Con muy poca distancia han tenido lugar en Zaragoza tres actos que constituyen en cierto modo homenajes a tres aragoneses importantes. Se trata del novelista Gabriel García-Badell, el historiador Guillermo Redondo Veintemillas y el político Hipólito Gómez de las Roces. Quiero testimoniarlos, porque los dos fallecidos fueron buenos amigos y el que felizmente aún vive, también lo es. Y, sobre todo, porque merecen ese y otros homenajes, en una tierra no demasiado pródiga en ellos, ni siquiera cuando los méritos son extraordinarios.