Desde la cocina con la lumbre en las losas, las muy posteriores cocinas económicas, recocinas con fogones de gas butano, estufas de plancha, de hierro, etc. hasta los “modernos” sistemas de calefacción, hemos podido presenciar, en relativamente pocos años, cambios notables en los modos y sistemas de conseguir calentar la casa durante los rigores del invierno. Hemos podido ver también cómo se incorporaban técnicas, materiales y procedimientos constructivos importados de otros lugares, aunque no siempre adaptados a las condiciones de la arquitectura popular o tradicional. No tener en cuenta las diferencias climáticas entre unos territorios y otros ha producido más de un chasco.
Últimamente se habla mucho de la biomasa, de sus usos, de sus aprovechamientos. Pero quizás sea necesario, antes que nada, explicar de qué hablamos, pues mucha gente no entiende a qué nos referimos; si les dijéramos que se trata de usar la madera o leña como combustible, responderían que ‘¡vaya invento: es lo que hemos estado empleando toda la vida!’.