A pesar de que la Década Ominosa (1823-1833) ha pasado a la Historia con tinta negra tenemos que ser conscientes de que se plantearon algunas reformas que tendrían mucho futuro y que, por otro lado, determinaron el divorcio entre un absolutismo moderado y reformista y el más reaccionario, germen del futuro carlismo. Sobre estas cuestiones trata el presente artículo.