Como consecuencia de estos largos meses de pandemia y limitaciones ciudadanas, un número importante de establecimientos de la hostelería –hoteles, bares y restaurantes—han tenido que cerrar sus puertas, bien temporalmente bien de forma definitiva. Se trata de una pérdida muy importante para el tejido social y económico de nuestra ciudad, y, en muchos casos, de la privación de lugares donde hemos acostumbrado a reunirnos, a compartir celebraciones, espacios de convivencia amistosa, en los que habíamos ido tejiendo encuentros y recuerdos a lo largo de los años. Entre esos lugares perdidos Casa Pascualillo merece una despedida especial.