Núm. 92-96 (septiembre de 2014)
Referendum o consulta
92.1. ¿El referéndum como solución?, Ignacio Urquizu*
¿Es necesario un referéndum si el resultado será muy similar a una votación en un Parlamento? ¿Hasta qué punto es necesario tensionar una sociedad pudiéndose llegar al mismo resultado a través de las instituciones representativas?
En segundo lugar, los referéndums son un instrumento magnífico para evadir responsabilidades. Si por algo se definen las democracias representativas es porque los políticos son responsables de sus decisiones en la medida que éstas son sometidas a juicio público en las elecciones. Pero si un representante comienza a dejar en manos de los ciudadanos sus decisiones, siendo éstos quienes las adoptan a través de consultas directas, el político deja de ser responsable de estas decisiones. Es decir, la responsabilidad se trasladaría del representante al representado.
En tercer lugar, los referéndums son magníficos instrumentos de manipulación política. Esto significa que muchos gobiernos los convocan por razones que van más allá de la pregunta que se formula como, por ejemplo, ganar popularidad. Pero el comportamiento de las oposiciones no es menos oportunista y en muchas ocasiones los suelen utilizar como una ocasión más para desgastar al ejecutivo de turno.
En cuarto lugar, cuando los resultados son muy ajustados, los perdedores tienen la tentación de esperar una “segunda vuelta”. En una democracia representativa, esto no es un problema muy serio. Sabemos que cada x tiempo las elecciones vuelven a celebrarse. Pero en el caso de los referéndums, ¿cada cuanto tiempo tienen que convocarse?
En quinto lugar, no queda muy claro si un referéndum es el punto de partida o el punto de llegada de un problema. Es decir, si la convocatoria no se hace con plenas garantías y tras un debate serio y rigoroso, es posible que el referéndum acabe generando más inestabilidad que la existente previamente. Por eso, su convocatoria no es baladí y es necesario llevarlo a cabo cuando todas las partes están de acuerdo en que es la mejor forma de resolver un conflicto.
En sexto lugar, como toda forma de democracia directa donde los representantes se relacionan directamente con los representados, los controles intermedios desaparecen. Esto se traduce en una enorme desprotección de las minorías.
http://www.eldiario.es/piedrasdepapel/referendum-solucion_6_305929428.html
92.2. El retrovisor democrático, Quim Brugué
La esencia de la democracia, y de nuevo debemos tratar este tema con delicadeza, se traiciona cuando la ponemos al servicio de los ciudadanos en singular, cuando se convierte en una maquinaria destinada a maximizar las expectativas de personas individuales.
Aquello que justifica la esencia democrática no es su capacidad para escoger entre dos o más contendientes sino la posibilidad de generar una decisión a partir de la interacción entre las partes. No estoy insinuando que votar no sea democrático, ni mucho menos. Lo que estoy afirmando es que el momento electoral debe ser el resultado de un momento deliberativo y no de una simple confrontación. Los referéndums son herramientas que refuerzan nuestra calidad democrática, sin duda; pero lo son a condición de que no anulen nuestra capacidad de diálogo, de que no se conviertan en un simple campo de batalla donde medir las fuerzas de unos y de otros.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/09/19/catalunya/1411155014_374723.html
92.3. Diferencias entre un Referéndum y una Consulta, Mercè Barceló
Repasamos los distintos factores que, según el Tribunal Constitucional, diferencian un referéndum de una consulta popular no referendaria
92.4. No es un referéndum, es una consulta, Mercè Barceló
A pesar de que los partidos políticos advierten que el Tribunal Constitucional declarará inconstitucional la ley catalana de consultas, lo cierto es que a la luz de la doctrina de dicho Tribunal lo primero que se deduce es que la ley es plenamente constitucional
92.5. Gramática y aritmética de la consulta, Francisco Rico
Si el referéndum no puede tomarse en serio, mejor verlo con mirada jocosa y aprovechar la ocasión de regocijo que depara
El misterio de la Santísima Trinidad parece un juego de niños comparado con el de averiguar si la pregunta de la consulta es de hecho una pregunta o cuando menos tres con una sola respuesta verdadera
El texto reza “¿Quiere que Cataluña sea un Estado?”, con dos respuestas posibles, Sí y No; y, por otra parte, “En caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?”, con otras tantas.
Por principio, es inadmisible que los No a la primera y los Sí a la primera y No a la segunda no sumen más resultados que los Sí a la primera y los Sí a la segunda. Porque quienes voten Sí a la segunda habrán votado también Sí a la primera (donde sabemos que es necesario leer estado), vale decir, habrán dado por buena más de una posibilidad, aunque en definitiva se inclinen específicamente por una sola. Y ¿por qué esta preferencia última tendría que anular la anterior opción abierta?
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/09/25/catalunya/1411672407_838706.html
93
Cataluña
93.1. Democracia estrangulada, Jordi Gracia
El respeto a la democracia es la apelación más corriente de Mas y de Rajoy pero paradójicamente es la principal víctima de la batalla
Ambos apelan a los procedimientos democráticos, pero ambos contribuyen a degradarlos ignorando sus posibilidades.
Hace ya muchos meses que políticos e intelectuales han propuesto diversas vías de solución potencial del enquistamiento, aunque a un lado y a otro se haga caso omiso. El guion de la obra, si aún hay guion, excluye las alternativas o el crédito a algo distinto que la monserga fetichista de la Constitución, por un lado, o del derecho a decidir, por el otro. ¿A nadie le conviene el entendimiento viable y razonado?
Es evidente que una lectura de la Constitución más imaginativa y menos envarada ofertaría una solución práctica, legítima y legal. Nada se desmorona en el Estado de derecho si el Gobierno decide impulsar lo que la constitución no prohíbe: una consulta no vinculante pactada entre los dos poderes. O lo que propone el PSC con el PSOE: un referéndum sobre una reforma constitucional.
Ambas vías siguen estando en manos de Rajoy, pero no las ha usado ni las ha planteado en público
Y el Govern se encastilla en un derecho de voto al que previamente ha despojado de las condiciones democráticas que garantizan su justicia y equidad.
El independentismo es como cualquier otra convicción: respetable pero no incuestionable. El uso monopolístico de los aparatos del Estado, sin embargo, no tiene nada de respetable y es práctica común en democracias débiles que han renunciado al reformismo como instrumento político. La víctima colateral sigue siendo la consistencia democrática, mientras se invocan fetiches en forma de voto o de Constitución.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/09/24/catalunya/1411582262_911941.html
93.2. Se nos acusa de no matar, Francec-Marc Álvaro en La Vanguardia
Decidí que reprimiría al máximo las ganas de responder a los artículos y discursos que, en vez de plantear un debate serio sobre la posibilidad de la independencia de Catalunya desde el punto de vista de los que son contrarios a ella, eran perpetrados sólo para mentir, insultar y desfigurar las acciones y las ideas del otro. Sin embargo, la cosa cambia cuando quien habla no es un resentido irrelevante, ni un profesional de la ocurrencia, ni un funcionario de la hegemonía perdida, sino un dirigente político. Y todavía cambia más si el mensaje que se da resulta que ofende de manera directa a mucha gente. Me refiero al último hit de Rosa Díez, líder de UPyD, palabras que, en otros lugares, provocarían la dimisión de quien las pronuncia.
Declaró, la semana pasada en Gijón, que “si no fuera porque en Euskadi nos mataban, yo diría que lo de Catalunya es peor”, en alusión al movimiento soberanista catalán. Lo han leído bien, pueden respirar hondo y continuar. La máxima dirigente del partido que aspira a tener la llave de la gobernabilidad añadió que, en su tierra, “teníamos lo peor y también dimos de sí lo mejor”. Y, para rematar, esto: “Como en Catalunya durante tantos años todo ha sido tan calladito, todo era tan civilizado, todo parecía tan europeo, tan bien, ha ido germinando este nacionalismo verdaderamente peligroso para la convivencia que hoy ya nadie se atreve a decir que es peligroso”. Estamos ante unas palabras de un valor incalculable: dicen mucho con poco. Y revelan con iluminadora claridad el pozo negro ideológico en el cual se basa el proyecto de esta señora y de algunos más que la siguen y amplifican.
En primer lugar, Díez hace una relativización implícita de la violencia política y del significado que esta tiene a la hora de analizar y comparar realidades históricas, aberración intelectual que sorprende en alguien que ha sufrido la amenaza terrorista. Matar o no matar no es sólo una raya metodológica en la lucha por el poder, es también una raya moral que no se puede desligar de la naturaleza de un movimiento o de los fundamentos legitimadores de una causa. ¿De qué manera es “peor” -para utilizar su terminología- una lucha basada en métodos pacíficos que una lucha que -en un marco democrático- usa pistolas y bombas? (…) Nuestra perversión, según ella, es ser “civilizados”. La conclusión es terrible: los que matan no engañan y son claros mientras que un movimiento que hace manifestaciones multitudinarias de gente dándose las manos tiene que ser necesariamente tramposo.
En segundo lugar, sus palabras ignoran la memoria colectiva de la sociedad catalana, golpeada también por ETA varias veces. ¿Le suena a Díez el atentado de Hipercor? ¿Tuvo noticia del ataque contra el cuartel de Vic? ¿Hace falta que le mencionemos el nombre de Ernest Lluch? (…) No sé si la sociedad catalana, cuando dio lo mejor rechazando la violencia, fue igual, superior o inferior moralmente a la sociedad vasca, sólo sé que Catalunya gestionó con acierto -de acuerdo con el Gobierno español- el fin de Terra Lliure y el paso a la política democrática de una parte de sus miembros y simpatizantes.
En tercer lugar, Díez pone en evidencia que su objetivo verdadero es prohibir una idea -la independencia de Catalunya- y que eso le sería mucho más fácil (obviamente) si aquellos que la defienden utilizaran Goma-2 en vez de montar mosaicos de colores con la participación de más de un millón de personas, abuelas y niños incluidos. Como no puede decir que el soberanismo mata dice que es “peligroso para la convivencia”. (…) ¿Cree que si mi cuñado y yo mantenemos posiciones diferentes sobre esto el país se rompe? ¿Por qué divide más hablar de independencia que hacerlo sobre el aborto o sobre energía nuclear? ¿Estamos los catalanes menos dotados que los escoceses para desarrollar un debate de este tipo?
Hannah Arendt escribió que “la violencia puede destruir el poder, pero es del todo incapaz de crearlo”. El movimiento soberanista catalán parte de esta premisa y por eso es radicalmente pacífico y pide que se pueda hacer una consulta en la cual todos digan su opinión. Si una mayoría de la ciudadanía eligiera, llegado el momento, la independencia, el objetivo no sería ir contra España, por descontado, sino edificar un país nuevo, donde todo el mundo pueda vivir sin estar bajo sospecha.
http://www.caffereggio.net/2014/09/25/se-nos-acusa-de-matar-de-francec-marc-alvaro-en-la-vanguardia/
93.3. Rajoy se va a la China, Jesús Maraña
La ventaja de tener unos principios políticos tan asentados como los tiene Rajoy es que con esos principios se puede incluso viajar a China dejando en casa un ministro de Justicia dimitido y la incertidumbre de no saber a qué hora un Gobierno autonómico convocará una consulta por la independencia.
Se ha impuesto el relato de que todo lo que ocurre hoy en Cataluña tiene como origen el compromiso de Zapatero con Maragall de aceptar “cualquier reforma que salga del Parlament”. Hay un relato alternativo. Porque el PP no sólo recurrió (lo cual es perfectamente legítimo) ante el Tribunal Constitucional el texto del Estatut pese al “cepillado” que se le aplicó en el Congreso, sino que Federico Trillo se encargó de recusar además al magistrado Pérez Tremps y de maniobrar por tierra, mar y aire para que el llamado ‘trío de la Maestranza’ acordara una sentencia que reconvertía el Estatut final en una soberana chapuza. Soberana porque además se ejecutó después de que el texto hubiera sido aprobado por los catalanes en referéndum(legal, por supuesto).
Aquella operación en la que sí coincidían por completo Rajoy y Trillo y Aguirre y Aznar y Gallardón supuso la puntilla del desprestigio del TC y un agujero negro en la confianza en España entre los catalanes no soberanistas. Y estuvo aliñada (en coherencia con las trabas que también se colocaron al proceso para el fin de ETA) con aquel discurso de “se rompe España”. En el núcleo duro de Rajoy siempre se ha pensado que la tensión con los nacionalismos no sólo engorda al nacionalismo catalán o al vasco, sino también al nacionalismo español. Lo cual se traduce en los cálculos de Arriola en votos para el PP en todo el Estado.
¿Alguien es capaz de imaginar qué estaría diciendo el PP si a estas horas un presidente de Gobierno de otro partido volara hacia China con la Generalitat a punto de convocar una consulta independentista y el 70% de los ayuntamientos catalanes aprobando mociones a favor de la consulta?
http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2014/09/24/rajoy_la_china_21803_1023.html
93.4. El sueño de una Gran Andorra, Juan Goytisolo
El programa de la derrotada Escocia contenía un capítulo social contrapuesto al del conservadurismo inglés y los recortes sociales que arrojaron a la calle a docenas de millares de obreros de Glasgow. En el caso español, los programas de Mas y Rajoy son idénticos. Resulta comprensible que, si Cataluña fuera Dinamarca o Suecia y España lo que es, tuvieran deseos de independizarse y entrar en la pequeña lista de países que justamente reivindican su transparencia y honradez, pero, desvanecida la gran fiesta de las emociones identitarias, el panorama que se divisa en Cataluña no tiene nada de reconfortante.
Los nacionalismos exclusivos manipulan los sentimientos en detrimento de la razón y se encierran en el falso dilema entre lo bueno nuestro y lo malo ajeno.
http://politica.elpais.com/politica/2014/09/23/actualidad/1411500494_900371.html
93.5. Sentimientos y emociones, Milagros Pérez Oliva
Se oye con cierta frecuencia descalificar al nacionalismo en general y al movimiento soberanista catalán en particular como una fuerza que basa su capacidad de convocatoria en la manipulación de las emociones. Que busca deliberadamente anteponer el sentimiento a la razón. De ello se infiere que si los catalanes analizaran la situación de Cataluña en términos estrictamente racionales, no se dejarían arrastrar a aventuras identitarias que solo conducen al enfrentamiento y la división. Es una forma de ver la relación entre emociones y razón que no se ajusta a la realidad.
Quienes acusan a los nacionalismos de cultivar las emociones más primarias suelen ignorar que ellos hacen exactamente lo mismo, pero desde otras posiciones. De hecho, es difícil pensar que pueda haber un movimiento político libre de sentimientos y emociones. De la misma manera que a nivel individual no conviene ahogar los sentimientos si no queremos que aparezcan más tarde en forma de dolorosas somatizaciones, tampoco es bueno ignorarlos a nivel colectivo.
Se puede ver en la extraordinaria movilización de la Diada una contundente y masiva exigencia de reconocimiento. Un desafío a quienes, desde una supuesta racionalidad, se permiten menospreciar e ignorar la legitimidad de unos sentimientos compartidos por mucha gente en Cataluña. Es precisamente la reacción emocional a esa falta de respeto y reconocimiento la que, pasada por el tamiz de la racionalidad, alimenta el sentimiento de pertenencia que da fuerza al proceso soberanista. Asistir a la Diada permite a los manifestantes identificase a sí mismos como parte de un proyecto colectivo que, por encima de las muchas diferencias internas, les da fuerza y esperanza.
http://blogs.elpais.com/cosas-que-importan/2014/09/sentimientos-y-emociones.html
93.6. Punto de encuentro (‘meeting point’), José Antonio Martín Pallín
El punto de encuentro es un lugar en el que se disipa el desasosiego y la incertidumbre de los desorientados. En él, se coincide con los desconocidos, se acortan las distancias, se abraza a los amigos y se dialoga con los extraños. El Reino Unido ha sabido solucionar el conflicto endémico con Escocia, ofreciendo un punto de encuentro. El referéndum estuvo precedido de un debate abierto y sereno, aunque tengo la sensación de que en el último momento, ante el auge del sí, los líderes británicos perdieron el sosiego ofreciendo, in extremis, competencias políticas y económicas que siempre habían negado.
En España el proceso para dar salida a un debate que tiene orígenes históricos y que ha sido agravado por la represión lingüística de los cuarenta años de dictadura, pasa por la metáfora de un choque de trenes. El Gobierno central y quienes le apoyan esgrimen la Constitución de forma ruda y sin matices. Algunos pensamos que existen alternativas a la sagrada unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. El texto constitucional reconoce la existencia de nacionalidades, es decir naciones, y regiones que la integran.
Los representantes políticos del pueblo catalán, los ciudadanos de la nación española y el Gobierno tienen la ineludible e histórica responsabilidad de buscar un punto de encuentro, donde el diálogo sea posible, se busquen salidas y se proponga permanecer hasta buscar el consenso. Que no nos hagan trampas con la Constitución. Los obstáculos son los de toda la vida: la intransigencia, la intolerancia con la disidencia y el permanente desprecio histórico a la búsqueda y al reconocimiento de la verdadera e indiscutible existencia del problema catalán.
http://www.eldiario.es/zonacritica/Punto-encuentro-meeting-point_6_306279378.html
93.7. En defensa de Pasqual Maragall: crítica del nacionalismo españolista, Vicenç Navarro
1. Se utiliza continuamente en esta narrativa el término nacionalista, sin más, para definir a los nacionalismos reivindicativos existentes en Catalunya, el País Vasco y Galicia, sin nunca utilizar el término nacionalismo para definir al más poderoso, dominante y excluyente de los existentes en España, que es el nacionalismo españolista (utilizo el término “españolista” sin ningún intento peyorativo, de la misma manera que se utiliza ampliamente el término de nacionalismo catalanista), que domina el establishment (es decir, la estructura de poder) político y mediático del país basado en la capital del Reino.
2. Ha habido en la historia de España, durante siglos, dos visiones de España: la españolista, defensora a ultranza de una visión uninacional; y otra con una visión plurinacional, que entiende y ve a España como compuesta por varios pueblos y naciones, unidos voluntariamente y no por la fuerza, que han de tener el derecho a decidir sobre su articulación dentro del Estado español. Esta visión fue brutalmente reprimida durante la dictadura impuesta por el Ejército, y ha continuado discriminada durante el periodo democrático por el establishment político y mediático español.
3. Las izquierdas en España apoyaron durante la dictadura y en la clandestinidad esta visión plurinacional de España, como lo demuestra el hecho documentado de que tanto el PSOE como el Partido Comunista defendieran el derecho de autodeterminación (lo que ahora se llama el derecho a decidir) de los distintos pueblos y naciones de España.
4. El derecho a decidir no es lo mismo ni es idéntico a la petición de escisión o independencia, distinción que de una manera interesada y manipulada nunca se hace por parte del nacionalismo españolista o por los independentistas catalanes.
5. El derecho a decidir por parte de una nación es el derecho de su población a escoger la manera de articularse y/o relacionarse con el Estado. Lo que vimos en Escocia hace unos días fue el enorme triunfo y victoria del derecho a decidir del pueblo o nación escocesa, lo cual se hizo debido al carácter democrático del gobierno y del Parlamento británicos.
6. El Ejército y la Monarquía vetaron, durante la Transición, que dicha posibilidad –el derecho a decidir- quedara reflejada en la Constitución, tal como indicó Jordi Solé Tura, ponente de la misma (…) Esta imposición de la España uninacional frente a la plurinacional está en la raíz de las tensiones existentes en España, en relación a lo que ofensivamente (reflejando la mentalidad del nacionalismo españolista) se presenta, repito, como el “problema catalán”, cuando en realidad es el problema español, que no se ha resuelto.
7. Todas las izquierdas catalanas, incluyendo el PSC, han conservado la visión plurinacional de España, habiendo sido el socialismo catalán, bajo la dirección de Pasqual Maragall, el que lideró el proceso para redefinir España y la relación entre Catalunya y el Estado central español, proyecto que fue aprobado por el Parlament de Catalunya, por las Cortes Españolas (después de lo que ofensivamente se presentó como un “cepillado”) y por el pueblo catalán en referéndum. El Estatuto reconocía el carácter plurinacional de España, definiendo a Catalunya como nación, lo cual, jurídicamente, fue vetado por el Tribunal Constitucional. Ni el Estatuto ni Pasqual Maragall abrían la posibilidad de escisión.
8. Esta redefinición de España como plurinacional creó una enorme animosidad por parte del establishment político y mediático del país, centrado en Madrid, incluyendo gran parte de los barones socialistas, como el mismo José Bono (figura clave en el establishment político y mediático castellano y madrileño), que incluso llegó a exigir que a Maragall se lo expulsara del PSOE (según sus propias declaraciones en El País, 14.09.14), pues, según él, la propuesta de Estatuto aprobada por el Parlament de Catalunya rompía con su concepción de lo que es España. José Bono, una figura muy representativa del establishment castellano, hijo de un miembro de la Falange, ha mostrado a lo largo de su vida política una visión tolerante con el fascismo y una gran insensibilidad hacia las fuerzas que lucharon por una España democrática.
9. El nacionalismo españolista sostiene otra falsedad: que los que tienen una visión uninacional de España son los auténticos patriotas. Los nacionalismos periféricos son definidos como anti España, como secesionistas que quieren su destrucción. Es fácil de ver en España quién es más patriota, entendiendo por patriota el que muestra una actitud más comprometida con el bienestar de las clases populares, que son la mayoría del pueblo español, y, por lo tanto, de la patria española. España no es una entidad abstracta (sintetizada por la espada y la cruz como su símbolo). España es primordialmente la población que vive en ella.
10. Uno de los hechos más importantes hoy en España es el resurgimiento de la otra España, la España plural, que también expresa un mayor compromiso con el bienestar de las clases populares. La redefinición de España es esencial para conseguir el bienestar social de la población. El mismo Estado que se niega a reconocer la plurinacionalidad de España es el responsable de su enorme retraso social.
11. Lo que está destruyendo a España es el nacionalismo españolista, tan bien reflejado por José Bono. Cuando volví del exilio, hace muchos años, ya indiqué que ese nacionalismo rompería España. Y lo están consiguiendo. Es lógico y predecible que el independentismo esté creciendo en Catalunya debido al dominio de esa visión españolista.
12. En la gran manifestación del 11 de septiembre, una de las ovaciones más intensas que se hayan visto en cualquier manifestación fue la respuesta de miles y miles de manifestantes a la presencia y los discursos de trabajadores andaluces, gallegos y madrileños, que vinieron a apoyar el derecho a decidir del pueblo catalán, indicando que la lucha de este pueblo era también su lucha.
13. En Catalunya el secesionismo ha sido históricamente minoritario. El President Companys, el presidente más popular que haya tenido Catalunya, no era secesionista. Era federalista. Pero la intolerancia del nacionalismo españolista está causando que este secesionismo se esté convirtiendo en mayoritario. Hoy, el Estado español, y voces como Bono, están destruyendo España. Pero su fundamentalismo les impide ver lo que es obvio.
93.8. Después de la Diada catalana y el referéndum escocés, Antoni Domènech, G. Buster, Daniel Raventós
Los distintos movimientos a favor del “derecho a decidir” y de la recuperación del autogobierno popular no pueden entenderse, ni menos tener horizonte de salida política, en términos “nacionalistas”, por mucho que este tipo de ideologías romántico-reaccionarias parezcan a veces inspirar y guiar a una parte mayoritaria de los partidos de centro-derecha o centro-izquierda que han tenido hasta ahora la hegemonía de los movimientos soberanistas. Sus limitaciones son bien patentes en el caso de Escocia y Cataluña, porque sus intereses arraigan y están profundamente integrados en los procesos descontituyentes neoliberales en curso en la Europa de las dos últimas décadas.
La movilización popular, articulada con todas sus contradicciones por la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), Diada tras Diada, ha sido la que ha determinado el impulso político institucional del Parlament y la Generalitat, y no al revés, a pesar de que el proceso ha seguido encabezado, cada vez con más dificultades, por CDC y Artur Mas. Ese carácter popular de la movilización es el que ha permitido al movimiento por el derecho a decidir sobrevivir al “affaire Pujol”, un verdadero torpedo en la línea de flotación de Mas y CDC.
La hegemonía del centro-derecha se está erosionando de manera doble: un sector del empresariado catalán, que forman parte esencial de la base social de CDC, no quieren ir más allá ni atravesar la frontera de la legalidad del régimen de la segunda restauración borbónica; y la autoconfesión de Pujol ha comenzado a disipar la neblina nacionalista que ocultaba a las clases populares trabajadoras las relaciones directas de complicidad de las clases dominantes catalanas con las políticas neoliberales de ese mismo régimen.
No se puede descartar que la actual unión del centro-derecha y el centro-izquierda soberanistas se rompa en los próximo días en el pulso entre la convocatoria de la consulta por la Generalitat, su prohibición por el gobierno Rajoy y el acatamiento-imposición del “imperio de la ley”.
La salida política prevista en caso de suspensión de la consulta el 9N –la convocatoria anticipada de elecciones autonómicas— no sería, entonces, sino un paso más en ese proceso de acumulación de legitimidad constituyente que tendrá lugar aún en el marco del régimen de la Segunda Restauración borbónica. Otro segundo paso importante, y acaso más decisivo, será la elección de ayuntamientos con mayoría soberanista capaces de institucionalizar localmente la nueva correlación de fuerzas en la disputa entre legitimidades.
En ese marco, una declaración unilateral de independencia del Parlament catalán supondría el inicio formal de un proceso constituyente que tendría que ser ratificado por el pueblo de Cataluña, no ya en una consulta, sino en un verdadero referéndum de autodeterminación.
Y ahí está una diferencia esencial entre los procesos escocés y catalán. El primero, a duras penas, pero había sido consensuado e integrado en el régimen constitucional del Reino Unido, sin cuestionar la hegemonía de sus clases dominantes. El segundo, en cambio, téngase claro, implica una ruptura con el régimen de 1978 y pone en cuestión la hegemonía de las clases rectoras de la Segunda Restauración borbónica. El ejercicio del derecho a decidir en Cataluña es incompatible con el régimen del 78. Un régimen en abierta crisis.
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7325
93.9 Todos quieren café, Javier Moreno Luzón
La realidad de la España autonómica hace poco viable una solución bilateral al asunto catalán
Las autonomías históricas y las demás se han igualado en sus niveles competenciales
Es probable que otras autonomías reclamen los avances que puedan obtener los nacionalistas y se frustren los deseos de estos para distinguirse.
la existencia en España de otros nacionalismos subestatales además del catalán, y de territorios que ya se han proclamado nacionalidades, hace poco viable una salida bilateral a la cuestión catalana. Y desde luego preludia complicaciones mayores si se reconoce su derecho a la secesión. Sólo una profunda reforma constitucional, tal vez una que refunde el Estado para completar su carácter federal, con las modulaciones imprescindibles, tendría alguna posibilidad. Siempre, claro está, que realice un reparto del café aceptable para todos.
http://elpais.com/elpais/2014/09/22/opinion/1411410067_863128.html
93.10. Todavía, Escocia, Juan José Solozábal
Propongo una lectura de la crisis catalana a la luz de la reciente experiencia del referendum escocés.
El President es un poder público obligado, como los ciudadanos, por la Constitución y las leyes: lo que puede hacer se determina exclusivamente por las competencias que el ordenamiento pone a su disposición, no por las facultades u obligaciones que la “justicia” o la “democracia” le señalen.
La democracia no es un sistema de justicia, sino de derecho. Y sucede que el referendum que el President Mas pretende celebrar no cabe en el orden constitucional.
No acertamos a entender la resistencia del gobierno central a tratar mediante el diálogo y el reconocimiento los graves problemas que la movilización catalana demuestra. Por eso no compartimos ni en el fondo ni en la forma, la reacción que en el Partido que sustenta el ejecutivo ha recibido la propuesta, medida y sensata, que acaba de formular el líder de la oposición Pedro Sánchez, planteando una reconsideración federal de nuestro sistema autonómico, en donde pueda contemplarse en su complejidad el acomodo español de Cataluña.
http://www.elimparcial.es/noticia/142473/Todavia-Escocia.html
94
Los socialistas ante el problema de Cataluña
94.1. Política para un nuevo pacto, Pedro Sánchez Castejón
Una reforma pactada de la Constitución resolvería el encaje de Cataluña en España
Después de un 9-N sin consulta, habrá que hacer frente a sentimientos nuevos que se expresarán en Cataluña: frustración, enojo, desánimo, resistencia incluso; también, esperanza y alivio. Son sentimientos que afectarán a todas las dimensiones de la vida social, no solo a la política, y cuyos efectos se notarán no solo en Cataluña sino en el conjunto de España. Nuestra obligación colectiva es conocerlos y atenderlos para que no dañen el sistema de convivencia y bienestar que la Constitución diseñó.
Y habrá que hacer frente, también, a los numerosos síntomas de que son muy reales las disfunciones, insuficiencias y obsolescencias del sistema político que inició la Constitución: tiene una crisis de crecimiento que también hay que conocer y atender.
http://elpais.com/elpais/2014/09/21/opinion/1411326221_967464.html
94.2. ¿Y ahora qué?, Miquel Iceta Llorens
Los socialistas catalanes hemos votado la ley porque creemos que hay que revitalizar la democracia abriendo espacios de deliberación ciudadana. Es la misma voluntad, por ejemplo, que guía el anteproyecto de ley andaluza de participación ciudadana, que en su artículo 23 dice lo siguiente: “Conforme a lo dispuesto en el artículo 78 del Estatuto de Autonomía de Andalucía, las Administraciones Públicas andaluzas podrán convocar y realizar, en el ámbito de sus competencias y en los términos que se regulen reglamentariamente, procesos de participación ciudadana mediante cualquier instrumento de consulta popular cuando consideren oportuno conocer la opinión de la ciudadanía sobre determinados asuntos o políticas públicas, ya sea para valorar los efectos reales de las mismas o para adoptar decisiones sobre ellas”.
Los socialistas catalanes insistimos en la necesidad de una reforma constitucional que deberá ser sometida a referéndum. Una reforma que contemple, al menos, las siguientes cuestiones:
1. La definición de España como Estado federal.
2. El reconocimiento de que España es una nación que integra naciones, nacionalidades y regiones.
3. La definición precisa de las competencias del Estado y de las pautas sobre su ejercicio y la atribución de todas las demás competencias a las autonomías.
4. El reconocimiento de una asimetría competencial que atienda a los hechos diferenciales y los derechos históricos ya reconocidos por la Constitución y los Estatutos vigentes.
5. La consideración de los temas lingüísticos, educativos y culturales como competencia estricta de las comunidades con lengua propia.
6. La constitucionalización de los principios de solidaridad y ordinalidad que han de informar la financiación de las autonomías.
7. La descentralización efectiva del Poder Judicial.
8. La transformación del actual Senado en un Consejo Federal integrado por los Gobiernos autónomos.
http://elpais.com/elpais/2014/09/19/opinion/1411148634_816423.html
95
Escocia
95.1. Este glorioso fracaso podría ser todavía la hora más señera de Escocia, Irvine Welsh (novelista autor de obras como Trainspotting)
Aunque derrotado en las urnas, el movimiento ha emergido bastante más fuerte, de las estrechas preocupaciones de un partido nacionalista cívico burgués a un movimiento por la democracia honesto, dinámico, abarcador. El referéndum galvanizó y entusiasmó a los escoceses de una forma que no ha llegado a conseguir ninguna de las elecciones en todo el Reino Unido. Les guste o no, a menos que aparezcan con un victorioso acuerdo de máxima autonomía, todas las elecciones generales de Escocia se verán dominadas por la cuestión de la independencia.
La generación posterior a la autonomía en Escocia es de una estirpe diferente a la de sus predecesores; han estado construyendo un nuevo Estado en su imaginación, partiendo de la base de un parlamento limitado pero tangible en Edimburgo. Ven todas las posibilidades en un Estado pleno, y saliendo de ninguna parte le han asestado un puñetazo a las fatigadas y desfasadas élites. Los más listos han visto siempre la independencia como proceso, no como acontecimiento, y habiéndose quedado tan inesperadamente cerca, no van a sumirse en el bajón depresivo de la resaca. Están ansiosos por desquitarse y podrán hacerlo pronto.
El movimiento del “sí” llegó a esas cimas porque el estado del Reino Unido se ve como algo fallido; anticuado, jerárquico, centralista, discriminatorio, sin contacto con el pueblo y actuando en su contra. Esta elección no habrá hecho nada por disminuir esta impresión Contra esta mezquindad los escoceses han asestado un golpe por la democracia, con un 97% de inscritos en el censo para una votación que según declaró cansadamente el establishment, nadie quería. Sea que esta autoafirmación escocesa haga arrancar una improbable reforma para todo el Reino Unido (indeseada en la mayoría de las regiones inglesas) o canse a los del sur y precipite una reacción para librarse de ellos, sea que los escoceses, por medio de las urnas en elecciones generales, decidan ir a por todo el pastel de mutuo acuerdo, la vieja unión de base imperialista ha reventado.
http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/escwelsh.pdf
95.2. Escocia y los viejos nacionalismos europeos, Juan José Laborda
Escocia, Cataluña, Euskadi, La Padania, Flandes, etcétera, que son regiones y nacionalidades ricas, tienen partidos que hoy propugnan su independencia con el argumento que teniendo un Estado propio serían aún más ricas. El slogan “España nos roba” es común a este tipo de movimientos separatistas europeos. Pero ese argumento seductor y egoísta se desploma cuando se comprende que separarse del Estado implica quedarse fuera de la Unión Europea. Por eso yo sostengo que los conceptos de Nación y soberanía han sido superados por el proceso de construcción europea, y que la Unión Europea cumple ahora la función integradora y de seguridad que antaño cumplían los Estados soberanos. Los escoceses querían pertenecer a la Unión Europea, mientras Cameron y sus conservadores la rechazan como modelo social.
La ideología de los nacionalistas de hoy no son las viejas añoranzas religiosas, raciales, o culturales de ayer (…), sino que en sus discursos se refería constantemente a las mejoras del Estado de Bienestar y de los ingresos petrolíferos cuando Escocia fuese independiente.
El separatismo actual se apoya en Europa en promesas de Estado de Bienestar mejorado y reservado, eso sí, sólo para los nacionales (cuando conquisten la independencia). El freno para esas pretensiones no es otro que la Unión Europea, y además de mis consideraciones anteriores, pienso que la Unión Europea es ya la única esperanza de que el Estado de Bienestar se mantenga en los países que la integran.
Nuestra percepción de los desafíos separatistas está desenfocada. No disponemos de una reflexión política seria sobre esa realidad. En resumen, la política está encogida ante la fuerza de lo económico.
Mientras los secesionistas en cualquier país europeo prometen mejores pensiones, educación y sanidad públicas, los partidos tradicionales siguen cultivando los símbolos nacionales de los Estados del siglo diecinueve. Y en España, además, el sentimiento de pertenencia a la Nación española ha estado, desgraciadamente, más influenciado por la religión que en la mayoría de los Estados europeos, con la excepción de Polonia. La Nación no fue la garantía de la Libertad y de la Ley, sino que fue el receptáculo estatal del Trono y del Altar. El profundo y veloz proceso de secularización de la sociedad española explica -en buena parte- la debilidad de nuestros sentimientos patrióticos.
http://www.elimparcial.es/noticia/142332/Escocia-y-los-viejos-nacionalismos-europeos.html
95.3. Lecciones escocesas, sin acritud, Carlos Carnicero
La soberbia de David Cameron, aceptando el envite soberanista cuando desde Escocia se planteó la alternativa del referéndum de independencia o ampliación de sus competencias, fue un inmenso error del primer ministro.
Merece la pena resaltar el papel jugado en esa campaña por el ex primer ministro Gondon Brown. Su discurso, basado en el patriotismo escocés de quienes querían permanecer en el Reino Unido, fue definitivo. Ya no hubo equívocos y se estableció claramente que tan patriotas escoceses eran los que querían separarse como los que querían permanecer. Nadie podrá monopolizar la identidad escocesa en función de la pretensión de independencia. Hubo respeto en el debate, con las tensiones propias de una campaña política, pero la ausencia de la pretensión monopolizadora del patriotismo enfrió la crispación.
La segunda lección imprescindible es que en la cultura democrática no se puede evitar la equiparación entre “democracia” y cumplimiento de la Ley. En el proceso escocés, a nadie se le ocurrió que saltarse la ley para hacer prevalecer una consulta política, basada en un artilugio como el “derecho a decidir”, era una posibilidad legítima y democrática. La ley, su cumplimento, es la garantía y la exigencia de la democracia, la cual desaparece cuando se plantea la vulneración de la ley como un derecho. La ley es el reglamento de la democracia. Saltarse la ley es hacer trampa. Situarse al margen de la ley, pretendiendo hacer prevalecer otro tipo de derechos frente a su cumplimiento, sitúa a quienes lo pretenden fuera de la democracia.
En tercer lugar, lo ocurrido en Escocia nos obliga a poner en valor el desarrollo de nuestro proceso autonómico. Los nacionalistas escoceses solo plantearon la celebración de un referéndum legal por la independencia cuando desde el gobierno de Londres se les negaron algunas transferencias para gestionar temas como la sanidad, que en España están transferidos a todas las comunidades autonómicas.
También hay que señalar que pese a lo relativamente ajustado del resultado, a nadie se le ha ocurrido poner pegas a la victoria del “no” ni invitar a una desobediencia sobre el resultado. El ministro principal de Escocia, Alex Salmod, se apresuró a reconocer el resultado, resaltó lo que habían conseguido con este proceso y procedió a presentar su dimisión para favorecer la gestión de la nueva situación creada en Escocia.
Por último, en una situación límite, complicada y tensa, nunca se ha roto el diálogo político y el respeto institucional. No se han quebrado puentes entre los partidarios del “si” y del “no”, lo que hace posible la sutura de la heridas y las tensiones afloradas en este proceso.
http://ccarnicero.com/2014/09/21/6834/#more-6834
95.4. Hasta aquí hemos llegado, Patxo Unzueta
Salmond acabó aceptando el órdago del referéndum a todo o nada con un argumento que hoy cobra más sentido del que se le atribuyó entonces: que para negociar con Londres, lo que sería inevitable en todo caso, pesaría más un 40% a favor de la independencia, aunque supusiera perder el referéndum, que un 60% por una mayor autonomía. Argumento astuto que seguramente partía del convencimiento de que la opción independentista no podía ganar pero sí recoger cerca de la mitad de los votos. Así ha ocurrido y Londres tendrá que negociar concesiones sustanciales si quiere integrar en torno a la autonomía a ese casi 45% que ha votado por la ruptura.
En un contexto democrático, todo referéndum sobre la independencia divide de manera cortante a la sociedad, estableciendo fronteras antes inexistentes en múltiples ámbitos, incluyendo el familiar, el laboral y el vecinal. Y produce demasiados derrotados, casi nunca menos del 40%, y sobre un asunto considerado vital por los llamados a decidir.
Ha ganado el no pero podía haber ganado el sí, dependiendo de factores coyunturales o aleatorios. Por ejemplo, del deseo de cambio de muchos votantes no independentistas que vieron en el referéndum una ocasión para librarse del Gobierno conservador. Es desproporcionado provocar la ruptura de un Estado secular por algo que puede cambiarse cada cinco años. Además, lo que de momento hubieran conseguido es dificultar la posibilidad de mayoría laborista en Reino Unido dado que perderían su ventaja en Escocia: de los 59 escaños escoceses actuales en Westminster, 41 son laboristas, 1 conservador, 11 liberal-demócratas y 6 nacionalistas.
Cameron ha ganado al precio de sentar un precedente desestabilizador, Salmond ha dimitido pese a obtener lo que inicialmente quería y Mas aspira a llevar el proceso lo más lejos posible antes de dejar paso al siguiente
http://elpais.com/elpais/2014/09/23/opinion/1411494431_785137.html
95.5. El derecho a decidir a los 65 años, Enric Juliana en La Vanguardia
La radiografía del referéndum escocés dice que mujeres y jubilados han frenado la independencia
El perfil más característico del votante independentista sería un hombre de entre 25 y 34 años que habría decidido su voto a lo largo de la campaña. Un hombre joven que se siente alejado de la política de Westminster (parlamento de Londres), que no soporta al Partido Conservador, que vive con irritación los recortes en las prestaciones sociales, y que se ha sentido seducido por la idea de controlar desde Escocia los beneficios del petróleo del Mar del Norte.
El escocés irritado por la crisis, por los trajes bien cortados de la política profesional y por las medidas de austeridad, frente a la escocesa preocupada por la estabilidad de la economía familiar y por el escocés jubilado que no quiere sobresaltos en los dos pilares de su vejez: la pensión y la asistencia médica. El escocés ‘emprenyat’ frente al escocés que teme la incertidumbre. Real como la vida misma.
La campaña, por tanto, la ganaron Alex Salmond y los joviales voluntarios del sí, obligando a la política británica a dos movimientos cruciales: la oferta de mayor autonomía y soberanía para Escocia (la denominada ‘devolution maximum’ o ‘devomax’), acompañada de una intensa campaña sobre la incertidumbre que podía traer consigo la ruptura del Reino Unido. Una campaña en la que jugó un papel determinante el ex primer ministro laborista Gordon Brown, escocés y muy respetado por la base del Labour, cosa que no puede decirse de Tony Blair, también escocés –escocés manifiestamente anglófilo-, prácticamente ausente.
95.6. La casta y el futuro del Reino Unido, Sandra León
A diferencia de lo que sucede en Cataluña, en el Reino Unido los argumentos y sentimientos anti-política se solapan con los del independentismo escocés y con el autonomismo inglés. La reacción defensiva de la clase política puede conducir, de forma no prevista, a una crisis del modelo Westminster.
http://www.eldiario.es/piedrasdepapel/casta-futuro-Reino-Unido_6_306629373.html
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La muralla de Jordi Pujol, José Antonio Martín Pallín
No basta una disculpa del expresidente catalán. El arrepentimiento no es suficiente. Tiene que restituir
Representa un símbolo del catalanismo tradicional y supo potenciar su carisma interno como elemento estabilizador de la inestable política nacional, cuando el partido gobernante carecía de la mayoría absoluta. Era decisivo, y eso lo llevó a creerse intocable, fuese cual fuese su papel en las actividades económicas que desarrollaba su entorno familiar.
Pensó que cualquier irregularidad le estaba permitida. En 1984 estalló el escándalo del caso de la Banca Catalana. El entonces fiscal general del Estado, Luis Antonio Burón Barba, autorizó la presentación de la querella criminal por apropiación indebida, estafa y falsedad, que habían redactado los fiscales de Barcelona Villarejo y Mena. Su reacción fue furibunda y grandilocuente. No se le estaba persiguiendo como banquero sino como encarnación de la Cataluña tradicional.
El Gobierno era socialista y los fiscales, de intachable trayectoria democrática. No solo la prensa y la opinión pública catalana se volcaron en la campaña victimista, también los sectores tradicionales del españolismo se pusieron paradójicamente a su lado y arremetieron contra los fiscales por sus conocidos antecedentes políticos de izquierdas. Los hechos eran difíciles de rebatir. Aunque la presión sobre el Gobierno socialista surtió efectos y el fiscal general del Estado dimitió, no consiguió que se diera orden de retirar la querella. Sin embargo, el Pleno de la Audiencia Territorial de Cataluña, no sin disidencias minoritarias, archivó la causa.
Las secuelas marcaron las costumbres políticas de nuestro país. Confirmada la impunidad de actividades delictivas, como cobrar comisiones por adjudicación de obra pública, la corrupción se instaló en la vida pública y la ética se batió en retirada.
http://elpais.com/elpais/2014/09/04/opinion/1409830241_488393.html