“Tal vez no llegues a alcanzar tu meta, pero aún así corre la carrera. Invierte tus fuerzas en tal alta empresa. Sigue luchando con tu último aliento”. Estos versos de La cena del Miércoles de Ceniza (1584), de Giordano Bruno, podrían resumir de manera sistemática, el argumento de Berlín Vintage, de Óscar M. Prieto (Benavides de Órbigo, León, 1973). Decía Ortega y Gasset: “sorprenderse, es la delicia velada al futbolista”. Y eso es lo que realiza Aldous, el protagonista de esta historia, pues la búsqueda, quizás obsesiva, de la obra de Caravaggio por medio mundo, es más bien una excusa. Así lo afirma, el portagonista, en la propia narración: “Pero más aún sobre la fe en el hombre, sobre la pérdida de la fe en el hombre, sobre lo que la vida tiene de milagro. Ya tendría tiempo de volver sobre eso, de recapacitar sobre lo que significa la búsqueda y el hallazgo, de la disposición de ánimo de quien busca y de quién halla y de cómo indefectiblemente se transforma”.