Zaragoza, en la titubeante primavera (lluviosa, cálida, gélida, ventosa), ofrece en los ya diurnos atardeceres, en las mañanas de sábados y domingos, oportunidad de pasear por el centro y contemplar muy buenas exposiciones de arte.
Zaragoza, en la titubeante primavera (lluviosa, cálida, gélida, ventosa), ofrece en los ya diurnos atardeceres, en las mañanas de sábados y domingos, oportunidad de pasear por el centro y contemplar muy buenas exposiciones de arte.