Laura Vicente es especialista en anarquismo e historia de la mujer. Nos explica cómo a principios de la década de 1920, el espacio de la izquierda en Europa y Estados Unidos apoyaba la revolución rusa. No obstante, Emma Goldman decidió no callar y denunciar el totalitarismo y la burocratización que se había producido con Lenin al frente del Partido Bolchevique. Fue la rebelión de Kronstadt (marzo de 1921) la que aceleró su marcha de Rusia y la idea de denunciar lo que ocurría en el proceso revolucionario.