• 26/12/2015

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    Afortunadamente, hablar hoy de Donatie Alphonse Francois de Sade, más conocido como el marqués de Sade, ya no supone especular sobre un término artificial como es el “sadismo”, sino abordar directamente sobre su filosofía. El sadismo, hoy en día, remite a una sensibilidad capad de definir por sí sola toda una corriente de pensamiento. Esto no significa que pretendamos librar la obra del marqués en toda su profundidad, de reducir todo a la abstracción del signo, a la subjetividad y la psicología. Es verdad que en la época de Sade, sumergido aún en los valores del Antiguo Régimen, la apatía es el desprecio hacia los valores humanos condensados en los evangelios, pero eso no significa que el autor nos los aborde con pasión, la cual junto con el deseo conforman emociones bien humanas y constituyen a su vez temas constantes en sus libros. En el fondo para Sade reproducción y placer sexual son naturalmente sinónimos, y es justamente en ese asunto donde se cruzan de manera constante los dos ámbitos en los que se desarrolla su literatura: lo natural y lo artificial producido por la naturaleza humana, ya sea consciente o inconsciente.