La provincia es un invento de relativa proximidad, ideada por el neocentralista -otros, sin embargo, lo califican de prefederalista- Javier de Burgos, con fines estrictamente de organización burocrática. Aunque de naturaleza ficticia, artificial y ahistórica, la provincia ha calado hondo en la conciencia localista de todos los españoles. Ortega y Gasset dirá que “España es pura provincia” en alusión no sólo al arraigo del sentimiento regional, sino también a esa pugna peyorativa entre el casticismo centralista de Madrid y la periferia “provinciana”.