. Está pensado al milímetro para ir con la mayoría… Incluso en el debate de monarquía o república está con la mayoría: pedir referéndum, no pedir la república. Está sacado de un laboratorio.

En julio de 2012 escribí en El País un artículo titulado Regreso del futuro en el que hablaba de unas hipotéticas elecciones generales en 2016 ganadas por un nuevo partido, al que llamaba el Partido Radicaly que visto lo visto es Podemos y en las que se hundía el bipartidismo, más el PSOE que el PP. Explicaba que el nuevo partido nacía desde la ciudadanía para ofrecerse soluciones a sí misma. El partido estaba compuesto por personas que no eran políticos profesionales, sino gente de la universidad y distintas asociaciones. Nacía de dos fisuras: la generacional entre unos mayores con derechos sociales garantizados y unas nuevas generaciones sin derechos sociales y una crisis política e institucional enorme. Algo de eso es lo que ha pasado con Podemos. Y eso fue hace dos años. En los indicadores de opinión pública ya se veía que existía esa fractura entre la élite y la ciudadanía, y que si no se tomaban medidas el resultado iba a ser el nacimiento de un nuevo partido, que se situaba en la izquierda aunque en otros países ha sido en la derecha. Podemos gana porque sabe hacer un diagnóstico que coincide con el de los ciudadanos, no porque tenga soluciones. Los dos grandes partidos no han hecho el diagnóstico para saber cómo está la sociedad y qué necesidades tiene. Parece mentira, porque es el punto de partida básico de cualquier hoja de ruta de cualquier equipo político, luego ya verá cuáles son las soluciones. El diagnóstico es clarísimo: una desigualdad creciente, pobreza creciente y deterioro de una democracia que se vacía de contenidos y la sensación de no formar parte de los procesos. Ese diagnóstico, que es el que hace Podemos, lo vemos todos pero nada de esto está en boca de los grandes partidos.

A la derecha le conviene el surgimiento de Podemos, si son cortoplacistas. Nadie le conviene a largo plazo. Hay demasiados factores sorpresa en una organización como Podemos. Puedes compartir sus principios generales, pero de esos principios a medidas políticas concretas hay un camino enorme del que todavía no tenemos pistas. A largo plazo, el crecimiento de Podemos es un riesgo para la democracia española, una aventura. Puede salir bien, pero también puede salir mal. La derecha debería entenderlo así, debería ver que más vale cambiar el sistema por dentro que introducir un elemento que no sabemos por dónde va a salir. A corto plazo, Podemos beneficia a la derecha porque implica un factor de fragmentación en la izquierda.

Desde la crisis ha crecido el interés por la política. Es una sociedad que como aprende de política y economía, y participa en movimientos sociales, se siente preparada para ofrecer soluciones. En realidad Podemos y el movimiento de Ada Colau son productos de una sociedad que no se ha quedado pasiva, sino todo lo contrario. Se ha vuelto activa y solidaria, dispuesta a dar con las soluciones. Si no se las ofrece la élite política, las crea por sí misma.

La negación de la realidad lleva a negar lo evidente, como que hay hambre en España, algo que denunció Cáritas, una organización próxima a Podemos como todo el mundo sabe.

Veo clarísimo el diagnóstico europeo: fractura élite-ciudadanía en muchos países europeos. Donde gobierna la derecha, el llamado populismo surge por la izquierda; donde gobierna la izquierda, surge por la derecha. El único sitio donde consiguen aplacarlo es en Italia porque han entendido desde dentro del sistema que hay que seguir cuatro recetas básicas que hagan creer que estás del lado de los ciudadanos. La política de Renzi tampoco les va a sacar del lío en el que estamos todos, pero los ciudadanos sienten que están de su lado, cosa que aquí no pasa.

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Veintiuna perlas encontradas en el programa de Podemos, Joaquín Leguina

http://www.joaquinleguina.es/veintiuna-perlas-encontradas-en-el-programa-de-podemos

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El derecho al olvido, Ricard Martínez Martínez

Una sociedad sin memoria está condenada al fracaso, pero una sociedad que recuerde todos y cada uno de nuestros hechos y que nos juzgue por ellos, es una sociedad condenada a la intolerancia, a la exclusión y a la discriminación.

http://www.eldiario.es/agendapublica/impacto_social/Olvido_0_282422332.html

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¿Completos bobos?, Javier Marías

Cuando faltan pocos meses para las municipales y autonómicas, y catorce para las generales del 2015, le toca afirmar que España está en plena recuperación (!), que es casi la nueva Alemania, e incluso que es “la tierra de las oportunidades” (!), mientras no cesa el éxodo de jóvenes titulados, y no tan jóvenes, hacia otros países porque aquí sólo les espera la cola del paro o un trabajo precario o una explotación descarada por parte de los empresarios, con las manos libres gracias a la reforma laboral de Báñez y Rajoy. El Gobierno recurre a datos vacuos y manipulados. Los desahucios están disminuyendo, dice, pero calla que eso es lo natural, por la sencilla razón de que ha habido ya tantos durante sus tres años de gobernación que, lógicamente, apenas queda ya gente por desahuciar. Es como si se asegura que un país en guerra está finalmente pacificado cuando uno de los dos bandos ha sido exterminado: ya no hay nadie vivo beligerante. Otro tanto ocurre con las cifras del paro. El Gobierno presume de que el número de desempleados “ya” no aumenta e incluso ha descendido un poco en primavera y verano, cuando mucha gente es breve y parcialmente contratada en los sectores de hostelería y turismo. Lo que calla es que los parados computables son menos porque: a) muchos han abandonado la búsqueda de trabajo, han desistido tras años de frustración; b) otros muchos han ido cumpliendo una edad en la que ya es seguro que nadie los contratará jamás; c) centenares de millares han emigrado al extranjero y por tanto ya no llaman a la puerta del INEM ni de nada español; d) no pocos parados de larga duración han muerto (bastantes suicidados), por lo que, obviamente, tampoco cuentan; e) otra gran porción de la población ha optado por las chapuzas en negro, ha convertido en su modus vivendi la actividad clandestina o sumergida, y por tanto no tiene el menor interés en figurar en ningún sitio oficial; f) cerca de un millón de inmigrantes de los años noventa y dos mil han regresado a sus lugares de origen o se han dispersado por Europa, también han dejado de contar. Si el Gobierno va eliminando a gente desesperada, a la larga, por fuerza, le queda menos gente desesperada. Lo increíblemente cínico es exhibir esto como un triunfo y decir que es producto de las sabias medidas dictadas por Rosell y los suyos y ejecutadas obedientemente por Báñez y Rajoy.

Cuando la recuperación llegue de verdad –si es que llega–, habrá que mirar las bajas, aunque casi nadie lo hará: una o dos generaciones echadas a perder, a las que sus años más productivos se les habrán escapado; un montón de jóvenes cualificados que no aportarán nada al país que los formó, sino al Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza u Holanda; millares de pequeñas y medianas empresas que habrán echado el cierre por falta de créditos bancarios y por el empobrecimiento general de su clientela; incontables científicos, investigadores, arquitectos, artistas, que habrán debido suspender sus tareas y actividades: España será de nuevo un desierto intelectual, artístico y científico, como durante el franquismo.

http://elpais.com/elpais/2014/09/12/eps/1410512546_089994.html

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El nuevo desorden mundial, José Ignacio Torreblanca

El verano de 2014 ha resistido el emparejamiento con 1914, pero se han producido numerosos conflictos armados que han demolido algunos de los principios del que hasta ahora ha sido el orden internacional

Cada vez más, los conflictos que enfrentamos, y los que lamentablemente parece que enfrentaremos en el futuro, se caracterizan por una asimetría muy descarnada entre sus repercusiones, que nos alcanzarán de lleno aunque nos abstengamos de involucrarnos en ellos, y nuestras posibilidades de actuación, que quedan mucho más allá de nuestras capacidades políticas o militares.

Las dificultades que experimentamos con el orden tienen su foco principal en el factor estatal. Por un lado tenemos Estados que se desordenan y por otro Estados que niegan el orden internacional y sus normas, es decir, que desordenan a los demás

El primer tipo de problema, la desestatalización, es el patrón dominante en los conflictos de Oriente Próximo.

El segundo tipo de inestabilidad proviene de los Estados que desordenan. Algunos son, como Rusia, potencias en declive e inseguras que para sobrevivir necesitan generar un miniorden a su imagen y semejanza en su periferia más inmediata. No es difícil imaginar el interés con el que desde Pekín se debe observar el desordenamiento de Europa, y también, aunque desde el ángulo inverso, desde Tokio, Manila o Hanói.

La suma de estos dos factores de desorden nos lleva a una situación paradójica. Por un lado vivimos en un orden económico mundial de carácter posestatal que funciona de forma completamente integrada, con cadenas de producción y distribución que no conocen fronteras. Pero por otro, habitamos bajo un orden político que en lugar de caminar también hacia la posestatalidad (sólo la Unión Europea ha alcanzado ese estadio en el que la soberanía pasa a un segundo plano), se divide en dos: el de los Estados que renquean, chirrían y hasta desaparecen, y el de los que refuerzan su estatalidad a costa del orden internacional y se resisten eficazmente a someterse a un orden del que no se consideran deudores.

http://elpais.com/elpais/2014/09/08/opinion/1410187283_896047.html